¿Casa digna?
Recientemente leí
un artículo en el que su autor se hacía la pregunta ¿La vivienda de interés
social, como está en México, ¿es beneficiosa o contraproducente para los que
menos tienen? ¿Vamos por el camino correcto? Al respecto, según datos del INEGI
la inversión en vivienda de interés social se ha disparado en la última década
a niveles que difícilmente el gobierno puede imitar, con un crecimiento que
revela una tasa superior al de la población. Anteriormente el sector público se tardaba aproximadamente 78 días en
construir una casa de interés social, mientras que hoy la iniciativa privada lo
hace en tan solo 28 días, ello explica las altas tasas de crecimiento. Hay otra
cosa más, pues en la actualidad un mayor número de familias mexicanas aspiran a
tener casa propia, muchas más que cualquier otra generación en la historia de
nuestro país. En cierta medida el crédito, con el apoyo del gobierno federal,
se ha incrementado de modo significativo.
En México había
más de 2,600 desarrolladores inmobiliarios de acuerdo al Censo Económico del
INEGI del año 2004, pero la mayoría de las constructoras y los desarrolladores
intervienen en proyectos residenciales de pequeña escala, que oscila de 50 a
500 casas y sólo un pequeño segmento del mercado construye más de 10 mil. Sin
embargo, desde que la iniciativa privada asumió el dominio de la construcción
de viviendas de interés social, la superficie de estas últimas ha disminuido en
17.5%, de tal manera que cada vez el terreno y la superficie construida tienen
menores dimensiones, llegando prácticamente a los límites de lo humanamente
permisible.
Los economistas
sostienen que la parte más fundamental de un negocio es optimizar costos, en
este caso, para aprovechar los terrenos, pues entre más pequeñas sean las
casas, más se obtiene por metro cuadrado utilizado. Con el criterio anterior la
inclusión de parques ó avenidas amplias representa un costo totalmente innecesario, lo que
resulta en conglomerados humanos densamente poblados y con escasos servicios
comunitarios, por lo que los sociólogos no están de acuerdo, pues expresan en
que se forjan mejores comunidades cuando
éstas disponen de áreas verdes y de otros servicios básicos de tipo
urbano. Debo agregar que el incremento
de los costos en los materiales de construcción, principalmente por la
influencia de factores internacionales, ha contribuido a que estas casas sean
construidas con materiales deficientes que no soportan las condiciones
climáticas. Por ello, vivir en casas cada vez más pequeñas, mal construidas,
sin áreas verdes, alejadas de los centros comerciales, centrales de abasto,
espacios para realizar actividades deportivas,
establecimientos para el culto religioso, escuelas y de los propios
centros de trabajo, es quizás el precio que debemos de pagar, como sociedad,
para que las familias con menos recursos puedan tener un mayor acceso a una
casa propia.
Según informes del
Instituto de Vivienda del Distrito Federal, para el periodo 2006-2012, las
necesidades en el país se calculaban en más de cuatro millones de casas
habitación, por lo que en promedio,
deberían construirse anualmente 633 mil
hogares cada año a partir del 2010. De ahí el interés por utilizar incluso
materiales reciclados como las botellas plásticas, pues según Micheline
Nayelli Gama Cadena, estudiante de la maestría en Arquitectura de la UNAM,
con dos mil envases reciclados de agua y refresco se pueden construir los muros de una casa de interés social, los que tardarían cientos de años en degradarse.
De todo lo dicho, no se pueden comparar tales viviendas con las que
caracterizan a las que se encuentran en condiciones insalubres, sin agua
potable, eliminación inadecuada de excretas, falta de protección física, mala
ventilación e iluminación, humedad y presencia de fauna nociva como son las ratas
y diversos insectos. Tal vez lo trascendente es que sus dimensiones condicionan
hacinamiento y no contribuyen a la salud mental de sus moradores. Finalmente,
es una falacia cuando se promociona su venta señalando que son un patrimonio
para los hijos. Son casas que lesionan
la dignidad humana.
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