Tres enemigos silenciosos.
EL Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología colabora con la Universidad Nacional Autónoma de México para editar cada mes el cartel “UNA Mirada a la Ciencia”. Todos los carteles que han editado han sido de suma relevancia y de excelente manufactura, además de que su contenido e imágenes son diseñados con sumo cuidado y con información verídica y actualizada de cada uno de los interesantes temas que se abordan. Para muestra de esto último he querido difundir el último de ellos. Al final de la exposición de cada “enemigo silencioso” aparece la fuente respectiva para darle el crédito que merece.
La Hipertensión arterial es el primero de tales enemigos. De ella se dice que sin siquiera sospecharlo, se puede sufrir una enfermedad cuyos síntomas han pasado desapercibidos, que a menudo parecen señales inofensivas y que cuando uno se da cuenta puede ser demasiado tarde. Se puede pensar en dicho padecimiento si: Se sufre de dolores de cabeza y se piensa que es por estrés; se siente falta de aire, pero se atribuye al exceso de actividad, o el sangrado por la nariz inquieta pero no paraliza la vida. En realidad, algunas personas manifiestan así la Hipertensión arterial alta. La única manera de poder identificarla es por medio de la medición regular de la presión arterial. Se asocia al estrés, tabaquismo, consumo excesivo de sal y a la vida sedentaria. La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las arterias al ser bombeada por el corazón, entre más alta más esfuerzo hace el corazón para bombear. Si no es controlada puede causar infarto al miocardio, insuficiencia renal, ceguera o un accidente vascular cerebral. La presión arterial del hipertenso es superior a los 140/90 mm Hg. Lo normal es 120/80. Fuente: Organización Mundial de la Salud.
La Hepatitis C, es otro enemigo silencioso. Esta enfermedad es provocada por un virus que ataca al Hígado, como sucede con los otros tipos de Hepatitis. Otras variantes es por consumo de alcohol o por enfermedades autoinmunes. Pero mientras las tipo A y B brotan y se resuelven, el virus de la Hepatitis C puede atacar por años sin ninguna alteración evidente. Por lo general, el virus se detecta a través de análisis de sangre cuando alguien va a donar o va a ser sometido a una cirugía. Muchas veces la enfermedad sale a la luz en estado avanzado. El proceso lento se observa de la siguiente manera: 1. Hepatitis: Hígado inflamado; 2. Fibrosis: Depósitos de tejido que impiden la comunicación entre las células y 3. Cirrosis: Destrucción del tejido. Si se siente fatiga no hay que suponer que es por falta de sueño o por carga de trabajo; en caso de dolor abdominal no hay que creer que “algo” nos cayó mal en el estómago y la presencia de fiebre no quiere decir que sea precisamente producto de un cuadro gripal; en todos estos casos los síntomas y signos puede tratarse de Hepatitis C. En México hay 1.5 millones de portadores del virus causante y cerca del 80% no lo sabe. Fuente: Gabriela Gutiérrez y Carolina Guzmán. Laboratorio de Hígado, Páncreas y Motilidad Intestinal. Facultad de Medicina. UNAM.
Por último, el Glaucoma es también otro enemigo silencioso. Es la segunda causa de ceguera en el mundo. Más de un millón 500 mil mexicanos mayores de 40 años padecen Glaucoma. Se calcula que otros dos millones lo tienen y no lo saben. En este caso, la presión intraocular por arriba de lo normal es la señal de alerta relacionada con la enfermedad. Esta presión se eleva cuando el líquido del ojo, llamado humor acuoso, no tiene el ciclo normal de entrada y salida a través de la red de drenaje ocular. Alguna lesión o el uso de gotas con esteroides son causa potencial de aumento de presión intraocular. El Glaucoma genera daño progresivo en el nervio óptico (el que conduce los estímulos visuales al cerebro) y reduce el campo visual (espacio que abarca la mirada). Hay diferentes tipos: de ángulo cerrado o abierto. Este último avanza sin dolor, ojo rojo, ni alguna alteración evidente; lo común es que se detecte cuando ya hay deterioro en la visión. No hay que creer que los ojos se enrojecen simplemente por la contaminación, pero sí preocuparse cuando duelan y más si es muy intenso el dolor; todavía es peor si uno camina y se tropieza con los muebles y se piensa que fue por descuido. Fuente: www.hospitaldelaluz.org/departamento-de-glaucoma/.
