Adolescentes: embarazadas y con ITS.
En los Estados Unidos de Norteamérica los dos principales problemas que tienen con sus adolescentes son las adicciones y el embarazo no planeado. En los países de Europa del Este el inicio de las relaciones sexuales ocurre más tempranamente que en nuestros vecinos del Norte, pero la diferencia tal vez no es arriba de dos años entre unos y otros. Hace menos de una década los medios masivos de comunicación dieron cuenta, de manera profusa, acerca del caso de una niña todavía en la pubertad, cuyos compañeros de un colegio británico se disputaban el hecho de haberla embarazado. Ahora sabemos de una noticia que en cierta forma es impactante, pues la información es que en la ciudad de Medellín, Colombia, se ha inventado un “jueguito” entre adolescentes al que se le ha denominado “La Ruleta” que es un carrusel sexual que remeda el antiguo juego de la silla, en el que los varones giran, al compás de cierta melodía, alrededor de las sillas donde se encuentran las jovencitas desnudas, cuando el ritmo de la música se detiene los varones deben penetrar de inmediato a la que quedó delante de ellos; el primero que eyacula pierde. Hay un añadido: bebidas embriagantes y posiblemente sustancias adictivas de por medio.
Producto de este desenfreno, el Ministerio de Salud de dicho país ha dado a conocer que, en el año 2012, casi 7 mil jovencitas de entre 10 y 19 años quedaron embarazadas. Dicha cifra es superior a la observada en años previos y las propias adolescentes han comentado que su embarazo es producto de varias sesiones de la dichosa “ruleta”. Lo anterior ha provocado y con razón, una gran afectación en los padres de familia colombianos, muchos de los cuales han quedado destrozados. Al respecto, no es de ahora que los jóvenes busquen y logren hacer realidad sus fantasías sexuales, pero es obvio que existen cada vez más las condiciones que favorecen tales prácticas, fundamentalmente la creciente desintegración familiar, las páginas en internet con elevado contenido erótico, la facilidad para “subir” y observar imágenes y escenas de francas relaciones sexuales entre adolescentes, las escenas de parejas en la cama en casi todas las telenovelas y en las películas que se exhiben en las salas de cine, así como la venta, sin ningún tipo de control, de una gran profusión de revistas, cintas de video y artículos eminentemente pornográficos.
No me he catalogado como un individuo conservador ni mucho menos “chapado a la antigua”; creo que no me ha costado mucho trabajo adaptarme a los tremendos cambios que a mi generación nos ha tocado vivir, pero sí reconozco que existen una serie de factores que han conducido a la pérdida de valores en millones de familias de todo el mundo. La situación es sencilla, o aquellos ya no se transmiten de padres a hijos o los primeros han dejado de actuar para servir de ejemplo o de modelo para los segundos. Es indudable que el ambiente actual es un poderoso factor para modificar conductas y destruir la vida de los jóvenes, pero sigo creyendo que si estos han recibido en sus hogares una sólida formación integral difícilmente van a torcer su camino.
Los padres de familia se quejan cada día más respecto de sus hijos adolescentes. Les preocupa las manifestaciones amorosas que sostienen a plena luz del día, delante de quien sea y en el lugar que sea y les causa asombro el hecho de que la etapa de noviazgo se haya acortado tanto para dar paso a las relaciones sexuales, las que se realizan generalmente sin protección alguna. Antes, expresan los padres de familia, el joven declaraba su amor a la futura novia, la etapa de noviazgo duraba incluso dos o más años y no siempre implicaba el acto carnal, mientras que ahora las relaciones sexuales son el común denominador; atrás está quedando la esencia del romanticismo. Para ello, las parejas se valen de múltiples artimañas y finalmente consiguen realizar el coito donde se les ocurra. No es extraño que antes de convertirse en adultos los adolescentes hayan vivido varias experiencias de este tipo. En lo dicho está claro lo que debemos hacer gobierno y sociedad, para prevenir el embarazo en las adolescentes y las infecciones de transmisión sexual.
Producto de este desenfreno, el Ministerio de Salud de dicho país ha dado a conocer que, en el año 2012, casi 7 mil jovencitas de entre 10 y 19 años quedaron embarazadas. Dicha cifra es superior a la observada en años previos y las propias adolescentes han comentado que su embarazo es producto de varias sesiones de la dichosa “ruleta”. Lo anterior ha provocado y con razón, una gran afectación en los padres de familia colombianos, muchos de los cuales han quedado destrozados. Al respecto, no es de ahora que los jóvenes busquen y logren hacer realidad sus fantasías sexuales, pero es obvio que existen cada vez más las condiciones que favorecen tales prácticas, fundamentalmente la creciente desintegración familiar, las páginas en internet con elevado contenido erótico, la facilidad para “subir” y observar imágenes y escenas de francas relaciones sexuales entre adolescentes, las escenas de parejas en la cama en casi todas las telenovelas y en las películas que se exhiben en las salas de cine, así como la venta, sin ningún tipo de control, de una gran profusión de revistas, cintas de video y artículos eminentemente pornográficos.
No me he catalogado como un individuo conservador ni mucho menos “chapado a la antigua”; creo que no me ha costado mucho trabajo adaptarme a los tremendos cambios que a mi generación nos ha tocado vivir, pero sí reconozco que existen una serie de factores que han conducido a la pérdida de valores en millones de familias de todo el mundo. La situación es sencilla, o aquellos ya no se transmiten de padres a hijos o los primeros han dejado de actuar para servir de ejemplo o de modelo para los segundos. Es indudable que el ambiente actual es un poderoso factor para modificar conductas y destruir la vida de los jóvenes, pero sigo creyendo que si estos han recibido en sus hogares una sólida formación integral difícilmente van a torcer su camino.
Los padres de familia se quejan cada día más respecto de sus hijos adolescentes. Les preocupa las manifestaciones amorosas que sostienen a plena luz del día, delante de quien sea y en el lugar que sea y les causa asombro el hecho de que la etapa de noviazgo se haya acortado tanto para dar paso a las relaciones sexuales, las que se realizan generalmente sin protección alguna. Antes, expresan los padres de familia, el joven declaraba su amor a la futura novia, la etapa de noviazgo duraba incluso dos o más años y no siempre implicaba el acto carnal, mientras que ahora las relaciones sexuales son el común denominador; atrás está quedando la esencia del romanticismo. Para ello, las parejas se valen de múltiples artimañas y finalmente consiguen realizar el coito donde se les ocurra. No es extraño que antes de convertirse en adultos los adolescentes hayan vivido varias experiencias de este tipo. En lo dicho está claro lo que debemos hacer gobierno y sociedad, para prevenir el embarazo en las adolescentes y las infecciones de transmisión sexual.
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