Prevención de la salud en la 4ª transformación.
Ahora que el Dr. Jorge Alcocer Varela, Secretario de Salud federal, hizo hincapié en lo poco que se ha hecho en materia de promoción y prevención de la salud en nuestro país y que por lo mismo, tales políticas públicas formarán parte sustancial de un modelo de Atención Primaria de Salud Integral (APS-1) en el marco de la llamada 4ª Transformación, considero que esa decisión es sumamente trascendental, pues los salubristas de México hemos insistido, una y otra vez, que no es posible seguir manteniendo una visión eminentemente asistencial, la cual ha repercutido significativamente en la distribución del presupuesto en salud, pues los recursos financieros se han destinado preferentemente a solventar el enorme gasto de la atención médica, sobre todo en el segundo y tercer nivel, es decir, en los hospitales generales de todo tipo y en los institutos nacionales y centros médicos del sector público de la salud. Se insistió, en la presentación del Plan Nacional de Salud en que la APS-1 se aplicará en los tres niveles de atención. Se reconoció, además, que es el primer nivel en el que debe de resolverse el 85% de los problemas de salud de la población; eso ya se había señalado desde hace por lo menos cinco décadas, pero en realidad no ha sucedido, por todo lo que se ha expresado respecto al deficiente Sistema Nacional de Salud; también se sabía desde entonces que en el segundo nivel se debería atender el 12% de la patología y únicamente tendría que llegar al tercer nivel el 3% restante; sin embargo, repito, eso no ha sucedido, pues entre otras deficiencias, no ha existido un verdadero sistema nacional de referencia y contrareferencia de pacientes por parte de la Secretaría del ramo <no así en las instituciones de seguridad social: IMSS e ISSSTE, principalmente>.
El gasto en salud se ha dedicado a la atención del enfermo y no a prevenir que los individuos enfermen, de ahí que salga más costoso para el país esa errónea visión, pues entre más elevado sea el nivel de atención es más el gasto en salud. En ese sentido la mayoría de la población desconoce lo que representa mantener a un paciente en un hospital de alta especialidad, sobre todo el costo diario en un servicio de cuidados intensivos en donde, además del sofisticado equipamiento, se dispone de un ejército de recursos humanos para brindar atención por cada cama ocupada. Se dice, con toda razón, que “vale más prevenir que lamentar” y en salud es valedera esa expresión popular. Un ejemplo de lo que acontece en nuestros días se ve cada día en los pacientes con diagnóstico de Diabetes mellitus, cuyas complicaciones les han llevado a ser objeto de tratamiento médico hospitalario; la suma de todos los casos en esta situación impacta tremendamente en el presupuesto en salud del país. Lo anterior no llegaría a ese grado superlativo de gasto si se evitara que la población enfermara de Diabetes, es decir, si se aplicaran estrategias y acciones contundentes de promoción y prevención, con la participación organizada de la comunidad.
Por otra parte, el concepto de prevención no ha permeado sustancialmente en las más de 100 Facultades y Escuelas de Medicina del país, observándose en sus planes y programas de estudio un marcado desequilibrio entre las asignaturas o materias relacionadas con las múltiples especialidades clínicas y aquellas que tienen que ver directamente con la formación del alumno en materia de promoción y prevención de la salud; lo anterior significa que se prepara a los futuros médicos para la atención del individuo enfermo, por lo que la mayoría de los jóvenes aspira a continuar sus estudios de posgrado para realizar una especialidad clínica, a pesar de que la misión y visión de su plantel escolar está dirigida a la formación de médicos generales con énfasis en las acciones de salud pública.
No es sencillo modificar el estatus actual y el nuevo modelo APS-1 requiere de médicos con una excelente formación académica para brindar una atención médica integral de calidad y una vocación de servicio dirigido al beneficio de la colectividad. La planeación para operar dicho modelo deberá considerar todo el espectro de necesidades der manera integral. En esto se basará su éxito o fracaso.
El gasto en salud se ha dedicado a la atención del enfermo y no a prevenir que los individuos enfermen, de ahí que salga más costoso para el país esa errónea visión, pues entre más elevado sea el nivel de atención es más el gasto en salud. En ese sentido la mayoría de la población desconoce lo que representa mantener a un paciente en un hospital de alta especialidad, sobre todo el costo diario en un servicio de cuidados intensivos en donde, además del sofisticado equipamiento, se dispone de un ejército de recursos humanos para brindar atención por cada cama ocupada. Se dice, con toda razón, que “vale más prevenir que lamentar” y en salud es valedera esa expresión popular. Un ejemplo de lo que acontece en nuestros días se ve cada día en los pacientes con diagnóstico de Diabetes mellitus, cuyas complicaciones les han llevado a ser objeto de tratamiento médico hospitalario; la suma de todos los casos en esta situación impacta tremendamente en el presupuesto en salud del país. Lo anterior no llegaría a ese grado superlativo de gasto si se evitara que la población enfermara de Diabetes, es decir, si se aplicaran estrategias y acciones contundentes de promoción y prevención, con la participación organizada de la comunidad.
Por otra parte, el concepto de prevención no ha permeado sustancialmente en las más de 100 Facultades y Escuelas de Medicina del país, observándose en sus planes y programas de estudio un marcado desequilibrio entre las asignaturas o materias relacionadas con las múltiples especialidades clínicas y aquellas que tienen que ver directamente con la formación del alumno en materia de promoción y prevención de la salud; lo anterior significa que se prepara a los futuros médicos para la atención del individuo enfermo, por lo que la mayoría de los jóvenes aspira a continuar sus estudios de posgrado para realizar una especialidad clínica, a pesar de que la misión y visión de su plantel escolar está dirigida a la formación de médicos generales con énfasis en las acciones de salud pública.
No es sencillo modificar el estatus actual y el nuevo modelo APS-1 requiere de médicos con una excelente formación académica para brindar una atención médica integral de calidad y una vocación de servicio dirigido al beneficio de la colectividad. La planeación para operar dicho modelo deberá considerar todo el espectro de necesidades der manera integral. En esto se basará su éxito o fracaso.
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