Dengue: focos rojos en el país y en Oaxaca.
En 1962 se declaró a nuestro país libre del Aedes aegypti, cuya eliminación se constituyó en una de las principales acciones para la erradicación de la Fiebre amarilla. Ese mosco fue el medio para transmitir esta última desde tiempos inmemoriales y también lo es para el Dengue. El país se reinfestó de ese mosquito en las dos fronteras en 1975; tres años después reapareció el Dengue llamado clásico y en 1980 se observó una terrible epidemia, registrándose más de 50 mil casos, los que disminuyeron en los años siguientes. Del año 2000 a la fecha (semana epidemiológica No. 37, al 16 de septiembre) se han confirmado en México más de 362 mil casos de Dengue; de ellos el 77% han sido de Dengue febril o clásico y el 23% de Dengue hemorrágico. Los años con mayor cantidad de brotes epidémicos han sido 2007 y 2009 con más de 50 mil casos de ambas variantes cada uno. Es muy preocupante que el año pasado el 36% de los 52 mil casos fueron de Dengue hemorrágico, la cifra más alta desde 1980.
En Oaxaca se han registrado en el mismo periodo casi 22 mil 500 casos; 78% de ellos de Dengue febril y 22% de Dengue hemorrágico. La primera cifra significa el 6.2% de todo el país, pero su incidencia es superior a la nacional y aunque ocupa el 10º. lugar por el número de casos en el 2013, el incremento del Dengue hemorrágico el año pasado y en el presente es alarmante (40% y 37.5%, respectivamente).
El cuadro clínico del Dengue febril o clásico se caracteriza por fiebre elevada, de inicio brusco, con intenso dolor de cabeza y de los músculos, articulaciones y ojos, que aumenta con los movimientos de estos, presencia de un rash transitorio en la piel, intolerancia anormal a la luz, insomnio, comezón, diarrea, náusea, vómito, dolor abdominal, pérdida del apetito, exageración de la sensibilidad general, congestión faríngea y conjuntivitis, son los signos y síntomas que con mayor frecuencia se presentan en las personas afectadas por el Dengue, también conocido popularmente como “trancazo” o como “fiebre quebrantahuesos”. Generalmente toda esta sintomatología ocurre de cuatro a siete días después de la transmisión por el mosco que actúa como vector y el cuadro clínico descrito puede durar de tres a siete días; en los menores de cinco años es posible que sólo se presente el síndrome febril.
De cada diez pacientes con Dengue febril, uno o dos presentan, además, manifestaciones de sangrado de mucosas y debajo de la piel, así como moretones en la misma, e incluso hemorragias menores por la nariz o en las encías. La complicación más temida es la Fiebre hemorrágica, en la que suelen observarse hemorragias como las señaladas, el sangrado puede ser urogenital, en sitios de punción, de las vías respiratorias desde los pulmones, y del tubo digestivo. El paciente puede sufrir dolor en las áreas hepática y abdominal y mostrar evidencia de colección de líquidos en pleura y abdomen, edema en diversos órganos y crecimiento del hígado y bazo. La muerte ocurre por insuficiencia hepática y renal, daño cerebral y afectación del organismo de manera generalizada. Existen una serie de complicaciones que conducen al cuadro de choque y los signos de alarma son: dolor abdominal intenso y sostenido, vómito persistente, caída brusca de la temperatura, con frecuencia acompañada de sudoración, disminución de los movimientos por extrema debilidad muscular y desvanecimientos continuos, además de inquietud y somnolencia. Todos los casos de Dengue deben confirmarse con estudios especiales.
El Dengue febril afecta sobre todo a las personas de 25 a 44 años y el hemorrágico a las de 10 a 14 años. De acuerdo a la OMS existen entre 30 y 60 millones de infecciones por año en el mundo; mueren miles en más de 100 países y están en zona de riesgo alrededor de dos mil millones de personas. El medio ambiente actual en México es propicio para el Dengue. Además de las medidas de control del mosquito con uso de larvicidas, es imprescindible la participación comunitaria; de ahí la importancia de las acciones del programa patio limpio, del desyerbado, cuidado del agua almacenada y el empleo de peces en los depósitos de agua para uso y consumo humano.
En Oaxaca se han registrado en el mismo periodo casi 22 mil 500 casos; 78% de ellos de Dengue febril y 22% de Dengue hemorrágico. La primera cifra significa el 6.2% de todo el país, pero su incidencia es superior a la nacional y aunque ocupa el 10º. lugar por el número de casos en el 2013, el incremento del Dengue hemorrágico el año pasado y en el presente es alarmante (40% y 37.5%, respectivamente).
El cuadro clínico del Dengue febril o clásico se caracteriza por fiebre elevada, de inicio brusco, con intenso dolor de cabeza y de los músculos, articulaciones y ojos, que aumenta con los movimientos de estos, presencia de un rash transitorio en la piel, intolerancia anormal a la luz, insomnio, comezón, diarrea, náusea, vómito, dolor abdominal, pérdida del apetito, exageración de la sensibilidad general, congestión faríngea y conjuntivitis, son los signos y síntomas que con mayor frecuencia se presentan en las personas afectadas por el Dengue, también conocido popularmente como “trancazo” o como “fiebre quebrantahuesos”. Generalmente toda esta sintomatología ocurre de cuatro a siete días después de la transmisión por el mosco que actúa como vector y el cuadro clínico descrito puede durar de tres a siete días; en los menores de cinco años es posible que sólo se presente el síndrome febril.
De cada diez pacientes con Dengue febril, uno o dos presentan, además, manifestaciones de sangrado de mucosas y debajo de la piel, así como moretones en la misma, e incluso hemorragias menores por la nariz o en las encías. La complicación más temida es la Fiebre hemorrágica, en la que suelen observarse hemorragias como las señaladas, el sangrado puede ser urogenital, en sitios de punción, de las vías respiratorias desde los pulmones, y del tubo digestivo. El paciente puede sufrir dolor en las áreas hepática y abdominal y mostrar evidencia de colección de líquidos en pleura y abdomen, edema en diversos órganos y crecimiento del hígado y bazo. La muerte ocurre por insuficiencia hepática y renal, daño cerebral y afectación del organismo de manera generalizada. Existen una serie de complicaciones que conducen al cuadro de choque y los signos de alarma son: dolor abdominal intenso y sostenido, vómito persistente, caída brusca de la temperatura, con frecuencia acompañada de sudoración, disminución de los movimientos por extrema debilidad muscular y desvanecimientos continuos, además de inquietud y somnolencia. Todos los casos de Dengue deben confirmarse con estudios especiales.
El Dengue febril afecta sobre todo a las personas de 25 a 44 años y el hemorrágico a las de 10 a 14 años. De acuerdo a la OMS existen entre 30 y 60 millones de infecciones por año en el mundo; mueren miles en más de 100 países y están en zona de riesgo alrededor de dos mil millones de personas. El medio ambiente actual en México es propicio para el Dengue. Además de las medidas de control del mosquito con uso de larvicidas, es imprescindible la participación comunitaria; de ahí la importancia de las acciones del programa patio limpio, del desyerbado, cuidado del agua almacenada y el empleo de peces en los depósitos de agua para uso y consumo humano.
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