Ritmos biológicos en el recién nacido
En el artículo anterior abordé el concepto y definición de ritmo circadiano, como preámbulo para comprender mejor la trascendencia de la investigación que desarrolla el reconocido médico oaxaqueño, Manuel Alberto Ángeles Castellanos. Hice referencia a que sus estudios se han aplicado en dos nosocomios del Estado; ahora menciono que son las áreas de neonatos del Hospital de la Niñez Oaxaqueña “Dr. Guillermo Zárate Mijangos” y del Hospital General “Dr. Aurelio Valdivieso”. La investigación, relacionada con el ritmo circadiano está dirigida en este caso a los recién nacidos.
En palabras del Dr. Ángeles Castellanos “el sistema circadiano se desarrolla antes del nacimiento y el núcleo supraquiasmático, estructura que se considera el reloj circadiano del mamífero, está presente en los primates desde la mitad de la gestación. Dicho sistema es sensible a la luz en etapas muy tempranas del desarrollo de los seres humanos, habiéndose propuesto que el reloj en desarrollo puede ser regulado mediante iluminación de baja intensidad. Una vez ocurrido el nacimiento se observa una progresiva maduración de las salidas del sistema circadiano, notándose marcados ritmos en los procesos de sueño-vigilia y de secreción de hormonas. De ahí la relevancia de la regulación de la fótica circadiana en los lactantes”.
Normalmente, el sistema circadiano se halla completamente desarrollado en el recién nacido a término. Es en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo donde se localiza el llamado reloj circadiano, el cual se forma entre las semanas 16 y 20 de la gestación; de hecho está presente normalmente al final del segundo trimestre e influye de manera determinante en la regulación adecuada del crecimiento del feto. La exposición inmediata después del nacimiento de recién nacidos a término y sanos, puede verse afectada por las condiciones ambientales, en relación a la respuesta que se espera, rápida y adecuada, a los ciclos del medio externo. Sin duda, la alternancia de la luz-oscuridad es una potente e importante señal temporal para los recién nacidos, explica el Dr. Ángeles. He aquí la trascendencia de su investigación, la que también ha llevado a efecto en el Centro Médico “La Raza” del IMSS.
El estudio consiste en la observación de un grupo control de recién nacidos sanos, los que se mantienen en condiciones de luz constante durante los primeros diez días posnatales, notándose que después del egreso hospitalario tardan alrededor de 25 días en mostrar una organización rítmica de tipo circadiana en la conducta de actividad/reposo. Se les compara con un grupo de recién nacidos que son colocados bajo un ciclo de luz-oscuridad, es decir 12 horas de luz por 12 horas de oscuridad, durante el mismo periodo al que se somete el primer grupo. Para ello se utiliza una especie de media campana que protege su cara de la luz directa durante la noche, tiempo que generalmente permanecen iluminadas las salas de neonatos en los hospitales; más o menos a las 7 de la mañana, se retira el aditamento durante las siguientes 12 horas para que los recién nacidos estén en contacto con la luz del día, y se les coloca nuevamente alrededor de las 7 de la tarde. Lo extraordinario es que los recién nacidos del segundo grupo tuvieron una adecuada organización circadiana del ritmo actividad-reposo inmediatamente después del egreso hospitalario, demostrándose que la luz tiene efectos potenciales para la salud y el desarrollo de los infantes.
Porque la luz constante durante la noche tiene efectos negativos en los recién nacidos, consistente en aparición de estrés, que se expresa al incrementarse su actividad locomotora, disminución en las horas de sueño, ausencia de ritmicidad y disminución en la frecuencia de los latidos del corazón. El problema es mayor en los niños prematuros cuyo desarrollo de los ritmos circadianos muestra mayor retraso en comparación con los recién nacidos a término. En conclusión, el estudio ha demostrado que los niños protegidos de la luz durante la noche alcanzan una mejor ganancia de peso y un crecimiento más acelerado en su estancia hospitalaria, disminuyendo los costos porque es más corta.
En palabras del Dr. Ángeles Castellanos “el sistema circadiano se desarrolla antes del nacimiento y el núcleo supraquiasmático, estructura que se considera el reloj circadiano del mamífero, está presente en los primates desde la mitad de la gestación. Dicho sistema es sensible a la luz en etapas muy tempranas del desarrollo de los seres humanos, habiéndose propuesto que el reloj en desarrollo puede ser regulado mediante iluminación de baja intensidad. Una vez ocurrido el nacimiento se observa una progresiva maduración de las salidas del sistema circadiano, notándose marcados ritmos en los procesos de sueño-vigilia y de secreción de hormonas. De ahí la relevancia de la regulación de la fótica circadiana en los lactantes”.
Normalmente, el sistema circadiano se halla completamente desarrollado en el recién nacido a término. Es en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo donde se localiza el llamado reloj circadiano, el cual se forma entre las semanas 16 y 20 de la gestación; de hecho está presente normalmente al final del segundo trimestre e influye de manera determinante en la regulación adecuada del crecimiento del feto. La exposición inmediata después del nacimiento de recién nacidos a término y sanos, puede verse afectada por las condiciones ambientales, en relación a la respuesta que se espera, rápida y adecuada, a los ciclos del medio externo. Sin duda, la alternancia de la luz-oscuridad es una potente e importante señal temporal para los recién nacidos, explica el Dr. Ángeles. He aquí la trascendencia de su investigación, la que también ha llevado a efecto en el Centro Médico “La Raza” del IMSS.
El estudio consiste en la observación de un grupo control de recién nacidos sanos, los que se mantienen en condiciones de luz constante durante los primeros diez días posnatales, notándose que después del egreso hospitalario tardan alrededor de 25 días en mostrar una organización rítmica de tipo circadiana en la conducta de actividad/reposo. Se les compara con un grupo de recién nacidos que son colocados bajo un ciclo de luz-oscuridad, es decir 12 horas de luz por 12 horas de oscuridad, durante el mismo periodo al que se somete el primer grupo. Para ello se utiliza una especie de media campana que protege su cara de la luz directa durante la noche, tiempo que generalmente permanecen iluminadas las salas de neonatos en los hospitales; más o menos a las 7 de la mañana, se retira el aditamento durante las siguientes 12 horas para que los recién nacidos estén en contacto con la luz del día, y se les coloca nuevamente alrededor de las 7 de la tarde. Lo extraordinario es que los recién nacidos del segundo grupo tuvieron una adecuada organización circadiana del ritmo actividad-reposo inmediatamente después del egreso hospitalario, demostrándose que la luz tiene efectos potenciales para la salud y el desarrollo de los infantes.
Porque la luz constante durante la noche tiene efectos negativos en los recién nacidos, consistente en aparición de estrés, que se expresa al incrementarse su actividad locomotora, disminución en las horas de sueño, ausencia de ritmicidad y disminución en la frecuencia de los latidos del corazón. El problema es mayor en los niños prematuros cuyo desarrollo de los ritmos circadianos muestra mayor retraso en comparación con los recién nacidos a término. En conclusión, el estudio ha demostrado que los niños protegidos de la luz durante la noche alcanzan una mejor ganancia de peso y un crecimiento más acelerado en su estancia hospitalaria, disminuyendo los costos porque es más corta.
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