La salud todos la desean pero no todos la cuidan

 A propósito de la celebración del Día Mundial de la Salud 2025 con el lema: “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, que se refiere a que la salud de las madres y de los recién nacidos está en la base de familias y comunidades saludables, pues contribuye a garantizar futuros esperanzadores para todos, quise relatarles lo que viví una mañana del frío mes de febrero de 1976, más de 100 prospectos de diversas maestrías esperábamos en las cómodas butacas del auditorio de la entonces Escuela de Salud Pública de México, la presencia del profesor de Sociología Mtro. Ricardo Loewe; nos encontrábamos profesionales de la salud de México y de varios países de Latinoamérica y empezó su intervención preguntando si alguno podría ofrecer una definición de salud sin referirse a la pronunciada por la Organización Mundial de la Salud, viéndose luego varias manos levantadas; las participaciones fueron muy variadas, algunas muy cortas y otras un poco extensas que el profesor tuvo la paciencia de escuchar. Después del rompecabezas conceptual el grupo terminó armando su propia definición, lo cual nos demostró lo complejo que es armar una definición que tenga carácter universal como el de la OMS. Efectivamente, esta última define la salud como “Un estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades”. Y si fue un poco difícil ponernos de acuerdo a los médicos ya titulados acerca del tema, que sería para los simples mortales. Fin del relato.

Ya en la actualidad, en los discursos y mensajes improvisados o impresos de los futuros servidores públicos en sus campañas proselitistas para ocupar un cargo en una administración de gobierno, la palabra salud no escapa de su léxico y llega a utilizarse de tal manera que lo dicho cause impacto en una población que anhela una y otra vez el goce de una atención a la que tiene derecho según la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, a la hora de la realidad, alcanzado el poder lo expresado pasa a ser objeto del archivo mental del que fue aspirante a un cargo de elección popular. Eso sucede en nuestro país hasta la fecha. Al final de cuentas no es un tema de interés ni de preocupación como lo demuestra el bajo porcentaje del PIB nacional que se le otorga al ramo de la salud, situándose muy lejos de los países desarrollados del mundo, los que le apuestan a un mayor desarrollo y prosperidad de sus habitantes, con base a un modelo de sistema nacional de salud de calidad. Por esa razón nuestra infraestructura es deficiente, en gran parte obsoleta, requiere a gritos un amplio programa de construcción, rehabilitación, ampliación, conservación y mantenimiento, además de suficiencia de recursos humanos, materiales y presupuestales. En ese sentido vivimos a base de ocurrencias, simulación, despilfarro, corrupción, impunidad y de perversas mentiras. Así no es posible aspirar a que dispongamos de un sistema de salud universal de calidad.

Por otra parte ante la ausencia de un amplio y permanente programa de educación, fomento y prevención, la población se conduce sin adoptar un modelo individual de autocuidado de su salud; somos muy dados a desearle salud a todo el mundo, sobre todo cada fin de año e inicio del siguiente, pero lo único efectivo es decir salud a grito abierto con una copa de bebidas alcohólicas en esas fechas, y luego en el transcurso de todo el año. No es difícil escuchar a quienes padecen de sobrepeso y obesidad desear salud con un cigarrillo en una mano y un vaso de licor o una cerveza en la otra, aun a sabiendas de que son diabéticos e hipertensos.

La salud es el mejor bien que podemos tener y disfrutar, nuestro mayor tesoro; nadie valora su importancia hasta que la pierde y no pocas veces ya es demasiado tarde para repararla y volver a gozar de ella. Pero el beneficio debe ser colectivo no solo individual y eso lo tienen que entender quienes ocupan cargos de decisión desde el más elevado nivel de la gobernanza. Es muy lamentable que se le engañe al pueblo con mentiras tales como el hecho de que México ya supera a los países que se encuentran en la cúspide del desarrollo social y económico cuando es todo lo contrario.

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