Plan para alcanzar una vejez feliz.
Cuando se es joven difícilmente se piensa en el tema de la vejez y menos aún en la muerte; la expresión más común es que hay que vivir el presente, el hoy, sin preocuparse del mañana, del futuro y que la vida hay que gozarla intensamente. Sin embargo, parecería contradictorio señalar que el momento más conveniente para iniciar el proyecto dirigido a lograr una vejez feliz es precisamente cuando se es adulto joven; el proyecto a incluir acciones de prevención, una rutina que permita retardar la vejez y un plan para que se llegue feliz a esta última física, mental y económicamente. Es el momento ideal porque la juventud es una etapa de gran motivación, productividad, vitalidad, visión y energía.
Para lograr la salud física en imprescindible prevenir y evitar aquellas enfermedades que por predisposición genética generacional han predominado a nivel familiar, como es el caso de la diabetes, los padecimientos cardiovasculares, la obesidad, las neoplasias, etc. Por ello es importante cuidar el contenido y la calidad de nuestra alimentación para mantener una nutrición apropiada, desechando los productos chatarra y toda clase de excesos de comida y de bebidas alcohólicas. Evitar el consumo de cigarrillos es fundamental, pero también es conveniente aplicar una rutina de actividad física para mantener al sistema musculoesquelético en magníficas condiciones de elasticidad y fortaleza, lo que puede ayudar en la prevención de la osteoporosis, para que se dé un óptimo intercambio de la insulina entre el torrente circulatorio y los músculos y para contribuir a la adecuada conservación del sistema cardiovascular y pulmonar con el objetivo de prevenir la arterioesclerosis. Todo ello retardará el inicio de la vejez y permitirá enfrentar las enfermedades y las molestias o consecuencias de las mismas, conocidas popularmente como “achaques”.
Para obtener la salud mental hay que incrementar la actividad cerebral; para ello hay varias opciones como la pintura, la lectura, el aprendizaje, actualización o fortalecimiento de algún idioma, la música, el hábito de escribir, el mantenimiento o reparación de objetos domésticos, la jardinería, integración con personas de la generación para conversar, incorporación a un determinado club de servicio, los juegos de mesa, etc. Debe incluirse la autocrítica para examinar nuestro comportamiento y analizar sus consecuencias, pues las actitudes y manías inherentes a los viejos pueden conducir a la necedad, a la ignorancia, a rechazar o ser rechazados por la familia, los amigos y la sociedad. Mediante la autocrítica podemos aceptar nuestra realidad; tal es el caso de la condición física y mental, para no oponernos al cambio de nuestra imagen, es decir, a las modificaciones de nuestro cuerpo como consecuencia irreversible de la vejez.
Por otra parte, una buena salud mental facilita las relaciones humanas, con lo que se evita la depresión y la soledad y el rechazar y ser rechazado. Un individuo en su vejez puede vivir en un entorno positivo y ser tomado en cuenta para pedirle consejos y reconocerlo como persona de valía, digna de estimación, con experiencia, conocimiento, talento, agudeza, juicio, reflexión y otras virtudes más.
Para lograr la salud económica hay que ahorrar desde el comienzo de la vida productiva, pues este hábito es el único medio para formar un capital, que se irá acrecentando de manera importante al paso del tiempo, siempre y cuando se destine para el fin que se persigue. Además, disponer de un seguro de vida y de gastos médicos nos ayuda para mantener nuestra salud física y mental al sentirnos protegidos.
En la medida que alcancemos una autonomía física, mental y económica, y cumplamos el plan establecido, retrasaremos la llegada de la vejez y cuando ésta arribe, si nos mantenemos activos y productivos, será feliz y exitosa. ¿Usted ya tiene su plan?, y si no ¿Qué espera para hacer su tarea?
Sirvió de inspiración para el presente artículo el publicado con otro nombre por los médicos Nicolás Martín del Campo y Juan Felipe Sánchez Marle. Revista Gaceta Médica de México. 2011; 147:246-9.
Para lograr la salud física en imprescindible prevenir y evitar aquellas enfermedades que por predisposición genética generacional han predominado a nivel familiar, como es el caso de la diabetes, los padecimientos cardiovasculares, la obesidad, las neoplasias, etc. Por ello es importante cuidar el contenido y la calidad de nuestra alimentación para mantener una nutrición apropiada, desechando los productos chatarra y toda clase de excesos de comida y de bebidas alcohólicas. Evitar el consumo de cigarrillos es fundamental, pero también es conveniente aplicar una rutina de actividad física para mantener al sistema musculoesquelético en magníficas condiciones de elasticidad y fortaleza, lo que puede ayudar en la prevención de la osteoporosis, para que se dé un óptimo intercambio de la insulina entre el torrente circulatorio y los músculos y para contribuir a la adecuada conservación del sistema cardiovascular y pulmonar con el objetivo de prevenir la arterioesclerosis. Todo ello retardará el inicio de la vejez y permitirá enfrentar las enfermedades y las molestias o consecuencias de las mismas, conocidas popularmente como “achaques”.
Para obtener la salud mental hay que incrementar la actividad cerebral; para ello hay varias opciones como la pintura, la lectura, el aprendizaje, actualización o fortalecimiento de algún idioma, la música, el hábito de escribir, el mantenimiento o reparación de objetos domésticos, la jardinería, integración con personas de la generación para conversar, incorporación a un determinado club de servicio, los juegos de mesa, etc. Debe incluirse la autocrítica para examinar nuestro comportamiento y analizar sus consecuencias, pues las actitudes y manías inherentes a los viejos pueden conducir a la necedad, a la ignorancia, a rechazar o ser rechazados por la familia, los amigos y la sociedad. Mediante la autocrítica podemos aceptar nuestra realidad; tal es el caso de la condición física y mental, para no oponernos al cambio de nuestra imagen, es decir, a las modificaciones de nuestro cuerpo como consecuencia irreversible de la vejez.
Por otra parte, una buena salud mental facilita las relaciones humanas, con lo que se evita la depresión y la soledad y el rechazar y ser rechazado. Un individuo en su vejez puede vivir en un entorno positivo y ser tomado en cuenta para pedirle consejos y reconocerlo como persona de valía, digna de estimación, con experiencia, conocimiento, talento, agudeza, juicio, reflexión y otras virtudes más.
Para lograr la salud económica hay que ahorrar desde el comienzo de la vida productiva, pues este hábito es el único medio para formar un capital, que se irá acrecentando de manera importante al paso del tiempo, siempre y cuando se destine para el fin que se persigue. Además, disponer de un seguro de vida y de gastos médicos nos ayuda para mantener nuestra salud física y mental al sentirnos protegidos.
En la medida que alcancemos una autonomía física, mental y económica, y cumplamos el plan establecido, retrasaremos la llegada de la vejez y cuando ésta arribe, si nos mantenemos activos y productivos, será feliz y exitosa. ¿Usted ya tiene su plan?, y si no ¿Qué espera para hacer su tarea?
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