Educación vial a taxistas…y otros.
En el segundo semestre del
2009 fueron colocados varios semáforos en cruceros peligrosos sobre la
carretera federal hacia la región de la costa, a su paso por los municipios de
Ánimas Trujano y San Bartolo Coyotepec. Aunque dicho equipamiento de tránsito
incrementó en algunos minutos el tiempo de traslado en uno y otro sentido, sin
embargo, su colocación ya era una imperiosa necesidad, por el beneficio que
representa para los habitantes de esas localidades.
A pesar de ello se originaron
dos problemas, pues mientras que los conductores con educación vial respetan el
cambio de luces y esperan con o sin paciencia para continuar su marcha, no es así
con los taxistas foráneos, que sin medir las consecuencias de sus actos
prosiguen su recorrido, utilizando, si les es posible, las áreas de
acotamiento, burlándose de esta manera de tales medidas de control. Obviamente no hay ninguna autoridad que vigile
semejante desacato. Puedo afirmar que 9 de cada 10 taxistas hacen caso omiso de
esos semáforos; naturalmente no falta aquel, que sin serlo, asume la misma conducta
reprobable.
El otro problema es inherente
al funcionamiento de los semáforos, pues no están bien sincronizados para
agilizar el importante movimiento de vehículos de motor, sobre todo en “horas
pico”. La lentitud para el cambio de luces conduce a que se observen largas
filas en la vía principal, mientras que en las alternas que cruzan a las anteriores
el movimiento de personas y de vehículos con o sin motor es mucho menor –porque
también pasan carretas remolcadas por yuntas de bueyes, o por asnos y mulas-.
Cualquiera podría decir que
entonces la actitud de los conductores de taxis permite por lo menos mejorar el
flujo de esa carretera, pues de otra manera las filas serían más largas, pero
eso no justifica para nada su conducta sociópata, de total desprecio a las
señales de tránsito y a la vida de quienes se atreven a utilizar ese medio de
transporte.
Luego entonces, lo que se
requiere es que las autoridades de tránsito apliquen un programa permanente de
educación vial a todos los conductores de taxis foráneos que arriban a la
capital del Estado, es decir, no solo a los que me he referido. La otra acción
es que se establezca una efectiva coordinación con el nivel federal para que
las patrullas vigilen con cierta frecuencia nuestras carreteras y apliquen con
rigor y sin abuso, el respectivo reglamento.
Además, es necesario y
conveniente que se verifique el nivel de entrenamiento de los taxistas, la
mayoría jovencitos sin experiencia en el manejo y sí con un elevado grado de
inmadurez, pues aceleran sus unidades a velocidades por arriba de lo permitido,
vehículos que por lo común rebasan también su capacidad de ocupación en cuanto
al número de pasajeros.
Es importante señalar que
este mismo año la afluencia de vehículos por la vía que comento se verá incrementada
por el funcionamiento del Centro de Rehabilitación y Educación Especial y el
Hospital de la Cruz Roja en la zona de hospitales de San Bartolo Coyotepec, y
luego por las oficinas gubernamentales de la llamada Ciudad Judicial, lo que
podría traer como consecuencia un tremendo “cuello de botella” a nivel de los
semáforos antes referidos, si no se toman las medidas correctivas desde ahora.
Por supuesto que lo mejor sería un libramiento que permita evitar el paso por
todos los municipios involucrados, o, en todo caso, pasos a desnivel en los
principales cruceros. En ese sentido, las autoridades estatales seguramente ya
tienen previsto la manera de cómo y cuando lo van a resolver.
Finalmente, es conveniente
que esa vía de tránsito se mantenga limpia y sus camellones deben ser objeto de
un cuidado permanente; esto quiere decir que no se debe esperar a que crezcan
los arbustos hasta dar una mala imagen y se conviertan en un estorbo para los
conductores.
Como puede observarse, lo
dicho no tiene otro objetivo que el de mejorar nuestra vida diaria. Debemos
aspirar y actuar para que nuestras vías de comunicación sean un ejemplo y un
orgullo para los oaxaqueños y una clara demostración a quienes nos visitan, de
que en Oaxaca podemos ser, como otras ciudades del país, limpias y ordenadas.
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