Don Pedro Vásquez Colmenares:
Mi testimonio
En esta última localidad, cabecera del Distrito, se pusieron en operación varias obras, una de ellas fue la conclusión de la remodelación del Centro de Salud. Después del corte del listón penetramos y recorrimos el inmueble, ofreciéndonos el médico responsable del mismo toda clase de explicaciones, pero dirigiéndose obviamente al jefe del poder ejecutivo. Terminada la gira en este lugar el pueblo y sus autoridades quisieron agasajar al primer mandatario y a su séquito con la intervención de una banda musical compuesta por puros niños; apenas empezaban a tocar sus instrumentos cuando se inició una pertinaz llovizna e invadió el ambiente una densa neblina, la que contrastaba con la luz mortecina de un par de focos en ese lugar. Los invitados nos acomodamos como pudimos para evitar la lluvia delante de la pared de la escuela pero las niñas y niños ni se inmutaron y siguieron deleitándonos con sus piezas musicales. El gobernante de la entidad solicitó que terminaran para evitar que siguieran mojándose y les preguntó qué necesitaban: la voz fue unánime, nuevos instrumentos por que los que tenían estaban muy deteriorados. Don Pedro Vásquez Colmenares, muy emocionado recogió la petición he hizo la promesa de cumplirles a la brevedad, lo cual se volvió realidad en muy poco tiempo.
En otra ocasión, siendo Presidente de la Sociedad Oaxaqueña de Salud Pública acudí con algunos de los integrantes de mi mesa directiva al Palacio de Gobierno para entrevistarnos con el extinto Gobernador. Sumamente atento escuchó nuestros planteamientos y le invité para que nos hiciera el honor de inaugurar nuestra próxima reunión anual; me preguntó el lugar y me propuso que fuera a las ocho de la mañana. Llegado el momento lo esperé en la puerta del inmueble que alojaba las oficinas del FONAPÁS, a donde llegó puntualmente con algunos de sus colaboradores. Mis manos eran un manojo de nervios y cuando lo saludé y nos adentramos hacia el recinto conocido como el Ágora, donde sólo estaban afinando sus instrumentos los integrantes del cuarteto de cuerdas de la Universidad y unos pocos de los asistentes al evento. Subimos al estrado y nos acomodamos en nuestros respectivos asientos; yo estaba impactado y petrificado por la falta de público, pues a pesar de que se insistió a los asociados que llegaran temprano no lo hicieron así. De pronto se volteó a verme Don Pedro y que me pregunta ¿Y su gente doctor?; solo atiné a expresar mi preocupación por la inasistencia. Ya llegarán, doctor, no se preocupe, me contestó y comenzó a charlar conmigo. Milagrosamente, en menos de diez minutos se llenó el recinto y hasta hubo personas de pie. ¡Ya ve como sí vinieron!, me dijo con una gran sonrisa y con una palmada en el hombro me quitó un gran peso de encima; finalmente el acto fue todo un éxito. Descanse en paz quien siempre mostró su gran calidad humana.
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