SSO ¿Cambio de panorama?
Apenas en mi penúltimo artículo del año pasado, al que titulé “SSO, recuento del 2017”, presenté una síntesis de lo sucedido en dicha dependencia en el periodo 2011 al 2016, situación que sin duda repercutió en los hechos observados en el año que recién feneció, a pesar del esfuerzo desarrollado por los dos titulares nombrados por el gobernador del Estado. Para concluir dicho artículo expresé que había sido un año fatal y que esperaba que en el 2018 el panorama se modificara. Luego de un año sumamente desgastante para el último capitán del barco, llega el Dr. Juan Díaz Pimentel para hacerse cargo del timón de la nave, rumbo hacia un mejor destino en bien de la salud de los oaxaqueños.
Es esta la tercera ocasión en que asumirá ese cargo el Dr. Díaz; la primera en 1989, misma que terminó el 30 de noviembre de 1992 con el cambio de gestión gubernamental. Posteriormente, volvió a la oficina central de los SSO el 1º de diciembre del 2004 pero su estancia fue relativamente corta. Hoy, a 28 años de distancia de su primer nombramiento recibe a la dependencia más hecho, con más conocimientos y experiencia en el arte de administrar y dirigir; no en balde ha sido el único servidor público que ha sido titular de las tres instituciones de salud federales en la entidad, es decir, de los SSO, como Secretario de Salud y Director General, y como delegado estatal en el IMSS y el ISSSTE. No recuerdo que se haya complicado la vida por no haber sabido conducirse con las representaciones sindicales, antes al contrario, me parece que con estas mantuvo siempre muy buenas relaciones, lo que le significó un estrecho contacto con los trabajadores.
En su primer periodo se construyeron infinidad de establecimientos de salud de primero y segundo niveles de atención. Recuerdo la puesta en operación de los hospitales de San Juan Bautista Cuicatlán, Santiago Pinotepa Nacional, Juchitán de Zaragoza, San Pedro Pochutla y San Pablo Huixtepec, de donde es originario el Dr. Díaz Pimentel. Este último nosocomio fue inaugurado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, quien por cierto estuvo a punto de sufrir las consecuencias del derrumbe de una de las lonas que protegía de los rayos solares el templete donde se montó la mesa de honor. Uno de los invitados especiales en esa ocasión lo fue el Dr. Manuel Velasco Suárez, brillante neurocirujano, cuyo nombre le fue conferido al hospital. Fallecido a los 86 años de edad el dos de diciembre del 2001, en su honor el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía también lleva su nombre.
Durante la primera gestión del Dr. Díaz se preocupó porque el Estado se viera beneficiado con los recursos del Banco Mundial, organización financiera que por primera vez otorgó un crédito a nuestro país en materia de salud, para ampliar la cobertura de los servicios de atención médica. Además del nuestro, otros Estados con bajo nivel de desarrollo recibieron una importante aportación para fortalecer su infraestructura con obra nueva, rehabilitación, remodelación, ampliación, conservación y mantenimiento; hubo recursos para equipamiento de las unidades, adquisición de vehículos de motor y para solventar el gasto corriente, dirigidos principalmente a las partidas que tienen que ver con medicamentos, material de curación, ropería, materiales y útiles de laboratorio y gabinete, entre otros. Ese programa, que operó en México de 1991 a 1995 se llamó “Programa de Apoyo a los Servicios de Salud a Población Abierta”, PASSPA, por sus siglas. En su segundo arribo a los SSO realizó las gestiones necesarias para poner a operar el Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca, HRAEO, visitándolo con frecuencia durante el tiempo en que terminó su equipamiento, autorizó su esquema inicial de organización e impulsó el inicio de la contratación de los recursos humanos. Como él mismo me comentó esta semana “el reto es duro, representa una enorme responsabilidad y hay que hacer uso de todas las capacidades posibles para mejorar la dependencia”. Efectivamente, ya lo he dicho, dirigir los SSO es un gran desafío, pero el deber cumplido, producto del esfuerzo en equipo, pueden resultar en una gran satisfacción para Oaxaca.
Es esta la tercera ocasión en que asumirá ese cargo el Dr. Díaz; la primera en 1989, misma que terminó el 30 de noviembre de 1992 con el cambio de gestión gubernamental. Posteriormente, volvió a la oficina central de los SSO el 1º de diciembre del 2004 pero su estancia fue relativamente corta. Hoy, a 28 años de distancia de su primer nombramiento recibe a la dependencia más hecho, con más conocimientos y experiencia en el arte de administrar y dirigir; no en balde ha sido el único servidor público que ha sido titular de las tres instituciones de salud federales en la entidad, es decir, de los SSO, como Secretario de Salud y Director General, y como delegado estatal en el IMSS y el ISSSTE. No recuerdo que se haya complicado la vida por no haber sabido conducirse con las representaciones sindicales, antes al contrario, me parece que con estas mantuvo siempre muy buenas relaciones, lo que le significó un estrecho contacto con los trabajadores.
En su primer periodo se construyeron infinidad de establecimientos de salud de primero y segundo niveles de atención. Recuerdo la puesta en operación de los hospitales de San Juan Bautista Cuicatlán, Santiago Pinotepa Nacional, Juchitán de Zaragoza, San Pedro Pochutla y San Pablo Huixtepec, de donde es originario el Dr. Díaz Pimentel. Este último nosocomio fue inaugurado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, quien por cierto estuvo a punto de sufrir las consecuencias del derrumbe de una de las lonas que protegía de los rayos solares el templete donde se montó la mesa de honor. Uno de los invitados especiales en esa ocasión lo fue el Dr. Manuel Velasco Suárez, brillante neurocirujano, cuyo nombre le fue conferido al hospital. Fallecido a los 86 años de edad el dos de diciembre del 2001, en su honor el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía también lleva su nombre.
Durante la primera gestión del Dr. Díaz se preocupó porque el Estado se viera beneficiado con los recursos del Banco Mundial, organización financiera que por primera vez otorgó un crédito a nuestro país en materia de salud, para ampliar la cobertura de los servicios de atención médica. Además del nuestro, otros Estados con bajo nivel de desarrollo recibieron una importante aportación para fortalecer su infraestructura con obra nueva, rehabilitación, remodelación, ampliación, conservación y mantenimiento; hubo recursos para equipamiento de las unidades, adquisición de vehículos de motor y para solventar el gasto corriente, dirigidos principalmente a las partidas que tienen que ver con medicamentos, material de curación, ropería, materiales y útiles de laboratorio y gabinete, entre otros. Ese programa, que operó en México de 1991 a 1995 se llamó “Programa de Apoyo a los Servicios de Salud a Población Abierta”, PASSPA, por sus siglas. En su segundo arribo a los SSO realizó las gestiones necesarias para poner a operar el Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca, HRAEO, visitándolo con frecuencia durante el tiempo en que terminó su equipamiento, autorizó su esquema inicial de organización e impulsó el inicio de la contratación de los recursos humanos. Como él mismo me comentó esta semana “el reto es duro, representa una enorme responsabilidad y hay que hacer uso de todas las capacidades posibles para mejorar la dependencia”. Efectivamente, ya lo he dicho, dirigir los SSO es un gran desafío, pero el deber cumplido, producto del esfuerzo en equipo, pueden resultar en una gran satisfacción para Oaxaca.
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