La Hipertensión arterial es el primero de tales enemigos. De ella se dice que sin siquiera sospecharlo, se puede sufrir una enfermedad cuyos síntomas han pasado desapercibidos, que a menudo parecen señales inofensivas y que cuando uno se da cuenta puede ser demasiado tarde. Se puede pensar en dicho padecimiento si: Se sufre de dolores de cabeza y se piensa que es por estrés; se siente falta de aire, pero se atribuye al exceso de actividad, o el sangrado por la nariz inquieta pero no paraliza la vida. En realidad, algunas personas manifiestan así la Hipertensión arterial alta. La única manera de poder identificarla es por medio de la medición regular de la presión arterial. Se asocia al estrés, tabaquismo, consumo excesivo de sal y a la vida sedentaria. La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las arterias al ser bombeada por el corazón, entre más alta más esfuerzo hace el corazón para bombear. Si no es controlada puede causar infarto al miocardio, insuficiencia renal, ceguera o un accidente vascular cerebral. La presión arterial del hipertenso es superior a los 140/90 mm Hg. Lo normal es 120/80. Fuente: Organización Mundial de la Salud.
La Hepatitis C, es otro enemigo silencioso. Esta enfermedad es provocada por un virus que ataca al Hígado, como sucede con los otros tipos de Hepatitis. Otras variantes es por consumo de alcohol o por enfermedades autoinmunes. Pero mientras las tipo A y B brotan y se resuelven, el virus de la Hepatitis C puede atacar por años sin ninguna alteración evidente. Por lo general, el virus se detecta a través de análisis de sangre cuando alguien va a donar o va a ser sometido a una cirugía. Muchas veces la enfermedad sale a la luz en estado avanzado. El proceso lento se observa de la siguiente manera: 1. Hepatitis: Hígado inflamado; 2. Fibrosis: Depósitos de tejido que impiden la comunicación entre las células y 3. Cirrosis: Destrucción del tejido. Si se siente fatiga no hay que suponer que es por falta de sueño o por carga de trabajo; en caso de dolor abdominal no hay que creer que “algo” nos cayó mal en el estómago y la presencia de fiebre no quiere decir que sea precisamente producto de un cuadro gripal; en todos estos casos los síntomas y signos puede tratarse de Hepatitis C. En México hay 1.5 millones de portadores del virus causante y cerca del 80% no lo sabe. Fuente: Gabriela Gutiérrez y Carolina Guzmán. Laboratorio de Hígado, Páncreas y Motilidad Intestinal. Facultad de Medicina. UNAM.
Por último, el Glaucoma es también otro enemigo silencioso. Es la segunda causa de ceguera en el mundo. Más de un millón 500 mil mexicanos mayores de 40 años padecen Glaucoma. Se calcula que otros dos millones lo tienen y no lo saben. En este caso, la presión intraocular por arriba de lo normal es la señal de alerta relacionada con la enfermedad. Esta presión se eleva cuando el líquido del ojo, llamado humor acuoso, no tiene el ciclo normal de entrada y salida a través de la red de drenaje ocular. Alguna lesión o el uso de gotas con esteroides son causa potencial de aumento de presión intraocular. El Glaucoma genera daño progresivo en el nervio óptico (el que conduce los estímulos visuales al cerebro) y reduce el campo visual (espacio que abarca la mirada). Hay diferentes tipos: de ángulo cerrado o abierto. Este último avanza sin dolor, ojo rojo, ni alguna alteración evidente; lo común es que se detecte cuando ya hay deterioro en la visión. No hay que creer que los ojos se enrojecen simplemente por la contaminación, pero sí preocuparse cuando duelan y más si es muy intenso el dolor; todavía es peor si uno camina y se tropieza con los muebles y se piensa que fue por descuido. Fuente: www.hospitaldelaluz.org/departamento-de-glaucoma/.
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