La salud en Oaxaca. Parte II Presente y futuro.
Como resultado de los avances
señalados en la primera parte de este artículo, puedo concluir que el nivel de
salud de las oaxaqueñas y de los oaxaqueños se ha elevado significativamente;
así lo demuestra el actual indicador de la esperanza de vida al nacer y la
reducción de los indicadores de daños a la salud; cierto es que aún no alcanzamos
la media nacional, pero ineludiblemente vamos hacia allá si la cobertura de los
servicios de salud llega beneficiar a toda la población mediante el Régimen de
Protección Social en Salud, más conocido como programa del Seguro Popular.
En el presente todavía tenemos
importantes rezagos. La tuberculosis pulmonar, el dengue hemorrágico y la
infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y su fase clínica
terminal, el sida, han recibido especial atención y puede afirmarse que se
tiene cierto control sobre ellas, pero siguen siendo verdaderas amenazas para
la salud pública. La infección por el VIH, combinada con la primera y con la diabetes
mellitus, integra una triada que debe abordarse de manera integral.
Por ahí también está latente
el virus de la influenza AH1N1 y no podemos soslayar que aún se registran casos
de paludismo, lepra, oncocercosis y leishmaniasis, por nombrar algunas de las
enfermedades que más daño han causado a la población en el pasado reciente y
aunque la experiencia que nos dejó la epidemia de cólera en los años 90´s y más
recientemente la influenza, en una mayor aplicación de las medidas de higiene,
sin embargo todavía existen las condiciones ambientales y socioculturales para
que emerja nuevamente el cólera, si ocurre otra onda epidémica en el país.
Así mismo, preocupa la
prevalencia de las enfermedades crónico degenerativas ya descritas, las que
interrelacionadas producen el mayor número de defunciones en la actualidad. Actualmente
existe un grave problema de sobrepeso y obesidad, que incluye a todos los
grupos de edad en las áreas urbana y suburbana, y en la rural de algunas
regiones persiste la desnutrición hasta de tercer grado con todas sus
implicaciones, con grave afectación de las madres de familia y de sus hijos menores
de 15 años, a los que se añade la parasitosis intestinal múltiple, la pérdida
de piezas dentarias y la caries. Esta última también se observa en un elevado
porcentaje de la población del Estado.
Mención especial merece el
incremento del alcoholismo, del tabaquismo y de las adicciones a la marihuana,
cocaína, inhalables y crack, entre otras, con un gran peligro para nuestra
juventud a edades cada vez más tempranas. Preocupa, además, el alto índice de violencia
intrafamiliar, física, psicológica, sexual y económica, del suicidio, del
embarazo no deseado, sobre todo en adolescentes y el creciente número de
víctimas de accidentes en vehículos de motor.
Y aunque ha aumentado la
infraestructura de los servicios de salud en sus tres niveles de atención, es
deseable que se alcancen niveles óptimos de productividad y rendimiento, que
permitan mejorar los indicadores de la consulta externa general, consulta
prenatal, porcentaje de ocupación hospitalaria, de utilización de los
quirófanos, de autopsias practicadas en los nosocomios y reducir en estos el
promedio de días estancia.
Por todo lo anterior, la
próxima administración gubernamental deberá planificar las acciones de salud
con fundamento en los compromisos adquiridos por nuestro país, con respecto a
los Objetivos de Desarrollo del Milenio
de la Organización de las Naciones Unidas, cuya finalidad es reducir la
pobreza extrema y desarrollar el potencial de las personas, las comunidades y
las sociedades afectadas por el hambre, la enfermedad y la falta de acceso a
los servicios básicos.
Por ello, sugiero que se
trabaje en los siguientes ejes de atención: 1. Continuar y fortalecer todos los
programas en materia de salud pública, con especial énfasis a los que están
dirigidos a las diez principales causas de la mortalidad y morbilidad general;
2. Establecer estrategias hacia la eliminación de las enfermedades emergentes;
3. Concluir la construcción y equipamiento del 100% de las unidades de atención
médica que queden pendientes de terminar este año, y ponerlos en operación; 4.
Gestionar la ampliación de los hospitales generales que así lo ameriten, así
como del Hospital Regional de Alta Especialidad; 5. Impulsar un programa
permanente de conservación y mantenimiento de los inmuebles existentes, de sus
instalaciones, mobiliario y equipo, además de la reposición del que ha
concluido su vida útil%.
Así mismo, 6. Establecer el sistema de información
gerencial (Winsig), como alternativa probada para lograr la eficiencia y por
ende la calidad de la atención en las unidades de salud; 7. Gestionar con la
federación el recurso presupuestal que hace falta, para completar las
plantillas de recursos humanos en la actual infraestructura y de la que se
ponga en operación, como es el caso del Hospital de la Mujer que se construye
anexa a la Ciudad Judicial; 8. Ampliar de 6 a 10 el número de Jurisdicciones
Sanitarias y reestructurarlas y modernizarlas; 9. Apuntalar la investigación en
salud y dirigir sus líneas de interés a las necesidades locales y 10. Estimular
y aplicar un programa permanente de capacitación y actualización para todos los
trabajadores de la salud.
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