¡Es hora de trabajar!

Uno de los últimos actos de campaña del Lic. Javier Villacaña Jiménez ocurrió una tarde-noche de la última semana de junio del 2013, y fue sede del mismo una casa de la calle de Azucenas en la Colonia Reforma; tal vez la calle con mayor deterioro de su pavimento de todas las que conforman esa arteria urbana y cuyo estado actual nos recuerda a los que ahí vivimos, que algún día, antes de 1987, esa y todas las que conforman el sector IX, eran caminos de terracería. Orgullosos nos sentimos y presumimos por más de 15 años la magnífica carpeta asfáltica cuya constructora aplicó a conciencia. Cuando concluyeron los trabajos a mediados de aquel año, las autoridades municipales nos informaron que aquellos tenían una garantía de 10 años, obra que no fue gratuita, puesto que los cerca de 200 propietarios de predios que nos habíamos unido en un comité pro pavimentación y embanquetado, aportamos prácticamente el 50% del costo total, que incluyó el cordón cuneta y cada propietario se encargó de financiar su propia banqueta.

En la última década nuestras calles perdieron de manera paulatina su magnificencia; año tras año, como efecto del temporal de lluvias, aparecieron los cada vez más extensos y profundos baches, y en cada nuevo ciclo pluvial tuvimos que recurrir a la autoridad en turno para solicitarle la intervención de las brigadas de bacheo, aunque de antemano adivináramos que el asfalto empleado sería de muy mala calidad y por lo tanto poco duradero. Así llegamos al 2013, pero en peores condiciones que nunca; volvimos a pedir el habitual apoyo, pero ahora fue necesario incrementar la insistencia hasta que se nos dio el clásico “avionazo”, medio tapando, casi con tierra, los terribles hoyancos, retirándose los trabajadores a menos de la mitad de lo solicitado. Es así como observó nuestra calle el Lic. Javier Villacaña a su arribo, en aquel último acto, previo al día en que la ciudadanía lo eligió como el próximo Presidente Municipal de la capital del Estado.

Es cierto, la nuestra no es la única calle de la ciudad que se encuentra en tan pésimas condiciones; también los vecinos estamos conscientes de que el problema es mayúsculo si se toma en consideración que existen más de 200 colonias y fraccionamientos en el territorio municipal, la mayoría con este problema urbano. Obvio que conocemos de asentamientos humanos que carecen de toda clase de servicios públicos y que uno de ellos es precisamente la pavimentación de sus calles. Sabemos que es imposible que el presupuesto anual de nuestro municipio pueda solucionar todas las necesidades habidas y por haber de la ciudadanía. Además, cada nueva gestión de gobierno estructura un plan de trabajo general para el trienio que le corresponde; es de esperarse que en un momento dado se detallan las obras que se van a ejecutar en cada periodo anual y que en ese programa se especifican con la mayor precisión posible cada una de ellas, pero creemos que en materia de pavimentación y bacheo tiene que establecerse un programa de conservación y mantenimiento, preventivo y correctivo.

Por otra parte, es terrible que al paso de nuestros vehículos de repente aparezca un tremendo bache en una determinada vialidad y pasen los días sin que ninguna brigada de supervisión municipal tome nota de ello y actúe en consecuencia a la brevedad. Es hasta que el problema se acentúa o hasta que se aplica una campaña “tapa hoyos” cuando se le da una solución; para entonces ya ocurrieron múltiples accidentes de tránsito y un buen número de vehículos resultaron con daños en sus neumáticos, suspensiones, amortiguadores y otro tipo de piezas vitales para su funcionamiento, lo que genera un gasto innecesario, erogándose recursos no etiquetados para tal fin, además de pérdida de tiempo, irritación, malestar, impotencia y estrés por los estropicios, e insultos mentales a la autoridad que le compete evitarlos.

Hace cuatro días comenzó una nueva administración municipal; por supuesto que le damos la más cordial de las bienvenidas y le deseamos toda clase de éxitos, pero vueltos a la realidad después de tanta fiesta de fin de año, en palabras del propio Lic. Villacaña: ¡Es hora de trabajar!

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