Basura tecnológica
Recibí un video por WhatsApp esta semana, en el que se recuerda un sinnúmero de artículos mecánicos y electrónicos cuyo uso ya pasó a la historia, y si se quiere, al olvido; piezas que podrían integrarse a un museo muy particular. Lo sorprendente es que fueron inventados, vendidos y usados tan solo en el último medio siglo, si contamos a partir del año de 1970. De hecho, la intención de quien editó ese material audiovisual seguramente fue el de producir nostalgia en un determinado grupo de población, específicamente al que corresponde a mi generación; supongo que para las siguientes generaciones y en especial el de los llamados milenials, el video vino a provocarles curiosidad y asombro, porque tan solo en las dos últimas décadas el avance de la ciencia y la tecnología ha sido avasallante, desplazando en el corto tiempo lo que se crea hoy y mañana se sustituye. Un excelente ejemplo lo representa el teléfono celular, el que de un año a otro las compañías trasnacionales ofrecen nuevas versiones en sus distintos modelos, dejando de inmediato en el pasado los que no cumplen ya con lo novedoso, con lo actual.
En el video que comento aparecen computadoras de escritorio de fines de los años 80´s, máquinas de escribir mecánicas y electrónicas, el inolvidable fax, cámaras fotográficas, rollos para fotografía, cubos para flash, teléfonos móviles analógicos, televisores de bulbos y sus primeros equipos de control a distancia, radios, radiograbadoras, consolas, tocadiscos, videocaseteras Beta y VHS, regresadoras de videocasetes, videojuegos, casettes musicales, diskettes y más recientemente, bíper (mensáfono), distintos celulares, laptops y tablet’s. Cuando concluí de ver y escuchar ese breve material, lo primero que se me ocurrió fue recordar que yo dispongo de ese tipo de bienes en algún lugar de mi domicilio; algunos son útiles todavía y otros no tanto o de plano están inservibles, pero en general todos están muy depreciados; si tratara de venderlos me ofrecerían una bicoca; el problema es que en cierta forma se han convertido en basura tecnológica, aunque me una a ellos extraños sentimientos, pues algún día fueron muy útiles a mi familia y a mí y su adquisición resultó ser muy gratificante, así como su diaria o frecuente utilización. ¡Qué difícil deshacerse de todo eso! Es, como la canción de “Zapatos viejos” que popularizó la cantante Gloria Trevi.
No sería nada difícil que la situación obsesiva e incluso compulsiva, por guardar objetos como los descritos, se repita en millones de familias en todo el mundo, lo cual permite deducir que tenemos en el planeta millones de toneladas de basura tecnológica en los hogares, la que cada día se acumula de manera desorbitante por la aparición de nuevos artículos, que vienen a reemplazar a los que supuestamente ya “caducaron” o son obsoletos. Es obvio que no todos los humanos tenemos esa clase de comportamiento y que en contrapartida millones de personas opten por no quedarse con nada que signifique finalmente un estorbo, sobre todo quienes viven en espacios muy reducidos.
En realidad, me he dado cuenta que rara vez mis vecinos depositan en el transporte recolector de la basura algún aparato electrónico inservible; he observado principalmente computadoras de escritorio de desecho, lavadoras y planchas eléctricas, que terminan en manos de los trabajadores del servicio de limpia, pero aparatos electrodomésticos o equipos electrónicos como los descritos, francamente nunca. Luego entonces, tengo la impresión de que no hay una empresa, ni pública ni privada, interesada, ya no por comprarlos, sino por recogerlos para dar a sus componentes alguna utilidad. Presiento que esta podría ser una magnífica oportunidad para los jóvenes emprendedores; posiblemente un buen negocio. Tendrían estos que realizar un buen estudio de mercado para determinar el potencial del volumen de artículos de esta naturaleza que sería posible obtener de manera permanente, y, simultáneamente, establecer las siguientes etapas de una cadena que deba llevar a buen fin los componentes de todo lo que reciban.
No hay que olvidar que todos esos artículos sin reutilizar, si de plano se van a la basura, contaminan el ambiente y por ende pueden causar un daño a la salud.
No hay comentarios.: