El Verificador Sanitario.
Los oaxaqueños debemos saber que los trabajadores de la Dirección de Regulación y Fomento Sanitario de los Servicios de Salud de Oaxaca decidieron, a fines de la última década del siglo XX, celebrar cada 15 de septiembre el día del verificador sanitario; desde entonces hasta nuestros días, cada año realizan su festejo como una manera de recordar la importante función que desempeñan en nuestra sociedad.
El verificador sanitario tiene como antecedente inmediato la figura del inspector sanitario; éste surgió para aplicar el Código Sanitario federal a partir de su publicación el 1º. de marzo de 1955, mismo que fue sustituido por el del 13 de marzo de 1973, último de una generación casi centenaria de dichos instrumentos que se inició a fines del siglo XIX. El Código Sanitario, vigente hasta 1984, año en que se creó la Ley General de Salud, estableció entre sus más relevantes disposiciones en materia de salubridad general las concernientes al control sanitario de alimentos, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, tabaco, medicamentos, plaguicidas, fertilizantes, productos de perfumería, belleza y aseo, aparatos y equipos médicos; así también el control sanitario de la migración, importaciones y exportaciones.
Durante cinco décadas varias generaciones de inspectores sanitarios en todo el país y Oaxaca no fue la excepción, se constituyeron en un grupo de trabajadores muy heterodoxo en cuanto a su nivel escolar y difícilmente había entre ellos alguno con grado de licenciatura, sus visitas a los establecimientos y servicios se caracterizaban por la elaboración de un acta de verificación empírica, la que llenaban de acuerdo a su criterio, según lo que captaban a simple vista y a su experiencia y conocimientos en la materia de regulación y control sanitario. Esto permitió que algunos inspectores actuaran de manera arbitraria en el ejercicio de sus funciones y llegaran a cometer actos de corrupción y extorsión, o fueran objeto de soborno para evitar una sanción.
A partir de 1997 se inició la modernización de la regulación sanitaria en todo el país, aplicándose el modelo de administración por computadora, mediante el cual se realiza un muestreo aleatorio estratificado, el que está ligado a un catálogo de giros actualizado; en ese tenor se emiten de manera aleatoria las órdenes de visitas con prioridad a los establecimientos de mayor riesgo, menos visitas a los de menor riesgo y ninguna a los que no representan riesgo alguno para la salud. Se eliminó del control sanitario de bienes y servicios la licencia sanitaria, el registro de productos, la tarjeta de salud y la autorización de responsable. La regulación sanitaria se profesionalizó y desapareció la añeja figura del inspector, sustituyéndose por el de verificador sanitario, con un nivel de licenciatura y un perfil adecuado al tipo de función que desempeñan. Los verificadores requisitan un acta de 90 puntos y en el caso de los giros con venta de alimentos se toman muestras de los mismos para su análisis en el Laboratorio Estatal de Salud Pública. Los verificadores dejan copia del acta al propietario o responsable del giro visitado y no intervienen en su dictamen. En síntesis, en eso consiste la modernización de la regulación sanitaria, pero es mucho más amplio su campo de acción, organización y funciones.
A casi 15 años del primer festejo por el día del verificador sanitario hoy podemos decir que dichos trabajadores de la salud se merecen el reconocimiento de la sociedad, por ser un verdadero baluarte en el noble compromiso de contribuir a elevar la salud de la población. Es claro que de ellos se espera una actuación inmaculada, es decir, transparente y honesta, a prueba de cualquier intento de soborno, apasionados por el servicio público que prestan, interesados siempre por la actualización permanente de sus conocimientos y conscientes de la importante responsabilidad que tienen en relación a su función de promotores de la salud y del fomento sanitario, porque nuestro pueblo necesita de su asesoría y capacitación en las distintas materias de la regulación sanitaria. Reciban mi más cálida felicitación.
El verificador sanitario tiene como antecedente inmediato la figura del inspector sanitario; éste surgió para aplicar el Código Sanitario federal a partir de su publicación el 1º. de marzo de 1955, mismo que fue sustituido por el del 13 de marzo de 1973, último de una generación casi centenaria de dichos instrumentos que se inició a fines del siglo XIX. El Código Sanitario, vigente hasta 1984, año en que se creó la Ley General de Salud, estableció entre sus más relevantes disposiciones en materia de salubridad general las concernientes al control sanitario de alimentos, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, tabaco, medicamentos, plaguicidas, fertilizantes, productos de perfumería, belleza y aseo, aparatos y equipos médicos; así también el control sanitario de la migración, importaciones y exportaciones.
Durante cinco décadas varias generaciones de inspectores sanitarios en todo el país y Oaxaca no fue la excepción, se constituyeron en un grupo de trabajadores muy heterodoxo en cuanto a su nivel escolar y difícilmente había entre ellos alguno con grado de licenciatura, sus visitas a los establecimientos y servicios se caracterizaban por la elaboración de un acta de verificación empírica, la que llenaban de acuerdo a su criterio, según lo que captaban a simple vista y a su experiencia y conocimientos en la materia de regulación y control sanitario. Esto permitió que algunos inspectores actuaran de manera arbitraria en el ejercicio de sus funciones y llegaran a cometer actos de corrupción y extorsión, o fueran objeto de soborno para evitar una sanción.
A partir de 1997 se inició la modernización de la regulación sanitaria en todo el país, aplicándose el modelo de administración por computadora, mediante el cual se realiza un muestreo aleatorio estratificado, el que está ligado a un catálogo de giros actualizado; en ese tenor se emiten de manera aleatoria las órdenes de visitas con prioridad a los establecimientos de mayor riesgo, menos visitas a los de menor riesgo y ninguna a los que no representan riesgo alguno para la salud. Se eliminó del control sanitario de bienes y servicios la licencia sanitaria, el registro de productos, la tarjeta de salud y la autorización de responsable. La regulación sanitaria se profesionalizó y desapareció la añeja figura del inspector, sustituyéndose por el de verificador sanitario, con un nivel de licenciatura y un perfil adecuado al tipo de función que desempeñan. Los verificadores requisitan un acta de 90 puntos y en el caso de los giros con venta de alimentos se toman muestras de los mismos para su análisis en el Laboratorio Estatal de Salud Pública. Los verificadores dejan copia del acta al propietario o responsable del giro visitado y no intervienen en su dictamen. En síntesis, en eso consiste la modernización de la regulación sanitaria, pero es mucho más amplio su campo de acción, organización y funciones.
A casi 15 años del primer festejo por el día del verificador sanitario hoy podemos decir que dichos trabajadores de la salud se merecen el reconocimiento de la sociedad, por ser un verdadero baluarte en el noble compromiso de contribuir a elevar la salud de la población. Es claro que de ellos se espera una actuación inmaculada, es decir, transparente y honesta, a prueba de cualquier intento de soborno, apasionados por el servicio público que prestan, interesados siempre por la actualización permanente de sus conocimientos y conscientes de la importante responsabilidad que tienen en relación a su función de promotores de la salud y del fomento sanitario, porque nuestro pueblo necesita de su asesoría y capacitación en las distintas materias de la regulación sanitaria. Reciban mi más cálida felicitación.
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