Guerra frontal contra la basura
El 5 de septiembre entró en operación un programa permanente de atención y preservación del entorno ambiental, el cual se aplicará en el municipio de Oaxaca de Juárez, noticia dada a conocer en conferencia de prensa por el titular del gobierno municipal, José Antonio Hernández Fraguas. Incluye ese programa la prevención y gestión integral de residuos sólidos y urbanos, el incremento de 17 a 150 centros de acopio o estaciones de transferencia y un calendario de recolección semanal de residuos, mediante el cual se separarán los orgánicos de los inorgánicos reciclables y de los no aprovechables. Todas esas acciones requerirán, además de paciencia de las autoridades para su aceptación por parte de la ciudadanía, acostumbrada a sus usos y costumbres de muchos años, de un excelente paquete de información con el apoyo de todos los medios de comunicación, impresos, orales y visuales, es decir, mediante la radio y la televisión, sin olvidar las llamadas redes sociales, las que son de uso común en la actualidad. Pudiera ser que los presidentes de los convives, bien aleccionados para esta colosal empresa, se conviertan en uno de los ejes de la difusión, motivación y vigilancia de las acciones del programa, pero esta movilización social tiene sus bemoles, y usted y yo sabemos a qué me refiero.
Supongamos que en el corto plazo los resultados se califiquen con la palabra éxito, magnífico, pero desde ahora sugiero que deben sentarse las bases para que no termine como “flor de un día”, como otros programas, estrategias y acciones que con la mejor de las intenciones organizaron y aplicaron pasadas administraciones. En la historia de la salud pública de nuestro país, existen múltiples experiencias que presumen de resultados exitosos en programas emprendidos por las instituciones del sector público, particularmente de la salud, en los que la intervención organizada de la comunidad ha sido un factor preponderante. No han sido simples campañas, cuya duración es relativamente breve, hablo de programas selectivos de promoción, educación y fomento a la salud y no todas son experiencias recientes.
Entrando en materia, nuestra ciudad, padece la falta de control de vehículos que circulan con equipos de sonido, cuyo volumen rebasa los decibeles permitidos, la omnipresencia del odioso grafiti que tanto afea las fachadas de toda clase de inmuebles, incluyendo los del centro histórico, la grotesca visión de la central de abasto llena de inmundicia, y de los bordos del río Atoyac y su periferia, la contaminación por el humo que expelen los autobuses urbanos convertidos en chatarras ambulantes y particularmente el problema de la basura; es imprescindible entender que la ciudadanía debe estar convencida para modificar actitudes equivocadas y aplicar medidas básicas de higiene en el hogar y fuera de él, es decir, en su comunidad. Pero no solamente deben ser los particulares los que participen en la solución ancestral de los problemas de un deficiente saneamiento ambiental, y muy especialmente del manejo de los desechos de todo tipo que se generan en sus viviendas; también hay que involucrar a los directivos y servidores públicos de las dependencias de los gobiernos federal, estatal y municipal, y a los gerentes y propietarios de toda clase de empresas, grandes, medianas y pequeñas, así como a los directores de los planteles escolares de todos los niveles, etc. Sin duda, los medios masivos de comunicación tienen un rol relevante que desempeñar en estas tareas. Todos tienen que intervenir en la solución.
Solo así podremos aspirar a un saneamiento ambiental propio de una ciudad civilizada; y de manera especial a que no haya acúmulos de basura por todas partes. En suma, el desafío es lograr una ciudad limpia, higiénica, salubre, pero no solamente en su centro histórico y en los sitios por donde se lleva de paseo a los turistas. Eso es lo que debe entenderse como una guerra frontal, a cuyo programa toral se le ha agregado la palabra permanente. ¿Se logrará eso que parece un sueño en la presente administración municipal y un programa que retomen y mejoren las siguientes administraciones municipales?
Supongamos que en el corto plazo los resultados se califiquen con la palabra éxito, magnífico, pero desde ahora sugiero que deben sentarse las bases para que no termine como “flor de un día”, como otros programas, estrategias y acciones que con la mejor de las intenciones organizaron y aplicaron pasadas administraciones. En la historia de la salud pública de nuestro país, existen múltiples experiencias que presumen de resultados exitosos en programas emprendidos por las instituciones del sector público, particularmente de la salud, en los que la intervención organizada de la comunidad ha sido un factor preponderante. No han sido simples campañas, cuya duración es relativamente breve, hablo de programas selectivos de promoción, educación y fomento a la salud y no todas son experiencias recientes.
Entrando en materia, nuestra ciudad, padece la falta de control de vehículos que circulan con equipos de sonido, cuyo volumen rebasa los decibeles permitidos, la omnipresencia del odioso grafiti que tanto afea las fachadas de toda clase de inmuebles, incluyendo los del centro histórico, la grotesca visión de la central de abasto llena de inmundicia, y de los bordos del río Atoyac y su periferia, la contaminación por el humo que expelen los autobuses urbanos convertidos en chatarras ambulantes y particularmente el problema de la basura; es imprescindible entender que la ciudadanía debe estar convencida para modificar actitudes equivocadas y aplicar medidas básicas de higiene en el hogar y fuera de él, es decir, en su comunidad. Pero no solamente deben ser los particulares los que participen en la solución ancestral de los problemas de un deficiente saneamiento ambiental, y muy especialmente del manejo de los desechos de todo tipo que se generan en sus viviendas; también hay que involucrar a los directivos y servidores públicos de las dependencias de los gobiernos federal, estatal y municipal, y a los gerentes y propietarios de toda clase de empresas, grandes, medianas y pequeñas, así como a los directores de los planteles escolares de todos los niveles, etc. Sin duda, los medios masivos de comunicación tienen un rol relevante que desempeñar en estas tareas. Todos tienen que intervenir en la solución.
Solo así podremos aspirar a un saneamiento ambiental propio de una ciudad civilizada; y de manera especial a que no haya acúmulos de basura por todas partes. En suma, el desafío es lograr una ciudad limpia, higiénica, salubre, pero no solamente en su centro histórico y en los sitios por donde se lleva de paseo a los turistas. Eso es lo que debe entenderse como una guerra frontal, a cuyo programa toral se le ha agregado la palabra permanente. ¿Se logrará eso que parece un sueño en la presente administración municipal y un programa que retomen y mejoren las siguientes administraciones municipales?
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