La salud en Oaxaca. Parte I Pasado y Presente.


Entre las necesidades básicas de un conglomerado humano, la salud tiene un carácter prioritario, pues sin salud no hay desarrollo, ni futuro. La salud es el mayor bien de cada individuo, de cada familia, de la sociedad, de una nación. La salud es un tesoro que no tiene precio y es la mejor inversión. Sin salud las ilusiones se desvanecen, se reduce la esperanza de vida y se retrocede social y económicamente.

No podemos ni debemos planificar y enfrentar el futuro si soslayamos el pasado y el presente, de ahí que en este artículo y en el siguiente abordaré, de manera concisa la evolución de la salud en nuestro Estado y qué conviene hacer en el mediano plazo, desde mi muy particular punto de vista.

En Oaxaca, las enfermedades transmisibles ocuparon las primeras causas de la mortalidad general hasta muy avanzado el siglo XX. Con el esfuerzo de cientos de trabajadores, que hoy permanecen en el anonimato, se logró erradicar la fiebre amarilla, el tifo, el mal del pinto, la viruela y la poliomielitis. Tal vez uno de los éxitos más rotundos ha sido el dominio del paludismo, enfermedad de la que se llegó a registrar casi 200 mil casos anuales y  más de 6 mil defunciones en promedio por año.

En 1970 la esperanza de vida al nacer apenas rebasaba los 60 años de edad, ocurrían más de 40 nacimientos por cada mil habitantes, la mortalidad general, la materna, infantil, preescolar y la escolar eran sumamente elevadas; las defunciones de menores de 15 años representaban el 47% de todas las muertes del Estado, porque los infantes fallecían víctimas de diarreas, infecciones respiratorias agudas, bronconeumonía, sarampión, tosferina, difteria, tétanos, tuberculosis y poliomielitis, entre otras enfermedades. Un alto porcentaje de los recién nacidos morían alrededor del parto y la dupla desnutrición y parasitosis intestinal contribuía en gran medida a desencadenar los decesos.

Las grandes acciones emprendidas contra todas ellas en los años 70´s y en las siguientes décadas, permitieron la modificación del patrón epidemiológico de la entidad al desaparecer de las primeras 10 causas de la mortalidad general, lo que se conoce como transición epidemiológica, pues ahora ocupan esos lugares las llamadas enfermedades crónico degenerativas como la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares, la cirrosis hepática, la hipertensión arterial sistémica, el cáncer, las defunciones por hechos violentos (homicidios y suicidios) y los accidentes por vehículos de motor.

Otra transición ha sido la demográfica, pues con las políticas y acciones en materia de planificación familiar disminuyeron la natalidad y la fecundidad, las que al abatirse la mortalidad general dieron paso a la reducción del anárquico crecimiento poblacional.

Por otro lado, en los 70´s la infraestructura de salud era sumamente limitada para la población sin servicios de seguridad social. La cobertura apenas permitía la atención sanitario asistencial de menos del 50% de la población del Estado. La carencia de médicos se reflejaba en el bajo porcentaje de llenado del certificado de defunción y en la atención del parto.

A partir de los 80´s se inició una era de frenética construcción de establecimientos de salud, sobre todo de primer nivel de atención. El IMSS edificó 470 unidades médicas rurales  y 9 hospitales generales. Posteriormente, los ahora Servicios de Salud de Oaxaca hicieron lo propio, de tal manera que actualmente no existe un solo municipio que no disponga de un servicio formal de salud.

El denominado Hospital Pediátrico y el Hospital General de Adultos “Dr. Aurelio Valdivieso”, inaugurado en 1965, se fusionaron en uno solo con 180 camas y junto con el Hospital Psiquiátrico “Cruz del Sur”, con 160, puesto en operación un año antes,  se convirtieron en los nosocomios de concentración de pacientes de las ocho regiones del Estado. Luego se construyeron el Laboratorio Estatal de Salud Pública, el Centro Estatal para la Transfusión Sanguínea, el Centro Estatal de Oncología y Radioterapia, el Hospital  de la Niñez Oaxaqueña y más recientemente el Hospital Regional de Alta Especialidad, diversos hospitales generales y de atención materno infantil, el Centro de Integración Juvenil, el COESIDA-CAPASITS, los Centros de atención para la prevención y control de las adicciones y el Centro de Rehabilitación y Educación Especial.

Las instituciones de Seguridad Social ampliaron su infraestructura y por consiguiente su cobertura en beneficio de los trabajadores afiliados y sus derechohabientes. De igual manera se multiplicaron los establecimientos de la medicina privada para la atención ambulatoria y hospitalaria, los servicios de apoyo al diagnóstico y tratamiento y la delegación en el Estado de la Cruz Roja Mexicana también amplió y diversificó sus servicios.

De manera simultánea, las instituciones de educación superior formadoras de recursos humanos para la salud, incorporaron nuevas carreras además de las tradicionales medicina, odontología y enfermería. A las Universidades Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca y Regional del Sureste, se han agregado otras de tipo privado. Todas ellas han contribuido y lo siguen haciendo, al formar a las nuevas generaciones de trabajadores de la salud.

En ese tiempo se constituyeron y se fortalecieron las asociaciones de los profesionales de la salud. En el caso de la medicina, al Colegio Médico “Dr. Aurelio Valdivieso”, se han sumado las asociaciones de casi todas las especialidades y los médicos generales también están organizados desde hace más de dos décadas. La certificación y la recertificación ya forma parte de la cultura de actualización del conocimiento y en el caso de las facultades de medicina y cirugía sus programas de estudio recientemente  han sido objeto de acreditación. Continuará.

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