¿Médico vs paciente?

La noche del pasado viernes, la Asociación de ex alumnos de la actual Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Regional del Sureste, recientemente acreditada por el Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación Médica, organizó la mesa redonda “La responsabilidad médico legal del profesional en salud”, evento del que informó al día siguiente su Diario Despertar de Oaxaca.

En la mesa de honor el Dr. Hugo Ramírez Cervantes, director de dicha Facultad y el Dr. José Manuel Méndez Sumano, presidente de la naciente asociación, acompañaron a los disertantes, el Dr. Arturo Molina Sosa, Licenciados  Jorge Franco Jiménez, Horacio García Pérez y Edna Franco Vargas, presidente de la Comisión Estatal de Arbitraje Médico de Oaxaca (CEAMO), consejero y ex presidente de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados, supervisor jurídico del Grupo Mexicano de Seguros GMX y presidenta de la Barra Mexicana del Colegio de Abogadas del Estado de Oaxaca, respectivamente.

También estuvieron presentes los Dres. Mario C. Bustamante del Valle y José Manuel Ceja Sánchez, así como el Lic. Christian Martínez Sánchez, subcomisionado médico, subcomisionado jurídico  y director de difusión e investigación de la CEAMO.

El desarrollo de la mesa redonda permitió que el tema fuera excelentemente abordado por ambas partes, me refiero a los ya nombrados y luego por los asistentes al auditorio “Dr. Carlos Aranda Villamayor”, quienes expresaron atinados comentarios y cuyas aportaciones enriquecieron y ayudaron a dar claridad a los puntos de vista de los expertos o, en su caso, vieron satisfechas sus preguntas y cuestionamientos, algunos de ellos con un tono de reclamo y desilusión, por lo tardado de los trámites burocráticos de la justicia mexicana para el desahogo de las demandas de los pacientes o de sus familiares, hacia los profesionales de la medicina, causándoles a estos últimos, inocentes o no, un enorme daño moral, al ser objeto de vituperio y desprestigio ante la sociedad.

El Dr. Molina Sosa introdujo a la discusión, centrándose en el quehacer, la misión, visión y objetivos de la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, facilitando la comprensión de la relevancia de éste organismo al exponer, con varios ejemplos, las vicisitudes de los galenos cuando enfrentan una demanda por una supuesta mala práctica de su profesión. Subrayó que la principal evidencia que puede tener un médico para su defensa es el expediente clínico, siempre y cuando esté completo, legible y se describan en él todos los actos en cuanto al manejo clínico, quirúrgico, solicitud de estudios complementarios de apoyo al diagnóstico y tratamiento, al diagnóstico propiamente dicho y como resultado de este, el pronóstico y tratamiento, así como el seguimiento posterior de cada caso hasta la recuperación del paciente.

Se hizo énfasis en que los médicos, independientemente del trato digno que deben brindar a sus pacientes y de actuar con honestidad y conocimiento preciso de su ciencia y arte, necesitan documentarse ampliamente en lo que se refiere a la Ley General de Salud y particularmente a la Norma Oficial Mexicana del Expediente Clínico, así como a todo lo concerniente a sus derechos y obligaciones y los de los propios pacientes, información que es tratada en las múltiples publicaciones de Bioética o Ética Médica, o que puede “bajarse” mediante el uso del Internet.

Los comentarios agregados del Dr. Ceja Sánchez y del Lic. Ramírez Sánchez, permitieron la comprensión del tema y desde el punto de vista legal, los abogados Franco Vargas y Franco Jiménez, dieron a conocer las diferencias en cuanto al dictamen y resolución ante la CEAMO, así como en el tiempo que transcurre y la sentencia que se dicta y se aplica, exista o no mala práctica médica ante el poder judicial. 

Por otra parte, el representante de la aseguradora explicó que en la capital del Estado disponen de oficinas para atender al gremio médico y que incluso sus peritos se han desplazado a localidades remotas en apoyo de sus clientes; luego se refirió a las fases o etapas de la atención y del tipo de ayuda que brindan a los médicos afectados por una demanda ante la Comisión Estatal de Arbitraje Médico. 

Llamó la atención del público el comentario que hizo uno de los médicos asistentes, al hacer referencia a que “mientras los médicos de escritorio celebran las fiestas navideñas, habemos médicos que la pasamos en un quirófano”. Por la trascendencia de esta peyorativa y discriminatoria expresión, que yo creí pasada de moda, consideré pertinente utilizarla como título de esta entrega. Me explico a continuación, porque como decimos en México “a mi también me vino el saco”.

A principios del siglo XX prácticamente sólo ejercían los que podíamos llamar médicos familiares o de “cabecera” y los cirujanos; algunos de los primeros también practicaban la cirugía. En las primeras décadas en los Estados Unidos de Norteamérica se fueron creando las especialidades y de ahí en todo el mundo. En México, los primeros especialistas se formaron por motu propio, acercándose a los hospitales de mayor complejidad de la capital del país bajo la tutela y supervisión de quienes a base esfuerzo y dedicación en un campo, habían alcanzado una vasta experiencia. Obviamente, llegó el momento en que se normó y reguló dicha situación hasta que actualmente quien desea realizar una especialidad debe aprobar el examen nacional de residencias médicas.

Pero no todos los médicos clínicos son especialistas, la mayoría de los titulados son médicos generales. Todos ellos se dedican a dar consulta “detrás de un escritorio” y algunos practican, además, actos quirúrgicos de su especialidad. Un elevado porcentaje mantiene un contacto directo en las instituciones de los sectores público y privado o practican en su consultorio particular. Otro porcentaje, menor, si se quiere, no se dedican a la atención directa del paciente. 

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