La familia pequeña vive mejor.


¿Se acuerda usted de esta frase publicitaria de los años 70´s? Bueno, por supuesto que la pregunta no es para las nuevas generaciones que ya se vieron inmersas en lo que se dio por llamar revolución demográfica, aunque ésta se inició en México en la primera mitad de la mencionada década.

En la entrevista para conseguir mi primer empleo como profesional de la medicina, (en 1973) el Dr. Armando Galicia Gijón, entonces Jefe del Departamento Técnico de los Servicios Coordinados de Salud Pública en el Estado, me ofreció la dirección de alguno de los centros de salud “B” con hospital “D” de la región mixteca, pero también me comentó de una plaza federal de nueva creación con sede en la capital del Estado. Cuando le pregunté de qué se trataba, tuvo que buscar entre los documentos de su escritorio para darme a conocer el rimbombante cargo: “Coordinador estatal del programa de atención médica materno infantil y planificación familiar”. Lo primero era perfectamente entendible, pero la última parte de la responsabilidad constituía algo totalmente novedoso para mí, sobre todo porque  provenía de una familia numerosa, siendo el mayor de 11 hermanos.

Luego de ofrecerme una breve explicación del significado de tales términos, sin más acepté su propuesta y así me inicié en dicha dependencia. Un mes después asistí, junto con los coordinadores de todas las entidades federativas del país, a un curso formal de inducción al puesto en la ciudad de México, organizado por la Dirección General en la materia, de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia.

Ahí nos dieron los pormenores de una política nacional que en el fondo tenía el objetivo de controlar la natalidad, la que si bien es cierto que había descendido de manera natural de 50.8 nacimientos por cada mil habitantes en 1930 a 44.0 en 1970, sin embargo, de continuar dicha tendencia en el largo plazo, representaría un gravísimo problema para la nación, de acuerdo a las estimaciones de la tasa de crecimiento poblacional que desde entonces ya se hacían para el año 2000.

Entre otros datos, nos informaron acerca de las tasas globales de fecundidad (número de hijos tenidos por mujer durante su periodo reproductivo, es decir, el número promedio de hijos que tendría una mujer al término de su vida fértil), en una serie de países de los cinco continentes. Por ejemplo, en Italia, Bélgica, Estados Unidos de Norteamérica, Canadá y Francia era menor a 2.0; en Hungría, Yugoeslavia, URSS, Checoeslovaquia, Polonia, España, Uruguay, Argentina y Chile, estaba por debajo de 3.0 y el promedio de todo el mundo 3.7; mientras que en México llegaba a 4.8. Claro que había otras naciones con cifras más elevadas, prácticamente todas las de Centroamérica, la mayoría de Sudamérica y todas las del continente africano.

Ya “sensibilizados”, retornamos a nuestros Estados para constituirnos en los pioneros oficiales del sector público, para dirigir en toda la República las acciones de la planificación familiar, a la que luego se le agregó la frase “paternidad responsable”, comenzando una nueva era en cuanto a la concepción de lo que debería ser una familia. Así, las instituciones de salud y seguridad social ofrecieron la orientación y los métodos anticonceptivos, además del componente básico de la atención materna e infantil. Fueron años, los de 1973 a 1985 tal vez, los que he considerado como la época de oro del programa, por la considerable derrama presupuestal, que permitió disponer de recursos humanos, vehículos y toda clase de suministros, de manera extraordinaria. Coordiné las acciones en Oaxaca de 1973 a 1975 en una primera etapa y luego de 1978 a 1982.

¿Qué ha pasado desde entonces? En 1970 la población de México era de 48 millones de habitantes en números redondos. Próximamente seremos 110 millones, más del doble en 40 años. La fecundidad es ligeramente superior a dos hijos por mujer (en Europa es de 1.3) y la natalidad es de 18.6 hijos por cada 1000 habitantes. A pesar de estas cifras, estoy convencido de que las nuevas familias no deben tener más de dos hijos, y aún así ¿cuál va a ser el futuro de éstos? ¿O  usted qué sugiere?

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