Bis. Cuatro paradigmas de la Medicina.

A propósito del Día del Médico, en octubre del año 2000 la editorial Porrúa publicó la primera edición del libro: “Cartas a un joven mexicano estudiante de medicina”, cuyo coordinador, el Lic. Mario Melgar Adalid, logró compilar el pensamiento crítico y pleno de humanismo de 112 insignes médicos de nuestro país. El prólogo, por cierto, lo escribió en Tlacochahuaya Don Andrés Henestrosa. El día 23 de este mes, cuatro de los médicos escribientes en ese libro fueron objeto de un justo homenaje, develándose el busto de cada uno de ellos en la Explanada de los Médicos Ilustres de la Secretaría de Salud federal, con la asistencia del presidente de la República. Por su contenido me he permitido reproducir una pequeña parte de lo que expresaron hace trece años los cuatro médicos homenajeados.

Dr. Ruy Pérez Tamayo. “Con todos sus problemas actuales, y los muchos que le esperan en el futuro, cuando tú estarás ejerciendo tu profesión médica, la medicina seguirá siendo la más bella, la más estimulante, la más noble, la más humana y la más satisfactoria de todas las profesiones, mil veces mejor que los oficios de Creso, de Sócrates, de Don Juan, del Rey Carlos V, de Napoleón o de Einstein. Yo la he disfrutado de esa manera durante toda mi vida profesional, y si tuviera que empezar de nuevo, otra vez escogería ser médico. Nuestro gremio cuenta con algunas de las más grandes figuras de la historia, como Hipócrates, Galeno, Avicena, Vesalio, Harvey, Paré, Laennec, Pasteur, Bernard, Virchow, Metchnikoff, Ehrlich, Osler, Fleming, y entre nosotros a Jiménez, Toussaint, Chávez, Cosío Villegas, Ayala González, Celis, Costero, Zubirán, Gómez, y otros más. Te deseo que a través de tu carrera llegues a ser uno más de ellos, pero que esa no sea tu meta, sino cumplir con el último aforismo de Hipócrates, que dice: Curar algunas veces, ayuda con frecuencia; consolar siempre.

Dr. Jesús Kumate Rodríguez. “El siglo XXI será pleno de planteamientos bioéticos, entre otros: Eutanasia asistida, clonación, terapia génica, uso de células troncales embrionarias, aborto “parcial”, “actualización” del Código Helsinki, manipulación del reloj biológico, entre otros. Consejos personales que pueden serte útiles: suscribirte a The Lancet, releer los libros canónicos de tu convicción religiosa, El Quijote, Hamlet, El Mercader de Venecia, La guerra y la paz. Hago votos para que durante tu ejercicio profesional, como R. Hutchinson, “no prefieras el conocimiento a la sabiduría, la ciencia sobre el arte, la astucia al sentido común, no considerar a tus enfermos como casos y nunca prescribas medicamentos más agresivos que la enfermedad” y al término de una larga y exitosa actuación puedas afirmar como William Osler: …”he cultivado cierta ecuanimidad que me ha permitido aceptar los éxitos sin orgullo y el cariño de mis amigos con naturalidad… y puedo decir que durante mi vida no abrigué temores, no amé las sombras, no torcí y no toleré engaños”.

Dr. Fernando Ortiz Monasterio. “El panorama de la medicina ha cambiado. Los médicos generales, aún en poblaciones relativamente pequeñas, son cada vez más escasos. La tendencia es hacia la especialización y tú probablemente decidirás seguir ese camino. Las plazas de residente, aunque muy numerosas son insuficientes para todos los candidatos. Deberás, por tanto, someterte a un examen de selección y obtener una calificación elevada que te permita obtener un puesto en el área de tu interés. La residencia implica una dedicación den tiempo completo dentro de un hospital, con guardias frecuentes, largas horas de trabajo y algunas horas más que deben ser robadas del sueño, a la familia y a la diversión, que tendrá que dedicar al estudio. Este proceso dura de tres a cinco años, según la disciplina que escojas, al cabo de los cuales deberás sujetarte a un examen final y obtener la certificación que te acredita como un especialista capaz de resolver la mayor parte de los problemas que más adelante verás en tu campo. En ese momento se ha terminado la vida de estudiante de posgrado, donde siempre hay alguien más experto a quien consultar y con quien compartir la responsabilidad de las decisiones. Por dura que haya sido la residencia la recordarás como una de las mejores épocas de tu vida”

Dr. Guillermo Soberón Acevedo. “Desde ahora debes aceptar que hay que estudiar intensamente y que así va a ser toda tu vida. En efecto, es tal la movilidad de la materia médica que es preciso continuar la captación de las nuevas verdades para lo cual surgen innovadores mecanismos, pero todos, sin excepción, reclaman una entrega permanente. Hace algunos años diserté ante quienes ingresaban, entonces, a la Facultad de Medicina, sobre lo que consideré el decálogo del buen estudiante. Espero que te sean de utilidad: 1. La medicina tiene un alto grado de complejidad, por lo tanto, hay que acometerla con toda seriedad, sea el ejercicio de la clínica, la investigación biomédica o la salud pública; 2. Estudia para aprender, no para pasar exámenes. Acuérdate que el que sabe pasa aunque no quiera; 3. No te conformes con lo que te ofrece tu profesor en la clase; 4. Usa los textos en su idioma original; 5. Procura entender muy bien lo que lees para razonarlo y relacionarlo con otras piezas del conocimiento, lo que facilitará su asimilación, más que “machetear” el texto; 6. Acostúmbrate a tener continuidad en los estudios, pues si dejas lagunas, esos huecos te afectan para el aprendizaje; 7. No pretendas especializarte tempranamente en tus estudios; 8. Sé respetuoso con tus maestros, además de agradecido; 9. Ten presente que te preparas no sólo para la medicina de hoy, sino para la que habrá de venir y 10. Procura mantener siempre el anhelo de enseñar para retornar con creces lo que recibes.

La carrera requiere, pues de enorme esfuerzo y absoluta entrega; lo que logres en esa etapa será el cimiento de tu vida profesional en la que no habrán de cesar ese esfuerzo y esa entrega; por eso te he mencionado que el estudio será tu “estilo de vida”. También es cierto que la profesión médica es una de las más recompensantes experiencias que puede deparar la actividad humana.

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