Una más de charlatanes.


Dos de mis amables lectores me insistieron en que la charlatanería no es privativa de los que dicen practicar la brujería, chamanismo, sanación, santería, o son maestros(as) de los amarres blancos y negros, etc.; de ahí que decidí hacerles caso para retomar el tema y darle una repasadita a los “otros”.
Bueno, también tenemos a los que hacen realidad las fantasías sexuales de los excitados demandantes de tales servicios; así pululan los que afirman que con un producto que se aplica directamente en la piel del pene sus efectos son tales, que durante la relación sexual volverá loca no a una sino a todas las que se dejen, las cuales admirarán al galán que lo usa y quien puede decidir cuándo eyacular, además de ver a sus parejas disfrutar de múltiples orgasmos. Por supuesto que el producto de marras es infalible y garantizado.

Hay otros que están destinados al crecimiento, grosor o potencia del miembro viril; al usarse, de inmediato ocurre el milagro, pues aquel adquiere una dureza y firmeza nunca antes sentida y de manera asombrosa cura la eyaculación prematura ¡de por vida!. En ese mismo tenor existen fragancias sexuales que son “increíbles” porque hacen realidad cada uno de los romances imposibles, para ello es imprescindible aplicarlas en las mejillas, cuello u oídos de la mujer soñada. Pero si esto es para los varones, a las damas se les ofrece “agrandar el busto en varias tallas”, sin cirugía y sin efectos secundarios.

De los anuncios más socorridos están los que tienen que ver con la interrupción del embarazo; algunos son tan cínicos que ofrecen hasta un 50% de descuento; supuestamente tratan de enmascarar el objetivo fundamental de su mercadotecnia al ofrecer la “solución a los problemas de la mujer”, pero hasta una persona que solo sabe leer y escribir entiende de que se trata. Otros van directamente al grano con anuncios como el siguiente “¿Problemas por un embarazo inesperado? Tenemos la solución” y agregan: ¡Llama ya!, absoluta discreción, a determinado número lada, pues el servicio que se brinda es para toda la República. Los anunciantes hacen gala de confidencialidad y de que son especialistas en atención femenina; algunos más afirman que la interrupción que practican es legal. Estos actos supuestamente son practicados por médicos en clínicas y sanatorios privados, que proporcionan servicios en paquete y emplean los instrumentos y equipos “más sofisticados”.

Y si de la salud se trata hay quienes se atreven a atender enfermos crónicos, con la garantía de que con un solo tratamiento con “medicina natural” es posible recuperar la salud. Es nada más y nada menos que el “naturismo hipocrático”. Para ello hay que consultar a un profesor en “naturopatía”, el que se regodea al señalar que es autor de un libro sobre la materia, cuenta con cientos de testimonios y hasta se le puede consultar a su página de internet.
El cáncer está considerado como una enfermedad crónica y degenerativa, aunque algunas neoplasias son de efectos casi fulminantes. Ciertos tipos de cáncer si se detectan en sus primeros estadios son curables; así sucede con alguna variedad de leucemia, el cáncer cérvico uterino, el de próstata y también el mamario, uno que otro de piel, etc., sin embargo, en la mayoría de las personas que sufren de una invasión cancerígena cuando acceden a los servicios médicos, muy poco se puede hacer por ellas.

Pues resulta que también hay quien afirma, con decenas de “testimonios”, cuyos rostros aparecen en sus anuncios, que con productos enzimáticos  100% naturales, ha logrado la recuperación total de quienes han solicitado sus servicios, los que únicamente deben presentar todos sus estudios clínicos, porque el santo señor no da consultas, no hace auscultaciones y menos aún da el diagnóstico. ¿Cómo la ven? Podría continuar con una larga lista de anunciantes como los que aseguran reducir el sobrepeso y la obesidad, e incluso la diabetes mellitus en un santiamén; o los que mejoran y embellecen las facciones sin cirugía. No cabe duda que unos cuantos viven bien a costa de millones de inocentes. Al respecto, mi suegro subraya que el mundo es de los vivos. Usted que opina.

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