SSO: Recuento del 2017
El año que está por concluir se caracterizó por ser una de las etapas más críticas para los Servicios de Salud de Oaxaca. La Dra. Gabriela Velásquez Rosas, que había asumido la titularidad de la Secretaría de Salud del Estado y de la Dirección General de los Servicios de Salud de Oaxaca el 1º de diciembre del 2016, prolongó su permanencia en el cargo hasta el 25 de abril del 2017, a pesar de haberse deteriorado seriamente su salud, haciendo un esfuerzo extraordinario por solventar la devastadora situación que encontró en la dependencia. Su renuncia al cargo obligó a que el gobernador de la entidad nombrara al Lic. Celestino Manuel Alonso Álvarez en esa importante responsabilidad; este último ha cumplido 8 meses al frente de los SSO, pero con toda seguridad ha sido para él la experiencia como servidor público de primer nivel más difícil de atender, por la multiplicidad de problemas de todo tipo, cuya génesis ha sido atribuida al mal desempeño observado, por lo menos, en la anterior administración gubernamental, lo que trajo como consecuencia desorden en las finanzas, actos de corrupción, crecimiento sin control de recursos humanos, errores en el entendimiento y conciliación con la base trabajadora representada por las secciones sindicales, carencia de capacidad de gestión a nivel local y federal, para resolver los conflictos y obtener apoyos con recursos presupuestales, a fin de disponer de suficiencia en el gasto corriente y para inversión en infraestructura, en tiempo y forma.
Un recorrido al anexo estadístico en el apartado de salud de los seis informes de gobierno del 2011 al 2016, nos revelan resultados nada alentadores en casi todos los rubros, por observarse una consistente tendencia a la baja, la cual muestra su momento más crítico en el 2016, cuya información definitiva se maneja en el anexo estadístico del 1er informe del actual gobierno. Destaca el bajón en todos los servicios de hospitalización, en todos los componentes de la consulta externa y en todos los estudios de apoyo al diagnóstico y tratamiento. Un dato que me parece muy delicado es el que se refiere a la vacunación, pues esta acción es sinónimo de prevención con carácter prioritario. El último año en que se aplicaron más de dos millones de dosis fue en el 2013, de ahí en adelante las cifras disminuyeron a tal grado que en el 2016 apenas se rebasó el millón.
Me parece de suma importancia destacar el marcado descenso en el número de usuarios de los SSO, pues en dicho periodo la cobertura, en comparación con la población amparada, se redujo dramáticamente en un 44.7%. Relevante lo que pasó con la consulta externa, pues de cifras por arriba de los 4 millones entre el 2011 y el 2014, en los dos años siguientes la caída fue terrible, tanto que en el 2016 no se alcanzaron los 3 millones.
Los datos contrastan con el crecimiento en cuanto al número de recursos humanos de la dependencia, pues de 15,739 en el 2011, para el 2016 la cifra fue de 19,844, es decir ¡4,105 trabajadores más! Por otra parte hay que tomar en consideración el crecimiento de la infraestructura, ya que en ese periodo se construyeron 26 centros de salud, una Uneme, un hospital general, tres hospitales comunitarios y se elevó a 174 el número de unidades móviles. Por último, el análisis de los principales indicadores de salud nos expresan que la mortalidad general y la infantil volvieron a elevarse en el 2016 y el de la esperanza de vida apenas si se movió.
El actual titular de la SSA y de los SSO ha tenido que enfrentar todo el año el paro de los trabajadores de la dependencia y sus consecuencias; la causa principal es la falta de suministros para poder operar con eficiencia los servicios; destaca la carencia de medicamentos, material de curación, de ropería, de insumos de laboratorio, etc.; pero también se han parado las actividades por otras razones. Los efectos de los sismos de septiembre se tradujeron en otro grave problema y la insolvencia para poner en operación el llamado Hospital de la Mujer no se queda atrás. De ahí, estimados lectores, estarán de acuerdo conmigo en que el 2017 ha sido un año fatal, por no decirlo negro, para los SSO. ¿Qué nos depara el 2018? Debemos esperar que cambie el panorama.
Un recorrido al anexo estadístico en el apartado de salud de los seis informes de gobierno del 2011 al 2016, nos revelan resultados nada alentadores en casi todos los rubros, por observarse una consistente tendencia a la baja, la cual muestra su momento más crítico en el 2016, cuya información definitiva se maneja en el anexo estadístico del 1er informe del actual gobierno. Destaca el bajón en todos los servicios de hospitalización, en todos los componentes de la consulta externa y en todos los estudios de apoyo al diagnóstico y tratamiento. Un dato que me parece muy delicado es el que se refiere a la vacunación, pues esta acción es sinónimo de prevención con carácter prioritario. El último año en que se aplicaron más de dos millones de dosis fue en el 2013, de ahí en adelante las cifras disminuyeron a tal grado que en el 2016 apenas se rebasó el millón.
Me parece de suma importancia destacar el marcado descenso en el número de usuarios de los SSO, pues en dicho periodo la cobertura, en comparación con la población amparada, se redujo dramáticamente en un 44.7%. Relevante lo que pasó con la consulta externa, pues de cifras por arriba de los 4 millones entre el 2011 y el 2014, en los dos años siguientes la caída fue terrible, tanto que en el 2016 no se alcanzaron los 3 millones.
Los datos contrastan con el crecimiento en cuanto al número de recursos humanos de la dependencia, pues de 15,739 en el 2011, para el 2016 la cifra fue de 19,844, es decir ¡4,105 trabajadores más! Por otra parte hay que tomar en consideración el crecimiento de la infraestructura, ya que en ese periodo se construyeron 26 centros de salud, una Uneme, un hospital general, tres hospitales comunitarios y se elevó a 174 el número de unidades móviles. Por último, el análisis de los principales indicadores de salud nos expresan que la mortalidad general y la infantil volvieron a elevarse en el 2016 y el de la esperanza de vida apenas si se movió.
El actual titular de la SSA y de los SSO ha tenido que enfrentar todo el año el paro de los trabajadores de la dependencia y sus consecuencias; la causa principal es la falta de suministros para poder operar con eficiencia los servicios; destaca la carencia de medicamentos, material de curación, de ropería, de insumos de laboratorio, etc.; pero también se han parado las actividades por otras razones. Los efectos de los sismos de septiembre se tradujeron en otro grave problema y la insolvencia para poner en operación el llamado Hospital de la Mujer no se queda atrás. De ahí, estimados lectores, estarán de acuerdo conmigo en que el 2017 ha sido un año fatal, por no decirlo negro, para los SSO. ¿Qué nos depara el 2018? Debemos esperar que cambie el panorama.
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