¿Miedo a la “quimio”?
Por décadas, infinidad de personas de todos los grupos de edad y de ambos sexos en los cinco continentes, han sido tratados con quimioterapia contra el cáncer y cuando la han recibido de manera oportuna el resultado ha sido satisfactorio, pero a pesar de los grandes avances en el tratamiento del cáncer no siempre ha sido posible controlarlo y en no pocas ocasiones se han observado recurrencias que terminan con la muerte de los pacientes.
Es común en nuestros días escuchar a familiares y amistades, e incluso a otras personas en diversos momentos de nuestra vida cotidiana, mencionar que les van a aplicar o han sido sometidos a un tratamiento de quimioterapia, complementado o no con dosis de radioterapia o con alguna intervención quirúrgica, porque se les detectó una neoplasia maligna. La mayoría de los que estamos aparentemente sanos sentimos temor ante la palabra cáncer y nos asusta la idea de que se nos aplique la llamada popularmente “quimio”, principalmente por dos razones, la primera de las cuales tiene que ver con los efectos secundarios de los medicamentos, y la otra porque existe la idea generalizada de que a pesar del tratamiento finalmente el cáncer nos va a ganar la batalla. Algo hay de cierto en ambas razones, pero los temores y el miedo pueden calmarse o disminuir si tenemos un conocimiento apropiado en relación a lo que es la quimioterapia, cómo funciona y lo que podemos esperar de ella.
Quimioterapia es el uso de cualquier medicamento para tratar cualquier enfermedad, aunque para el caso que nos ocupa el uso se lo damos con referencia al tratamiento del cáncer. También se utilizan los términos “terapia antineoplásica” y “terapia citotóxica”, que quieren decir contra el cáncer y el que destruye las células, respectivamente. A diferencia del uso de radiaciones y de las intervenciones quirúrgicas contra el cáncer, la quimioterapia es un tratamiento sistémico, lo cual quiere decir que los medicamentos viajan a través de todo el cuerpo para penetrar a las células del cáncer, adondequiera que se encuentren; es posible que interactúen con otros medicamentos y que según el tipo de neoplasia el tratamiento integral se complemente con el uso de radioterapia y/o cirugía. La quimioterapia funciona de acuerdo al ciclo celular, fundamentalmente en la etapa de su replicación; los efectos secundarios ocurren porque los medicamentos también actúan en las células en reproducción de los tejidos normales, principalmente las células sanguíneas de la médula ósea, de los folículos pilosos y las que recubren los tractos digestivo y reproductor. Los principales efectos indeseables son las náuseas, vómito, pérdida del cabello (incluido el vello del cuerpo, las pestañas y las cejas), fatiga, presencia de diversas infecciones, llagas en la boca y en la garganta, a veces incremento del peso, problemas de la memoria y en las mujeres puede ocurrir la menopausia de manera temprana. Los síntomas se eliminan cuando concluye o se suspende el tratamiento temporalmente.
Son tres los objetivos de la quimioterapia: la curación, aunque nunca habrá la plena garantía de que ello ocurra; el control de la enfermedad, con lo que es posible que las personas se sientan mejor y vivan más tiempo; por último, la llamada paliación cuando únicamente se trata de mejorar la calidad de la vida. La “quimio” se puede aplicar en un hospital, en el consultorio médico, en una clínica ambulatoria, en el hogar e incluso en el lugar de trabajo. Las vías de administración son la oral, intravenosa, intramuscular y subcutánea. También se puede inyectar el fármaco directamente en el tumor canceroso, debajo de la piel, o se puede aplicar a esta en forma de crema o loción. En síntesis, el tratamiento depende del tipo de cáncer, extensión, grado de daño y si ha causado o no metástasis.
Por último, nuevos medicamentos, combinaciones de ellos y técnicas de administración, permiten a los médicos curar o controlar el cáncer, reducir los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida de las personas. En los próximos años habrá avances de importancia acerca de lo que hoy en día se investiga. La esperanza es evidente.
Es común en nuestros días escuchar a familiares y amistades, e incluso a otras personas en diversos momentos de nuestra vida cotidiana, mencionar que les van a aplicar o han sido sometidos a un tratamiento de quimioterapia, complementado o no con dosis de radioterapia o con alguna intervención quirúrgica, porque se les detectó una neoplasia maligna. La mayoría de los que estamos aparentemente sanos sentimos temor ante la palabra cáncer y nos asusta la idea de que se nos aplique la llamada popularmente “quimio”, principalmente por dos razones, la primera de las cuales tiene que ver con los efectos secundarios de los medicamentos, y la otra porque existe la idea generalizada de que a pesar del tratamiento finalmente el cáncer nos va a ganar la batalla. Algo hay de cierto en ambas razones, pero los temores y el miedo pueden calmarse o disminuir si tenemos un conocimiento apropiado en relación a lo que es la quimioterapia, cómo funciona y lo que podemos esperar de ella.
Quimioterapia es el uso de cualquier medicamento para tratar cualquier enfermedad, aunque para el caso que nos ocupa el uso se lo damos con referencia al tratamiento del cáncer. También se utilizan los términos “terapia antineoplásica” y “terapia citotóxica”, que quieren decir contra el cáncer y el que destruye las células, respectivamente. A diferencia del uso de radiaciones y de las intervenciones quirúrgicas contra el cáncer, la quimioterapia es un tratamiento sistémico, lo cual quiere decir que los medicamentos viajan a través de todo el cuerpo para penetrar a las células del cáncer, adondequiera que se encuentren; es posible que interactúen con otros medicamentos y que según el tipo de neoplasia el tratamiento integral se complemente con el uso de radioterapia y/o cirugía. La quimioterapia funciona de acuerdo al ciclo celular, fundamentalmente en la etapa de su replicación; los efectos secundarios ocurren porque los medicamentos también actúan en las células en reproducción de los tejidos normales, principalmente las células sanguíneas de la médula ósea, de los folículos pilosos y las que recubren los tractos digestivo y reproductor. Los principales efectos indeseables son las náuseas, vómito, pérdida del cabello (incluido el vello del cuerpo, las pestañas y las cejas), fatiga, presencia de diversas infecciones, llagas en la boca y en la garganta, a veces incremento del peso, problemas de la memoria y en las mujeres puede ocurrir la menopausia de manera temprana. Los síntomas se eliminan cuando concluye o se suspende el tratamiento temporalmente.
Son tres los objetivos de la quimioterapia: la curación, aunque nunca habrá la plena garantía de que ello ocurra; el control de la enfermedad, con lo que es posible que las personas se sientan mejor y vivan más tiempo; por último, la llamada paliación cuando únicamente se trata de mejorar la calidad de la vida. La “quimio” se puede aplicar en un hospital, en el consultorio médico, en una clínica ambulatoria, en el hogar e incluso en el lugar de trabajo. Las vías de administración son la oral, intravenosa, intramuscular y subcutánea. También se puede inyectar el fármaco directamente en el tumor canceroso, debajo de la piel, o se puede aplicar a esta en forma de crema o loción. En síntesis, el tratamiento depende del tipo de cáncer, extensión, grado de daño y si ha causado o no metástasis.
Por último, nuevos medicamentos, combinaciones de ellos y técnicas de administración, permiten a los médicos curar o controlar el cáncer, reducir los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida de las personas. En los próximos años habrá avances de importancia acerca de lo que hoy en día se investiga. La esperanza es evidente.
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