Cambio climático e Infecciones Intestinales Agudas
Las elevadas temperaturas que padecemos en casi todo el país, rompiéndose los récords establecidos, incluso en la Ciudad de México, han originado el incremento de las personas afectadas por el llamado “golpe de calor”, patología que ha provocado hasta la muerte por sus letales efectos como consecuencia de la deshidratación corporal. Es preocupante que las familias que habitan en las regiones de la República afectadas por las fallas en el suministro de energía eléctrica han tenido que deshacerse de los alimentos que se han descompuesto al detenerse por mucho tiempo el funcionamiento de sus refrigeradores. Pero peor aún resulta cuando se han atrevido a consumirlos pues han sido víctimas de cuadros diarreicos agudos. El problema de este tipo de infecciones de por sí se incrementa en los meses comprendidos entre las estaciones de primavera y verano, por ello no es inusual que las compañías farmacéuticas difundan en esta época sus productos para enfrentar la diarrea, en los medios masivos de comunicación. Y es que están dadas las condiciones para que aumenten los casos y muertes por esta patología, la que se produce por la descomposición de los alimentos y por deficiencias en las prácticas de higiene por todos los que intervienen en la cadena que lleva hasta el consumo final de los mismos. No solo debemos culpar a los que los preparan y expenden en la informalidad, pues es un hecho que hasta en las cocinas de los restaurantes de mayor prestigio y reconocimiento social, alguno de sus empleados puede contaminar los alimentos al descuidar su higiene personal, al llevar en sus manos los microorganismos causantes de la enfermedad. ¿Quién de los amables lectores que leen estas líneas no ha padecido de una tremenda diarrea a pesar de haber consumido sus alimentos en un hotel de cinco o más estrellas?
Uno de los problemas para conocer con precisión el número de casos de infección intestinal aguda que realmente ocurren en un país como el nuestro es la automedicación, por ello los datos que nos ofrecen las autoridades sanitarias no son del todo creíbles; de alguna manera nos dan una idea de lo que ocurre en un determinado periodo de tiempo, digamos entre una semana epidemiológica y otra, en el transcurso de un año o en períodos de mayor duración. Por lo pronto la OMS dio a conocer un informe con los datos más recientes a su alcance, entre los que destacan los que se refieren al grupo de edad más afectado, los menores de cinco años de edad, que son los que más fallecen en el mundo, contabilizándose más de 440 mil muertes y alrededor de 1,700 millones de casos al año en el mundo, con datos del 2022. En lo que corresponde a nuestro país, Statista señala que en dicho año el grupo de edad con mayor número de casos por esta patología fue el de los 25 a los 44 años de edad con 752, 770, siguiéndole, en orden decreciente el de uno a cuatro años con 431,030, luego el de cinco a nueve años con 325,940, enseguida el de 20 a 24 años con 289,491 y finalmente el de 50 a 59 años con 282,950. Según datos de la SSA en el 2023 se tiene el registro de 4¨066,920 casos y con información del INEGI que data del 2019, 596 niños menores de cinco años fallecieron por la mencionada etiología.Si nos referimos a los microorganismos causantes de las diarreas la OMS nos brinda en su informe (7 de marzo de 2024) lo que textualmente señalo a continuación: “la diarrea es un síntoma de infecciones ocasionadas por muy diversos organismos bacterianos, víricos y parásitos, la mayoría de los cuales se transmiten a través de aguas contaminadas por heces. La infección es más común cuando hay escasez de higiene y servicios de saneamiento adecuados, y de agua potable para beber, cocinar y lavar. Entre los niños menores de 5 años, los agentes patógenos virales más comunes son los rotavirus, norovirus, adenovirus y astrovirus. Entre los patógenos bacterianos figuran Escherichia coli, Salmonella spp., Shigella spp. y Campylobacter spp., y entre los patógenos parásitos Cryptosporidium, Giardia y Entamoeba spp.”. Esta información nos da las pautas a seguir para prevenir, en lo posible, esta frecuente patología: mantenimiento de las buenas prácticas de higiene como el lavado de manos.
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