Por la salud, con el ejemplo
Luego de 32 años de celebrarse de manera ininterrumpida, la tradicional carrera del Día del Médico por primera vez se ha cancelado. Ni en el año 2006 ocurrió algo semejante, pues a pesar del inolvidable conflicto social que vivimos en la capital del estado, los organizadores tomaron la sabia decisión de trasladar tan significativo hecho deportivo a la pista de acondicionamiento físico de El Tequio. Hoy no será posible hacerlo ahí porque las condiciones derivadas de la pandemia del SARS-CoV-2 impiden totalmente una concentración humana de la magnitud con la que cada año se realiza la magna justa deportiva de los profesionales de la medicina. Hace ya casi tres lustros de esa ocasión. Entonces, recuerdo bien, porque no falté a la cita, ocurrió un hecho que me impresiona mucho cada vez que lo recuerdo. Resulta que al término de la carrera coincidimos varios amigos del mismo grupo de edad. Estábamos presentes los médicos Pedro Rafael Aragón Kuri, Antonio Faustino Camiro Navarro, Gerardo Anselmo Geminiano López, Ramón Jiménez Caballero, Enrique Rafael Flores Jarquín y yo. Surgió el comentario de que, con excepción de parte mía, los demás habían participado desde la primera carrera, sin faltarles ninguna. De pronto, Jiménez Caballero expresó que ojalá para el siguiente año nos volviéramos a reunir en la ruta original si las circunstancias lo permitían, para lo cual, en plan de broma Flores Jarquín le contestó que todos estaríamos, menos él, a lo que aquel se apresuró a preguntarle porqué, y sin más este último pronunció una lacónica y premonitoria frase: ¡porque tú te vas a morir!, lo cual fatídicamente resultó cierta, aunque ese hecho luctuoso sucedió hasta el 12 de mayo del 2008, cuando nuestro querido amigo y muy reconocido especialista en Oncología fue asesinado en su propio consultorio.
Con el lema “Por la salud, con el ejemplo”, el 23 de octubre de 1988 se desarrolló la primera carrera por el Día del Médico, la cual fue organizada por la Sociedad de Médicos Generales del estado, cuyo presidente era el Dr. Fortunato Flores Corzo, siendo entusiastamente apoyado por integrantes del Club Liebres y por los médicos ya señalados Camiro Navarro, Geminiano López y Aragón Kuri, así como Federico José Iturribarría Bolaños, estableciéndose la ruta que se ha conservado hasta el 2019: la llamada “ruta de los hospitales”, porque entonces se pensó que debería incluir al Hospital General “Dr. Aurelio Valdivieso” (el primer sitio de salida y meta se situó frente a dicho nosocomio), el sanatorio Dr. Manuel Canseco Landero, la Clínica Hospital de El Carmen, el Sanatorio Molina, el Hospital Padre Ángel Vasconcelos, la Clínica Hospital Monserrat y la Clínica Hospital Médica 2002. El recorrido se fijó en 6.1 kilómetros y la ruta comprendía la Calzada Porfirio Díaz, la Avenida Juárez, las calles Mariano Abasolo, Manuel M. Bravo, Manuel García Vigil, José María Morelos, Independencia, Pino Suárez, Netzahualcóyotl, Emiliano Zapata y Dr. Mario Pérez Ramírez. Era gobernador el Lic. Heladio Ramírez López y Secretario de Salud el Dr. Fernando Gabriel Bustamante Hernández. Esa primera vez corrió el Dr. Flores Corzo al lado de su señor padre, el también médico Fortunato Flores Villareal. En medio de una abigarrada multitud de participantes me uní también a la sana competencia; acababa de cumplir 40 años; tuve la oportunidad de completar el recorrido, pero sin poderme situar entre los primeros 100 corredores, pues la mayoría de los contendientes tenía menos de 30 años.
Se entregaron trofeos a los tres primeros lugares de cada grupo de edad y de cada sexo; los hubo para los médicos y también para los llamados corredores libres, estudiantes de medicina y de otras profesiones del área blanca de la salud. Un trofeo especial, al que se le denominó “a la perseverancia”, se le entregó al hoy finado Dr. Óscar Cruz Hernández, quien con mucho esfuerzo fue el último en llegar.
Hoy no habrá la clásica carrera y no estarán algunos médicos que en la mayoría de esas justas deportivas fueron protagonistas infaltables y un verdadero ejemplo, entre ellos Rafael Aragón Kuri y Ramón Jiménez Caballero, actores de aquel hecho que hoy he narrado. Descansen en paz por siempre.
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