Mente sana en cuerpo sano
El título del presente artículo tiene su origen en la cita latina contenida en las “Sátiras” de Décimo Junio Juvenal, poeta latino nacido en Roma y que vivió entre los siglos I y II d.C. A él se deben las expresiones: “Pan y circo”, “Rara avis”, “Quién vigilará a los propios vigilantes” y la que nos ocupa. Parte de la cita completa, de la X de 17 Sátiras, expresa en latín… “Orandum est ut sit mens sana in corpore sano”, que quiere decir: … “Se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano”, siendo su sentido original orar para disponer de un espíritu equilibrado en un cuerpo equilibrado. Actualmente ese sentido, ciertamente válido por su connotación religiosa relativa a la fe, debe tomar en consideración otros factores para que el cuerpo humano se moldee hacia la perfección, siempre y cuando el individuo disponga de una mente saludable, para que juntos alcancen su plenitud y su vigor durante el crecimiento y desarrollo; la práctica de uno o más deportes durante ese periodo inicial de la vida es de vital relevancia para tal fin, pero no debe quedar ahí, ha de constituirse en el cimiento que permita continuar cultivando mente y cuerpo durante toda la existencia.
De ahí que la celebración de la Olimpiada Nacional y Juvenil en su edición 2017, celebrada en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, ha sido un extraordinario marco para la participación y sana competencia de los más de 20 mil jovencitos, hombres y mujeres, practicantes de 42 disciplinas deportivas y provenientes de las 32 entidades federativas de nuestro país, a las que se sumaron los de la UNAM, el INP y el IME. Los seleccionados de cada entidad participaron en su respectiva disciplina a partir del 16 de mayo, disputándose un total de 3,133 medallas (973 de oro, 963 de plata y 1,197 de bronce); y los deportes de los que mayor número de metales recibieron los deportistas fueron: Tae Kwon Do, con 360, levantamiento de pesas 288, natación 240, luchas asociadas 226, atletismo 211, tiro con arco 132, tiro 117, clavados 114, ciclismo 111 y karate 100.
Si bien es cierto que en esta ocasión los seleccionados de nuestro Estado no alcanzaron el número de medallas obtenidas el año pasado, sin embargo las 42 que se lograron (12 de oro, 13 de plata y 17 de bronce), permitieron situar a Oaxaca en el 19 lugar del medallero final, por arriba de los Estados de Puebla, Chiapas, Morelos, Durango, Michoacán, Chihuahua, Hidalgo, Nayarit, Tlaxcala, Tabasco, Zacatecas, Colima y Guerrero, además de la UNAM, IPN y el IME. Hay que aceptar que una gran distancia nos separa de los gigantes de nuestro país en este tipo de competencias; una mirada al medallero nos presenta a las siguientes entidades federativas como las líderes a seguir y alcanzar: Jalisco, Nuevo León, Baja California, Estado de México y Ciudad de México, con 532, 431, 312, 161 y 169 medallas, respectivamente. En el caso de Oaxaca, de acuerdo al sexo, 15 de las medallas fueron obtenidas por el sexo femenino, 19 por el sexo masculino y las restantes 8, las lograron conjuntos mixtos.
Es obvio que hay un camino de trabajo y de esfuerzo a seguir en el corto, mediano y largo plazo, pero el éxito depende, no sólo de la selección de los jóvenes de cada disciplina; implica, entre otras necesidades, que el gobierno estatal destine un presupuesto significativo para impulsar la práctica deportiva, para lo cual este renglón debe estar incluido en su Plan Estatal de Desarrollo. Los recursos tienen que destinarse a la construcción, equipamiento, conservación y mantenimiento de más espacios para ese fin, en las 8 regiones del Estado, además de la aplicación de un programa de rehabilitación, remodelación, ampliación, en su caso, y reequipamiento de los existentes. Así mismo, deben incluirse en la nómina los recursos humanos que administren y conserven los parques deportivos, pero es imprescindible la contratación de entrenadores con capacidad, conocimientos y experiencia en cada disciplina deportiva. Becar a los atletas de alto rendimiento y de mayores logros es un estímulo muy lógico a tomar en cuenta. Sugiero que el gobernador reciba, felicite y entregue un reconocimiento, por lo menos, al contingente que logró una presea.
De ahí que la celebración de la Olimpiada Nacional y Juvenil en su edición 2017, celebrada en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, ha sido un extraordinario marco para la participación y sana competencia de los más de 20 mil jovencitos, hombres y mujeres, practicantes de 42 disciplinas deportivas y provenientes de las 32 entidades federativas de nuestro país, a las que se sumaron los de la UNAM, el INP y el IME. Los seleccionados de cada entidad participaron en su respectiva disciplina a partir del 16 de mayo, disputándose un total de 3,133 medallas (973 de oro, 963 de plata y 1,197 de bronce); y los deportes de los que mayor número de metales recibieron los deportistas fueron: Tae Kwon Do, con 360, levantamiento de pesas 288, natación 240, luchas asociadas 226, atletismo 211, tiro con arco 132, tiro 117, clavados 114, ciclismo 111 y karate 100.
Si bien es cierto que en esta ocasión los seleccionados de nuestro Estado no alcanzaron el número de medallas obtenidas el año pasado, sin embargo las 42 que se lograron (12 de oro, 13 de plata y 17 de bronce), permitieron situar a Oaxaca en el 19 lugar del medallero final, por arriba de los Estados de Puebla, Chiapas, Morelos, Durango, Michoacán, Chihuahua, Hidalgo, Nayarit, Tlaxcala, Tabasco, Zacatecas, Colima y Guerrero, además de la UNAM, IPN y el IME. Hay que aceptar que una gran distancia nos separa de los gigantes de nuestro país en este tipo de competencias; una mirada al medallero nos presenta a las siguientes entidades federativas como las líderes a seguir y alcanzar: Jalisco, Nuevo León, Baja California, Estado de México y Ciudad de México, con 532, 431, 312, 161 y 169 medallas, respectivamente. En el caso de Oaxaca, de acuerdo al sexo, 15 de las medallas fueron obtenidas por el sexo femenino, 19 por el sexo masculino y las restantes 8, las lograron conjuntos mixtos.
Es obvio que hay un camino de trabajo y de esfuerzo a seguir en el corto, mediano y largo plazo, pero el éxito depende, no sólo de la selección de los jóvenes de cada disciplina; implica, entre otras necesidades, que el gobierno estatal destine un presupuesto significativo para impulsar la práctica deportiva, para lo cual este renglón debe estar incluido en su Plan Estatal de Desarrollo. Los recursos tienen que destinarse a la construcción, equipamiento, conservación y mantenimiento de más espacios para ese fin, en las 8 regiones del Estado, además de la aplicación de un programa de rehabilitación, remodelación, ampliación, en su caso, y reequipamiento de los existentes. Así mismo, deben incluirse en la nómina los recursos humanos que administren y conserven los parques deportivos, pero es imprescindible la contratación de entrenadores con capacidad, conocimientos y experiencia en cada disciplina deportiva. Becar a los atletas de alto rendimiento y de mayores logros es un estímulo muy lógico a tomar en cuenta. Sugiero que el gobernador reciba, felicite y entregue un reconocimiento, por lo menos, al contingente que logró una presea.
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