Tecnología y salud.
El siglo pasado y lo que
llevamos del XXI han sido sumamente pródigos en el desarrollo de la humanidad,
pues los avances tecnológicos en todas las ciencias han sido extraordinarios y
sin parangón alguno en todo el recorrido del hombre a lo largo de su evolución
en la tierra. De eso pueden estar seguras las nuevas generaciones, que ya no se
asombran con el ir y venir de las más modernas aeronaves por todo el mundo, que
esperan cada año los nuevos modelos de automóviles cada vez más veloces y
sofisticados, que en los hogares clase medieros e incluso hasta los que no lo
son, las familias disponen de refrigerador, horno eléctrico, lavadora, horno de
microondas y toda una variedad de aparatos electrodomésticos. ¿Qué será de
quienes forman parte de las familias de clase social alta?
Nos ha tocado vivir y
utilizar el cajero automático, tarjeta de crédito y de débito, televisión a
color con pantalla de plasma e imagen en tercera dimensión, fax, ipod, teléfono
inalámbrico, teléfono celular, computadora y con ella nos hemos conectado con
todo el planeta mediante el internet; en fin, con una enorme diversidad de
equipos, aparatos e instalaciones asombrosas. Solamente cuando vemos en la
televisión algún programa relacionado con los avances tecnológicos, nos podemos
dar cuenta del increíble progreso que han alcanzado todas las industrias en los
países más avanzados del planeta. Como resultado de ello inmediatamente se
pregunta uno ¿dónde, cuándo, cómo y a quién se le ocurrió inventar y luego
perfeccionar semejante cantidad de cosas u objetos? Pero además, con un elevado
grado de precisión y de calidad en todas sus partes y en sus acabados.
Podría poner como ejemplo
alguno de los automóviles cuyo modelo 2011 ya se encuentra en el mercado, listo
para llevar con todo y moño navideño. La simple observación de su carrocería,
interiores, y equipamiento nos deja sencillamente anonadados. No se diga si nos
muestran su tablero y todas las funciones que en él están integradas, su
sistema eléctrico para bajar y elevar todos los cristales, para mover los
espejos laterales, el de protección en caso de choque por medio de bolsas de
aire dispuestas para el conductor, copiloto e incluso para los demás pasajeros,
su equipo para el entretenimiento, dispuesto para escuchar la música de varios
CD; además su sistema de aire acondicionado y de calefacción.
A este mundo de confort hay
que añadir al motor y todo lo que finalmente permite que funcione esta obra
maestra de la ingeniería automotriz, un mundo al que difícilmente podemos
acceder en caso de falla, pues ya no es como antes, que cualquiera podría
intentar meter mano para reparar equis o zeta daño observado; ahora, en caso de
que esto último ocurra es obligado llevar el auto al taller de la agencia, pues
resulta que su equipo se maneja por computadora.
Pero cualquiera de los
avances tecnológicos si no son utilizados con cuidado, de acuerdo a los
instructivos y a la propias normas de la sociedad, pueden ocasionar un daño a
la salud e incluso provocar la muerte directa o indirectamente, y si no, veamos
a continuación porqué. Para ello únicamente me voy a referir al uso del
teléfono celular, de la computadora, del ipod, la televisión y el cinturón de
seguridad.
En el caso del primero,
conducir un automóvil con el celular en una mano puede terminar en un accidente
de graves consecuencias si alguien fallece o termina con alguna discapacidad
física o mental. Pero esto no es todo, pues resulta que el uso inapropiado del
celular termina por causar un gasto que puede considerarse catastrófico, dada
la endeble economía de la mayoría de la población mexicana.
La computadora ya casi
termina con el empleo de las máquinas de escribir, primero mecánicas y luego eléctricas;
sin embargo, su uso en extremo, es decir, por varias horas continuas al día,
puede provocar, irremediablemente, desde daños de tipo postural a la columna
vertebral si la computadora no está colocada a un nivel apropiado respecto del
operador, hasta el síndrome del “ojo seco” al mantener la vista fija en la
pantalla del monitor y con ello disminuir el parpadeo normal y provocar
evaporización de las lágrimas que ayudan a mantener húmeda la córnea, pero
además, puede producirse astenopia, que no es otra cosa que fatiga visual por
trabajo continuado con visión próxima, acompañada o no de dolor de cabeza
frontal o alrededor del globo ocular. Dicho cansancio visual se puede acompañar
de visión doble e incluso de síntomas generales, como las contracturas
musculares. Otro problema no menos delicado y común es la lesión y el dolor
concomitante conocido como síndrome del túnel del metacarpiano, por el
movimiento de la muñeca al usar de manera constante el mouse o ratón.
Lamentablemente la cirugía es, no pocas veces, la solución al dolor.
El uso de audífonos con el
incremento de decibeles en el volumen de la música transmitida por los ipod por
tiempo prolongado y persistente, no sólo llega a afectar la agudeza auditiva,
sino que si se suma a un momento de distracción al atravesar una calle, puede
ser un factor fatal para la vida.
La televisión es un
formidable medio de entretenimiento, pero por sí misma y más aún con el invento
de su control a distancia, su observación también por horas produce cansancio
visual y puede desencadenar dolor de cabeza, pero sobre todo contribuye al
sedentarismo y este al sobrepeso y obesidad, pues generalmente las personas
ingieren toda clase de alimentos, bebidas y golosinas mientras ven sus programas favoritos.
Por último, no existe ninguna
duda del enorme valor para la vida en relación al uso del cinturón de seguridad
en el automóvil o en los autobuses de pasajeros. No utilizarlo significa llamar
a la muerte conforme aumenta la velocidad, con el alto riesgo de salir volando
para estrellarse en cualquier lugar.
De lo descrito, hasta por
sentido común se deducen las medidas de prevención que debemos tomar.
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