El placer de correr.

“…Yo era uno de tantos individuos que utilizaba el estrés para justificar una serie de hábitos inapropiados que estaban arruinando mi vida, pues a mis 30 años ingería alimentos y bebidas gaseosas de cola como náufrago después de ser rescatado, y sin una base científica sólida, fumaba más de una cajetilla de cigarrillos al día y bebía sin moderación generalmente los fines de semana; debo decir que me pasaba la mayor parte del tiempo sentado en una oficina y por mi afición al futbol y al box era obligado pasarme frente al televisor varias horas los sábados y domingos, eso sí rodeado de toda clase de  frituras y bocadillos, y por lo menos un par de cervezas. Debo decir, además, que no practicaba ningún deporte desde mis épocas de estudiante de secundaria, que mi vida se volvió totalmente sedentaria y que lo peor es que no había ningún ápice de preocupación por lo que pudiera pasarme al llevar una conducta tan desordenada. Es más, ni había procurado observar mi peso en la báscula de baño a pesar de que ya me costaba trabajo enfundarme los pantalones y de que los botones de las camisas casi botaban por mi prominente barriga. ¡Había dejado atrás varias tallas en menos de cinco años! 

…Sin embargo todo exceso tiene un precio y tarde que temprano la vida nos pasa la factura por tanto desmán. A mí me pasó de manera temprana y bendigo la hora en que comprendí los graves errores que estaba cometiendo. Todo sucedió cuando tuve que acudir con un médico internista por estar sufriendo molestias tales como dolor de cabeza, sensación de fatiga, somnolencia durante el día, malestar general y otras linduras. Lo primero que me dijo el especialista es que mi sobrepeso se calificaba como obesidad, que mi presión arterial no era normal para mi edad y me solicitó varios exámenes de laboratorio y una radiografía del tórax. En la siguiente consulta y de acuerdo a los resultados fui informado que estaba al filo de la navaja en relación al nivel de azúcar en la sangre, que tenía el colesterol malo y los triglicéridos muy elevados y que mis riñones estaban filtrando sustancias tóxicas de forma anormal.

…Con todo eso le pregunté al médico qué debía hacer; simple y llanamente me contestó: deje de fumar , no ingiera refrescos y mucho menos los de cola, evite en lo posible las bebidas embriagantes y si lo hace aprenda a beber con moderación, emprenda un programa integral de ejercicio aeróbico como el que le voy a proporcionar y ajústese en la medida de lo posible al plan que también le voy a dar para ajustar su alimentación de acuerdo a la cantidad de calorías, proteínas, grasas, minerales y vitaminas  que diariamente requiere un individuo de su edad y de su talla.

…Fue tal el impacto que me causó la manera tan convincente y contundente como me explicó el médico, que tomé de inmediato la decisión de dejar atrás mis malos hábitos e iniciar una nueva vida. Así lo hice y a la tercera consulta, luego de tres meses de haber visitado por primera vez  al especialista, ya había bajado varios kilogramos de mi peso corporal y la azúcar, colesterol y triglicéridos volvieron a la normalidad. Me volví un hombre nuevo. Han pasado varias décadas de eso y hoy estoy en mi peso, mi presión arterial es normal, no sufro de diabetes y me siento como nunca, ¡por nada del mundo voy a dejar el ejercicio diario mientras viva!”

Este ha sido un excelente testimonio que tuve la oportunidad de escuchar en el centro deportivo  donde voy a caminar y trotar todos los días. No esperen a tener sobrepeso y menos obesidad para iniciar un plan dietético y de ejercicio aeróbico. Disfruten los beneficios que brindan estos últimos y como expresa  el Dr. Thaddeus Kostrubala, en su libro “El placer de correr”, Edit. Diana, México:… “El corazón se robustece, el metabolismo se regulariza, los músculos se tonifican y, como resultado, se alivian tensiones, se disipan malos humores, el corredor tiene un sueño más tranquilo y reparador y trabaja con más serenidad y eficacia”. Yo agregaría que el ejercicio les alejará de los malos hábitos y les evitará enfermedades como las descritas. Les aseguro que si es necesario los motivará a cambiar su vida y a cuidar su salud. ¿Qué esperan para empezar?

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