2014: Incertidumbre y Esperanza.
Estamos a menos de 100 horas de concluir el año 2013. No pocos anhelan que ya termine por considerarlo como un año difícil, sea por haber perdido el empleo, deterioro de la salud individual o de algún miembro de la familia, haberse mantenido en medio de una terrible crisis económica, haber sufrido el drama de la separación o el divorcio, haber perdido a uno o más seres queridos, haber quedado con algún tipo de discapacidad, en fin por cualquier situación que en algún momento de los 365 días transcurridos haya sido causa de estados de ánimo que, mantenidos por un tiempo prolongado pueden llevar a la depresión. Sin embargo, también podemos encontrar a quienes la vida les ha sonreído y los ha tratado de maravilla en este 2013, por que se han mantenido saludables, por poseer un empleo o han sido objeto de una mejor remuneración, y llegaron al final del año con cierta solvencia económica. Los hay que adquirieron una casa habitación o un automóvil del año, y los que una o más veces gozaron de merecidas vacaciones.
Por otro lado, en este bloque de personas afortunadas podemos situar a quienes les llegó la llama del amor por primera vez, a los que se dieron el sí y unieron sus vidas, aunque no sea para siempre, los que se convirtieron en padres de familia o recibieron ilusionados un nuevo hijo, los que se graduaron de una licenciatura, maestría o doctorado o terminaron felizmente un diplomado; los que en ese mismo sentido fueron testigos de la culminación de estudios de alguno de sus hijos, y qué decir de los que fueron promovidos a un puesto de mayor relevancia. Por supuesto que entre los privilegiados del 2013 están aquellos que se estrenaron como integrantes de alguno de los tres poderes de la Unión a nivel federal, estatal y municipal, y, claro está, los que se vieron beneficiados de manera indirecta por tal acontecimiento político.
Vivimos en un mundo de contrastes, saberlo no es nada nuevo, siempre ha sido así desde los inicios de la humanidad, pero es bueno recordarlo para poder situarnos en la exacta dimensión de la vida, en nuestro carácter de actores que nos movemos en distintos ambientes sociales. ¿Qué nos espera para el inminente Año Nuevo? Si hablamos del país en general, un halo de incertidumbre se vislumbra en el horizonte con respecto de aquellos temas que a todos nos preocupan: la galopante inseguridad, la corrupción y la impunidad, el desempleo, el destino de las reformas emprendidas por el gobierno federal, nuestra deteriorada economía familiar, el incremento del secuestro, de la extorsión, de la trata de blancas, las expresiones sociales que francamente han rebasado los límites de la tolerancia y que cada vez más irritan al pueblo por la afectación de terceros, con tanta marcha, plantón, bloqueos de importantes vías de comunicación, toma de instalaciones gubernamentales y privadas, actos incipientes de sabotaje y de terrorismo, destrozo y pintarrajeo de bienes inmuebles e instalaciones públicas y privadas, en concreto, el caos en la vida social. Todo lo anterior irremisiblemente tiene efectos indirectos en la salud de la sociedad, pero hay otros problemas de orden general cuyos efectos sí son directos. Así, la incertidumbre es si mantendremos el primer lugar mundial en materia de sobrepeso y obesidad en el adulto y en la niñez, así como del embarazo en nuestras adolescentes, si continuaremos ocupando uno de los últimos lugares en educación escolar, si no logramos abatir el tabaquismo, alcoholismo y las adicciones a cifras razonables, si mantenemos la tendencia creciente de enfermos de diabetes, hipertensión, infarto al miocardio, cáncer cérvico uterino y mamario, homicidios, suicidios y accidentes de tránsito y si no nos alejamos del espectro de la pobreza y del hambre, etc. Nuestra esperanza es que todo lo negativo se revierta, algo así como esperar un mundo nuevo. Lamentablemente hoy es Día de los Inocentes y por ello, suponer que esto último suceda es francamente utópico, es estar fuera de la realidad. A pesar de todo, hoy démonos un fuerte abrazo y digámonos las frases más apropiadas para desearnos un año nuevo pleno de salud y bienestar.
Por otro lado, en este bloque de personas afortunadas podemos situar a quienes les llegó la llama del amor por primera vez, a los que se dieron el sí y unieron sus vidas, aunque no sea para siempre, los que se convirtieron en padres de familia o recibieron ilusionados un nuevo hijo, los que se graduaron de una licenciatura, maestría o doctorado o terminaron felizmente un diplomado; los que en ese mismo sentido fueron testigos de la culminación de estudios de alguno de sus hijos, y qué decir de los que fueron promovidos a un puesto de mayor relevancia. Por supuesto que entre los privilegiados del 2013 están aquellos que se estrenaron como integrantes de alguno de los tres poderes de la Unión a nivel federal, estatal y municipal, y, claro está, los que se vieron beneficiados de manera indirecta por tal acontecimiento político.
Vivimos en un mundo de contrastes, saberlo no es nada nuevo, siempre ha sido así desde los inicios de la humanidad, pero es bueno recordarlo para poder situarnos en la exacta dimensión de la vida, en nuestro carácter de actores que nos movemos en distintos ambientes sociales. ¿Qué nos espera para el inminente Año Nuevo? Si hablamos del país en general, un halo de incertidumbre se vislumbra en el horizonte con respecto de aquellos temas que a todos nos preocupan: la galopante inseguridad, la corrupción y la impunidad, el desempleo, el destino de las reformas emprendidas por el gobierno federal, nuestra deteriorada economía familiar, el incremento del secuestro, de la extorsión, de la trata de blancas, las expresiones sociales que francamente han rebasado los límites de la tolerancia y que cada vez más irritan al pueblo por la afectación de terceros, con tanta marcha, plantón, bloqueos de importantes vías de comunicación, toma de instalaciones gubernamentales y privadas, actos incipientes de sabotaje y de terrorismo, destrozo y pintarrajeo de bienes inmuebles e instalaciones públicas y privadas, en concreto, el caos en la vida social. Todo lo anterior irremisiblemente tiene efectos indirectos en la salud de la sociedad, pero hay otros problemas de orden general cuyos efectos sí son directos. Así, la incertidumbre es si mantendremos el primer lugar mundial en materia de sobrepeso y obesidad en el adulto y en la niñez, así como del embarazo en nuestras adolescentes, si continuaremos ocupando uno de los últimos lugares en educación escolar, si no logramos abatir el tabaquismo, alcoholismo y las adicciones a cifras razonables, si mantenemos la tendencia creciente de enfermos de diabetes, hipertensión, infarto al miocardio, cáncer cérvico uterino y mamario, homicidios, suicidios y accidentes de tránsito y si no nos alejamos del espectro de la pobreza y del hambre, etc. Nuestra esperanza es que todo lo negativo se revierta, algo así como esperar un mundo nuevo. Lamentablemente hoy es Día de los Inocentes y por ello, suponer que esto último suceda es francamente utópico, es estar fuera de la realidad. A pesar de todo, hoy démonos un fuerte abrazo y digámonos las frases más apropiadas para desearnos un año nuevo pleno de salud y bienestar.
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