¿Usted lleva una dieta?
Uno de los temas que con más frecuencia se escucha en
las reuniones de las damas tiene que ver con su alimentación. ¡Ah cómo les
preocupa llevar una dieta! Y no hay una sola que no presuma la propia y que
comente que es la mejor y la más efectiva, aunque las formas de su cuerpo no
estén en consonancia con lo que predican y esto es sumamente frecuente, tanto
que por algo nuestro país ocupa uno de los dos primeros lugares a nivel mundial
en materia de sobrepeso y obesidad, con cierto predominio por parte del sexo
femenino.
En realidad la dieta más frecuente en nuestro medio es
la famosa “dieta T”, que incluye tortillas, tlayudas, tamales, tortas,
tostadas, tlacoyos y una serie muy vasta de antojitos que complementan la
riquísima alimentación mexicana: quesadillas, sopes o “picaditas”, atoles,
molotes, empanadas, “huaraches”, entomatadas, enchiladas, enfrijoladas,
chilaquiles y un largo etcétera. Casi todos estos platillos tienen como materia
prima al maíz, pero también hay que agregar los que son hechos a base de harina
de trigo, pues francamente somos muy “paneros” y hay quien consume más de una
pieza en el desayuno y repite en la cena, aparte de algún sándwich, y
probablemente se coma un bolillo o una telera durante la comida. Ni que decir
de la ingesta de un trozo de pastel o de toda clase de ricuras que son producto
de la extraordinaria repostería y gastronomía mexicana.
Si volvemos al tipo de dieta que se imponen muchas
personas de ambos sexos resulta que casi todas ellas no tienen ningún sustento
o evidencia científica que las soporte, más bien son producto de la imaginación
y de la charlatanería; son eminentemente empíricas; en ese sentido el vulgo les
da múltiples nombres y quien adopta una de ellas inicialmente lo hace a “pie
juntillas” y la comparte con otras u otros expresando maravillas de sus
efectos, pero en la praxis la abandonan en el corto plazo.
También el tipo de dieta depende del grupo de
alimentos que se consume; así hay quienes ingieren sobre todo alimentos de
origen animal: carnes rojas, carnes blancas, huevo, leche y sus derivados y su
dieta incluye muy pocas porciones de frutas y verduras, así como de cereales y
tubérculos. Otros son obsesivamente vegetarianos, algunos más adicionan huevo y
por ello se denominan ovovegetarianos y si agregan productos lácteos se conocen
como ovolactovegetarianos.
Lo correcto es ajustarnos a lo que se conoce como “el
plato del bien comer”, el cual nos permite conocer la distribución ideal de los
nutrimentos de nuestra dieta diaria en relación a la ingesta de verduras y
frutas, cereales y leguminosas y alimentos de origen animal. Las primeras son
una fuente importante de vitaminas y minerales y son imprescindibles para que
el cuerpo humano realice sus funciones. Los carbohidratos complejos son el
principal nutrimento de los cereales y tubérculos, fuente principal de energía
para el organismo y los últimos alimentos mencionados tienen un elevado contenido de proteínas, lo que
permite la formación de músculo y el buen mantenimiento del sistema inmune.
Es de recomendarse el consumo de frutas y verduras en
las tres comidas del día; se sugiere la ingesta de suficientes cereales y
moderarse con los alimentos de origen animal. Una alimentación saludable debe
ser completa y equilibrada, es decir, que contenga todos los nutrimentos y que
estos guarden las proporciones apropiadas entre sí; también ha de ser inocua y
suficiente, pues su consumo habitual no debe implicar riesgos a la salud y debe
cubrir las necesidades de todos los nutrimentos; por último requiere ser
variada y adecuada, ello quiere decir que ha de incluir diferentes alimentos de
cada grupo y ha de ser acorde con los gustos y la cultura de quien consume,
además de ajustarse a sus recursos económicos.
Disminuir el consumo de sal y de alimentos industrializados,
ingerir suficiente agua, incluir como refrigerio entre comidas frutas y
legumbres en pequeñas cantidades, realizar una hora diaria de ejercicio que
incluya caminar, trotar o correr o practicar un deporte, son otras sugerencias
básicas; las últimas fortalecen los músculos y brindan una sensación de
bienestar.
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