¿Cómo podemos prevenir el cáncer?
La información oficial más reciente de la mortalidad general de nuestro país data del año 2008, cuando a partir de la base de datos de defunciones del INEGI la Secretaría de Salud dio a conocer la relación de las 20 principales causas de mortalidad de una lista basal de 165. La encabezan la Diabetes mellitus, las Enfermedades isquémicas del corazón, la Enfermedad cardiovascular, la Cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado y la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es de destacar que aunque los tumores malignos, también denominados neoplasias, aparecen desagregados en la lista de 20, sin embargo el impacto que significa la suma de todos ellos lo podemos observar con el registro del mismo INEGI correspondiente al año 2010, en el que aparece un total de 74 mil 685 defunciones, lo que representa el 12.6% de las más de 592 mil observadas en la República Mexicana, ocupando el 3er. lugar en dicha lista.
Los tumores malignos en su conjunto son más conocidos por la población en general con la palabra cáncer, tan temida por todos. Este término genérico se refiere a un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier órgano, aparato o sistema de nuestro cuerpo, pero su característica principal es la extraordinaria multiplicación acelerada de células anormales, las que pueden extenderse más allá de los límites normales, pueden invadir áreas limítrofes a la afectada y diseminarse a otros órganos, lo que se conoce como metástasis; estas últimas son las que generalmente llevan a la muerte por cáncer.
A nivel mundial, para el año 2008 el cáncer fue una de las primeras causas de muerte con 7.6 millones de defunciones, casi un 13% del total; situación muy semejante a la observada en México. El mayor número de muertes cada año por esta patología son los que afectan a los pulmones, estómago, hígado, colon y recto (intestino grueso), mamas y en menor medida el cuello y cuerpo del útero y la próstata.
Otra información relevante: más del 70% de las defunciones por cáncer se registran en países de ingresos bajos y medianos. Se estima que el número de defunciones anuales en el mundo por esta causa continuará incrementándose y fluctuará alrededor de los 11 millones en el año 2030.
En México, para el año que nos ocupa los tumores malignos con mayor número de defunciones fueron los que afectan la tráquea, bronquios y pulmones. Ahora bien, ¿Qué hay que recalcar como trascendente?, pues que aproximadamente una tercera parte de las muertes por cáncer se deben a cinco factores de riesgo que tienen que ver con las conductas y estilos de vida, incluida la dieta: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, franca inactividad física, y consumo de tabaco y alcohol. Otro factor fundamental en la aparición del cáncer es el envejecimiento, pues su incidencia aumenta de manera significativa con la edad, generalmente por la acumulación de factores de riesgo de ciertos tipos de cáncer, combinándose con la tendencia de los mecanismos de reparación celular a perder eficacia con la edad. A lo anterior hay que añadir el efecto crónico de las infecciones por los virus de la hepatitis B, de la hepatitis C y por los del papiloma humano (VPH)
La pregunta obligada es ¿Es posible disminuir el número de casos de enfermedad por cáncer? La respuesta es sí, ya que la ciencia médica ha acumulado múltiples evidencias sobre sus causas y también acerca de las intervenciones encaminadas a su prevención y tratamiento. En ese sentido actualmente es posible reducir y controlar el cáncer aplicando estrategias de base científica destinadas a la prevención de la enfermedad así como a la detección temprana y al tratamiento de estos enfermos. Actualmente es posible evitar más del 30% de los tumores malignos si se modifican o evitan factores como el consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas, el sobrepeso y la obesidad, el consumo insuficiente de frutas y hortalizas, la inactividad física, la infección por el VPH, la contaminación ambiental en las ciudades y en el hogar y la exposición a la radiación solar. En todo caso no hay nada mejor que el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno.
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