El Llano, en situación de abandono

 Inicié el primer día de enero del año 2021 como lo hice un día antes para terminar el que ya quedó para no olvidarlo jamás. Me levanté muy temprano para ejercitarme fuera de mi casa, por lo menos una hora, pero ahora me dirigí por la calle de Emilio Carranza para llegar a la Calzada de la República y arribé al parque Juárez, más conocido popularmente como “El Llano”. Ahí le di cinco vueltas a un paso vigoroso y concluí otras tres, pero con un trote lento. Me llamó la atención la presencia de un buen número de personas, solas o acompañadas, ejercitándose, y también de quienes sacan a “pasear” a sus perros. Magnífica temperatura después de un bajón provocado por otro más de los frentes fríos de esta temporada invernal; por lo menos no hacía aire, ese que luego causa estragos en nuestro sistema respiratorio y si hay de por medio alguna bacteria patógena nos puede conducir a una pulmonía. Para las ocho horas ya estaban dando servicio dos puestos de antojitos situados en el interior del parque, casi frente de la fachada lateral del templo de la virgen de Guadalupe; lo mismo puedo decir de por lo menos dos aseadores de calzado con su respectiva silla y un expendio de periódicos y revistas ubicado en el extremo posterior del jardín. Volví a casa, pero por la Calzada Porfirio Díaz. 


Pero debo decir que, un parque que tradicionalmente ha servido para que miles de personas se hayan ejercitado y también ha sido un sitio de remanso, de paz y de sano esparcimiento para decenas de miles de familias, ofrece una situación de abandono; aquí vuelvo el tiempo atrás para recordar cuando ahí llevábamos, mi esposa y yo, a disfrutar a nuestros tres hijos con sus triciclos y luego con sus bicicletas, y después los subíamos a los llamados “jueguitos” de las ferias que ahí se colocaban. Tenemos la evidencia de las fotografías que entonces les tomamos y hemos vuelto a disfrutar de vez en cuando. Ahora, más recientemente, a mediados del 2019, volvimos a estar ahí, pero con mis pequeños nietos, que viven en la ciudad de Querétaro; ellos gozaron mucho, y nosotros también, al subirse y maniobrar unos autos propios para su edad, que en ese entonces unas personas rentaban por un determinado tiempo. La pandemia paró en seco ese tipo de diversiones. Esta última obligó a que casi todo el año pasado se cancelaran los múltiples actos oficiales que ahí se programan, así como las exposiciones y toda clase de eventos multitudinarios. Así mismo, se suspendieron la totalidad de actividades deportivas que tienen como asiento la explanada donde se localiza la estatua de Don Benito Juárez y luego se inician las competencias atléticas frente al Teatro del mismo nombre, como la tradicional “Carrera del Día del Médico” <la última, desde ese sitio, en el 2018>. Tampoco volvió a realizarse la animada concentración y salida de las impresionantes y bien organizadas comparsas frente al mencionado templo el día primero de noviembre.

Pero lo lastimoso y lamentable es que ese parque, que es el principal “pulmón” de nuestra ciudad capital, luce ahora muy deteriorado, sucio, descuidado. Por lo menos el día que señalo que estuve ahí, así estaba. No creo que en una semana se haya modificado la pésima imagen que yo ví y que observaron los transeúntes locales y nuestros visitantes, pues las jardineras están para llorar y la yerba crecida. Le hace falta un trabajo permanente de conservación y mantenimiento. No debe haber pretexto alguno para no hacerlo. La pandemia por el coronavirus no debe ser una limitante para desarrollar con eficiencia las funciones encomendadas en relación al cuidado de camellones, parques y jardines, así como la atención a los baches, el alumbrado público y de los semáforos, entre otros servicios públicos que requieren de una supervisión permanente.

Conozco la mayoría de las capitales del país, lo que me permite comparar con objetividad lo que vemos en la Ciudad de Oaxaca en relación a sus contrapartes. Por ello, recomiendo a nuestras autoridades municipales que hagan lo que les corresponde, por los que aquí vivimos y por quienes nos visitan, pues el turismo es una extraordinaria fuente de ingresos; además, las áreas verdes bien conservadas son un factor que beneficia la salud mental de todos.



No hay comentarios.:

Con tecnología de Blogger.