El conductor designado y el alcoholímetro.


El alcoholismo es una enfermedad crónica que tiene como génesis el consumo excesivo y mantenido de alcohol y puede cursar generalmente por  las etapas de bebedor social o moderado, luego la de franca adicción y por último la que se caracteriza por la presencia de lesiones orgánicas como en el caso de la cirrosis hepática, la gastritis crónica,  neuritis, enfermedades carenciales y trastornos psíquicos como el delirium tremens y los que conducen a la llamada Psicosis de Korsakoff. Cuando un individuo, hombre o mujer, se encuentra en la segunda etapa, no puede, de manera voluntaria volver a la etapa anterior, lo que hace casi imposible la curación de la enfermedad. Por ello, son personas alcohólicas las que presentan alguno de estos dos síntomas: incapacidad de abstenerse o incapacidad de detenerse en el consumo de alcohol. Tales síntomas implican una dependencia física del alcohol, la cual es permanente en el alcohólico inveterado, mientras que en el alcohólico intermitente no puede abstenerse y su adicción se detona por la ingestión de bebidas alcohólicas.
El alcohólico que es incapaz de abstenerse presenta dificultad para dejar de beber de motu propio y si lo hace presenta síntomas de privación que sólo se calman al ingerir alcohol, como sucede con el temblor corporal. Es posible que el alcohólico inveterado regule la ingestión de alcohol de tal manera que sólo llega a la embriaguez cuando lo desea. En cambio el alcohólico intermitente no puede detenerse,  a tal grado que su embriaguez se puede mantener durante varios días en una franca crisis de ingestión alcohólica. Paradójicamente estos pacientes suelen pasar largos periodos  sin ingerir alcohol y sin embargo, cuando empiezan a beber suelen llegar a situaciones de crisis.

El alcoholismo, además de ser una enfermedad es un problema social en el contexto de la salud pública. Idealmente lo deseable es que las personas no pasen de la primera etapa, que aprendan a beber con moderación para que puedan tener el control de sus actos y no terminen como alcohólicos crónicos. Los problemas del exceso en la ingestión de alcohol, sea por una intoxicación aguda, tan frecuente entre los jóvenes, o por embriaguez en el caso de los alcohólicos crónicos, es que sus actos, fuera de control, pueden  derivar en hechos violentos como sucede con los accidentes de tránsito en los que cada año el número de víctimas mortales es muy elevado, además de los lesionados y discapacitados; también en suicidios, homicidios y otros hechos de sangre, así como en actos antisociales como la violación sexual, violencia intrafamiliar y perpetración de otro tipo de delitos. La pérdida de control por ingestión de alcohol puede resultar en embarazos no deseados y adquisición de infecciones de transmisión sexual como es el caso del virus de la inmunodeficiencia humana causante del SIDA, a pesar de traer consigo varios condones.

Sin duda, el alcoholismo conduce a la desorganización familiar y a hechos de irresponsabilidad cívica; las pérdidas económicas que genera son sumamente elevadas por ausentismo en el trabajo, falta de productividad y de ineficiencia durante el mismo, accidentes laborales y catástrofes públicas por colisión de vehículos de pasajeros, incendios, etc. Por ello es imprescindible la adopción de medidas de prevención como es el caso del Programa del Conductor Designado, ampliamente difundido en nuestro país, y del Programa de Aplicación del Alcoholímetro, dirigidas, sobre todo a la prevención de accidentes automovilísticos. En el primero de ellos participan miles de jóvenes universitarios. Actualmente se dispone de otras medidas alternas con la intervención de diversas organizaciones sociales como la CANIRAC y el alcoholímetro, conocido como TH-403, no solo se aplica en el Distrito Federal.

Las empresas que producen vinos y licores como Bacardí Limited gastan importantes sumas con promociones para que la población aprenda a beber con responsabilidad, pero no solo hay que preocuparse por quien conduce un automóvil; todos sus acompañantes tienen que aprender a beber con medida.

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