Gasto en salud: tema básico electoral en el 2012.

Para Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto y Josefina Vásquez Mota, muchos y muy variados son los temas que ya deben estar insertos en su agenda como candidatos a la presidencia de la República y que conforme se vaya desarrollando la campaña de cada uno, recibirán su respectivo tratamiento de acuerdo a la dimensión o impacto que deseen darle sus respectivos equipos de trabajo, independientemente del tiempo que le dediquen a sus adversarios para descalificarlos e influir con ello en las encuestas. Particularmente me interesa destacar el tema de la salud y más específicamente lo que se refiere al gasto en este rubro. Al respecto, es importante señalar que de acuerdo a la OMS, el gasto total en salud, que representa el porcentaje del producto interno bruto (PIB), es el resultado de sumar el gasto público y privado en salud. En nuestros días se destina más dinero que nunca a mejorar la salud de la población más pobre, en parte porque la comunidad internacional se comprometió a cumplir ocho objetivos de Desarrollo del Milenio, y por el temor bien fundado de que brotes aislados de alguna enfermedad produzcan una grave y extensa pandemia como uno de los efectos de la globalización. A pesar de lo anterior, la salud mundial aún está muy lejos de ser lo deseable, pues a manera de ejemplo, de 1985 a la fecha, la esperanza de vida en varios países del continente africano ha descendido una a dos décadas, sobretodo debido a la pandemia del VIH causante de millones de muertes por el SIDA. Otro ejemplo es la mortalidad por Tuberculosis, una enfermedad prevenible y curable, pues diariamente mueren por ella cinco mil personas en el mundo. Más claramente, los países en desarrollo arrastran el 90% de la carga de la morbilidad mundial, pues únicamente representan el 12% del gasto total en salud. Resulta obvio que la desigualdad de ingresos en el mundo se correlaciona con el gasto en salud. Lo lógico es que a medida que aumentan su riqueza los países gasten más en servicios de salud pública y seguridad social. Pero para los países con mayor nivel de desarrollo el gasto en salud no sólo es una cuestión económica sino también una política pública de la más alta prioridad. Los países de alto ingreso gastan en promedio el 10.7% de su PIB en salud, los de ingreso medio alto el 6.4%, los de ingreso medio bajo el 5.6% y los de bajo ingreso el 4.6%. Si comparamos el PIB por habitante entre estos cuatro grupos observamos que las diferencias entre el primero y los demás es terriblemente abismal, pues los países que concentran el avance científico, la tecnología, la industria y el excedente económico, destinan per cápita en salud al año 3 mil 500 dólares; en cambio los países de ingreso medio alto, de ingreso medio bajo y bajo, tan sólo disponen de 350, 100 y 25 dólares por habitante al año, respectivamente. En el 2009, último año del que se dispone de información, a nivel mundial los países que ocuparon los diez primeros lugares según el porcentaje del PIB para gasto en salud fueron: 1º. Islas Marshall (16.5%); 2º. Estados Unidos de Norteamérica (16.2%); 3º. Liberia (13.2%); 4º. Burundi (13.1%); 5º. Bélgica (11.8%); 6º. Francia (11.7%); 7º. Portugal (11.3%); 8º. Dinamarca (11.2%); 9º. Canadá (10.9%) y 10º. Los Países Bajos (10.8%). En América Latina Cuba ocupa el 1er. lugar al destinar el 11.8% de su PIB a salud. Los siguientes países completan el cuadro de los diez primeros lugares: 2º. Costa Rica (10.5%); 3º. Nicaragua (9.5%); 4º. Brasil (9.0%); 5º. Panamá (8.3%); 6º. Chile (8.2%); 7º. Guyana (8.1%); 8º. Surinam (7.6%); 9º. Granada (7.4%) y Bahamas (7.2%). Paradójicamente, México, que integra el Grupo de los 20 países con mayor desarrollo en el mundo y que por ello forma parte de la OCDE, ocupa el sitio No. 12, con su 6.5% del PIB en gasto en salud. ¡Está mejor Guatemala, que con su 7.1% ocupa el lugar anterior! El gasto en materia de salud debe ser suficiente, eficiente y equitativo. Incrementar significativamente la cifra actual en los próximos seis años, debiera ser el reto para los presidenciables. ¿Cuál de ellos hará público su interés en ello? Lo veremos en los debates.