¿Y cuáles son los grandes pendientes en salud?
La pregunta más frecuente que se me ha hecho en estos días respecto del artículo cuyo título fue “La Dra. Mercedes Juan López y los grandes pendientes en salud”, ha sido ¿Y cuáles son los grandes pendientes en salud? Por esa razón me veo obligado a entrar en materia en este segundo artículo relacionado con el mismo tema. Advierto que es una opinión a título personal, aún cuando sea producto no sólo del conocimiento y experiencia que tengo sobre este asunto, sino también de las expresiones públicas de connotados especialistas.
El primer rubro es el que se refiere a la denominada medicina clínica, asistencial o curativa, la que tiene lugar en los establecimientos de los tres niveles de atención, desde el más pequeño centro de salud hasta los sofisticados y complejos hospitales de alta especialidad y los institutos nacionales de determinado grupo de especialidades. A pesar de que el ex presidente Felipe Calderón presumió que durante su gestión se construyeron y equiparon más hospitales y unidades médicas de primer nivel que en ninguna otra administración federal, sin embargo es muy cierto que no se fortaleció lo ya existente. ¿O acaso existe la evidencia de que se remodeló, rehabilitó o amplió un porcentaje significativo de los que requieren acciones de conservación y mantenimiento? ¿No hubiera sido un mejor destino de los recursos presupuestados en materia de salud, la dotación de nuevo y moderno equipamiento (mobiliario, equipo médico, instrumental, etc.,) para eliminar todo lo que ya es obsoleto e ineficiente?, y algo más trascendente: la mayor parte de los hospitales del sector público de nuestro país carece de plantillas completas y suficientes de recursos humanos. Un ejemplo: los hospitales de 60 y menos camas no disponen de especialistas de las cuatro ramas troncales de la medicina para atender los turnos matutino, vespertino y las guardias nocturnas; difícilmente los hay para cubrir periodos vacacionales y días festivos, y como consecuencia de ello son los internos de pregrado, que aún no son médicos, los que llevan el peso de la atención, sobre todo nocturna en gran parte de estos nosocomios, con todas las consecuencias imaginables. La carencia no sólo son los médicos, hay que agregar también la falta de enfermeras y otros recursos humanos de la rama paramédica y administrativa. Otra pregunta es ¿Cuántos hospitales corrigieron su tremendo déficit presupuestal y por ende sus faltantes en las partidas de medicamentos, materiales de laboratorio, imagenología y rayos equis, materiales y útiles de oficina, ropería y en especial de conservación y mantenimiento, por señalar unas cuantas?
Al final del sexenio anterior se hizo énfasis en el hecho de haber alcanzado la cobertura universal mediante la incorporación de millones de familias mexicanas al llamado seguro popular. ¿Qué tanto es digno de crédito semejante aseveración? En relación al otro rubro de este asunto quiero comentar que en la ciudad de Puebla, la Sociedad Mexicana de Salud Pública realizó su Reunión Anual en el año 2011. Ahí se estrenó como Secretario de Salud federal el Doctor en Economía Salomón Chertorivski Woldenberg, quien escuchó a pie firme la más fuerte crítica a los magros resultados alcanzados y deficiencias y omisiones observadas en algunos programas prioritarios, jamás expresada ante un titular de la Secretaría del ramo. Se lo dijo un oaxaqueño, el Dr. Cuitlahuac Ruiz Matus, entonces Presidente de tan prestigiada asociación civil. El connotado salubrista se refirió a los programas que tienen que ver con vacunación universal, planificación familiar, salud sexual y reproductiva, enfermedades crónicas y degenerativas, el grave problema del sobrepeso y obesidad y otros más. Inteligentemente el Dr. Chertorivski incorporó a su equipo de trabajo a dos elementos de gran valía para la salud pública del país, el Dr. Pablo Kuri Morales y al propio Dr. Ruiz Matus. Por ello, la nave de la salud enderezó algo el camino al final del sexenio. Celebro por ello la ratificación del primero de parte de la Dra. Mercedes Juan; espero la del segundo.
El primer rubro es el que se refiere a la denominada medicina clínica, asistencial o curativa, la que tiene lugar en los establecimientos de los tres niveles de atención, desde el más pequeño centro de salud hasta los sofisticados y complejos hospitales de alta especialidad y los institutos nacionales de determinado grupo de especialidades. A pesar de que el ex presidente Felipe Calderón presumió que durante su gestión se construyeron y equiparon más hospitales y unidades médicas de primer nivel que en ninguna otra administración federal, sin embargo es muy cierto que no se fortaleció lo ya existente. ¿O acaso existe la evidencia de que se remodeló, rehabilitó o amplió un porcentaje significativo de los que requieren acciones de conservación y mantenimiento? ¿No hubiera sido un mejor destino de los recursos presupuestados en materia de salud, la dotación de nuevo y moderno equipamiento (mobiliario, equipo médico, instrumental, etc.,) para eliminar todo lo que ya es obsoleto e ineficiente?, y algo más trascendente: la mayor parte de los hospitales del sector público de nuestro país carece de plantillas completas y suficientes de recursos humanos. Un ejemplo: los hospitales de 60 y menos camas no disponen de especialistas de las cuatro ramas troncales de la medicina para atender los turnos matutino, vespertino y las guardias nocturnas; difícilmente los hay para cubrir periodos vacacionales y días festivos, y como consecuencia de ello son los internos de pregrado, que aún no son médicos, los que llevan el peso de la atención, sobre todo nocturna en gran parte de estos nosocomios, con todas las consecuencias imaginables. La carencia no sólo son los médicos, hay que agregar también la falta de enfermeras y otros recursos humanos de la rama paramédica y administrativa. Otra pregunta es ¿Cuántos hospitales corrigieron su tremendo déficit presupuestal y por ende sus faltantes en las partidas de medicamentos, materiales de laboratorio, imagenología y rayos equis, materiales y útiles de oficina, ropería y en especial de conservación y mantenimiento, por señalar unas cuantas?
Al final del sexenio anterior se hizo énfasis en el hecho de haber alcanzado la cobertura universal mediante la incorporación de millones de familias mexicanas al llamado seguro popular. ¿Qué tanto es digno de crédito semejante aseveración? En relación al otro rubro de este asunto quiero comentar que en la ciudad de Puebla, la Sociedad Mexicana de Salud Pública realizó su Reunión Anual en el año 2011. Ahí se estrenó como Secretario de Salud federal el Doctor en Economía Salomón Chertorivski Woldenberg, quien escuchó a pie firme la más fuerte crítica a los magros resultados alcanzados y deficiencias y omisiones observadas en algunos programas prioritarios, jamás expresada ante un titular de la Secretaría del ramo. Se lo dijo un oaxaqueño, el Dr. Cuitlahuac Ruiz Matus, entonces Presidente de tan prestigiada asociación civil. El connotado salubrista se refirió a los programas que tienen que ver con vacunación universal, planificación familiar, salud sexual y reproductiva, enfermedades crónicas y degenerativas, el grave problema del sobrepeso y obesidad y otros más. Inteligentemente el Dr. Chertorivski incorporó a su equipo de trabajo a dos elementos de gran valía para la salud pública del país, el Dr. Pablo Kuri Morales y al propio Dr. Ruiz Matus. Por ello, la nave de la salud enderezó algo el camino al final del sexenio. Celebro por ello la ratificación del primero de parte de la Dra. Mercedes Juan; espero la del segundo.
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