El final de un proyecto en salud

 Entre el 2015 y el 2017, en este su diario, se publicaron dos de mis artículos en mi columna semanal relacionados con un mismo tema, la necesidad de contar con un inmueble que permita concentrar a todos los trabajadores que laboran en casi una veintena de oficinas rentadas en esta ciudad. El primer artículo llevó por título: “Una deuda pendiente” y el segundo “SSA/SSO: Su edificio central, viejo anhelo y necesidad impostergable”, de fechas 20 de junio y 30 de enero de los años señalados. Hice referencia en ambos que ya en el 2002 el monto de la renta era del orden de los 3.5 millones de pesos al año y que, en esos espacios, 18 en ese entonces, laboraban más de mil servidores públicos y se disponía de un parque vehicular de 172 unidades de motor. Actualmente, dichas cifras se han incrementado. Fue precisamente durante la gestión del Dr. Rafael Aragón Kuri, como Secretario de Salud del estado, cuando me permití presentarle un proyecto integral al respecto, pero quedó anclado por falta de apoyo presupuestal.

En el transcurso de su segunda gestión como titular de la SSA estatal y de los SSO, durante el 2005, el Dr. Juan Díaz Pimentel retomó la idea de disponer de un edificio propio para la dependencia, para lo cual inició la construcción de este último en terrenos aledaños al Hospital Psiquiátrico “Cruz del Sur” y del Laboratorio Estatal de Salud Pública, en Reyes Mantecón, pero hasta ahí quedó esa idea porque al año siguiente el Dr. Martín Vásquez Villanueva lo sustituyó en el cargo. Entonces se modificó el proyecto, pues ahora el objetivo se dirigió a que esa edificación fuera mejor un hospital para la atención de patologías de la mujer y del menor de 28 días de edad, teniéndose que realizar múltiples adecuaciones a la infraestructura, porque no estaba diseñada para funcionar como nosocomio. En el diseño del proyecto médico intervino el prestigiado Dr. Armando Altamirano Jiménez. Terminó la administración del gobernador Ulises Ruiz Ortiz y en la siguiente, la de Gabino Cue Monteagudo, se mantuvo la obra, continuándose con la idea inicial de desconcentrar el Hospital General “Dr. Aurelio Valdivieso”, pues el servicio de ginecología y obstetricia ocupaba todo un piso y sus ingresos y egresos de pacientes representaba un porcentaje significativo en relación al total de la unidad. También se mantuvo el nombre del futuro establecimiento como “Hospital de la Mujer”, así como la capacidad deseable de 90 camas censables y con proyección a 120. Para tal efecto un equipo de expertos preparó el estudio correspondiente, en el cual se establecieron las áreas y servicios que estarían ubicados en los cuatro niveles del edificio. En realidad, el diseño médico arquitectónico se preparó a conciencia y cuidando todos los detalles.

Ya con la actual administración del Maestro Alejandro Murat Hinojosa, el inmueble pasó a llamarse Hospital de la Mujer y el Niño Oaxaqueño. En poco más de ¡15 años!, desde que se inició el primer proyecto, la inversión en obra y equipamiento ha sido de consideración. El siete de junio del 2019 el Dr. Rafael Aragón Kuri rindió protesta como director del hospital y con el apoyo del propio Dr. Armando Altamirano Jiménez se elaboró su amplísimo catálogo de servicios, pero el primero lamentablemente falleció cinco meses después. Con la actual pandemia, el nosocomio pasó a ser operado como hospital Covid hasta la fecha, aunque a partir de este 26 de marzo se incluyó en el patrimonio del ISSSTE para funcionar como Centro Médico Regional, como pago parcial del adeudo que el estado tiene con dicha institución. En la firma del convenio se señaló que serán destinados recursos suficientes para que funcione como un hospital de primer nivel, pero ahora en beneficio de los derechohabientes del Instituto.

Total, que el destino del inmueble en comento ha dependido de decisiones de tipo político, cancelándose o modificándose cada uno de los proyectos desde el primer objetivo. Al final del día, como dice mi hija, lo que importa es que opere de manera integral, permanente, con eficacia, eficiencia y efectividad, ¡Pero ya! ¿Y para la población no derechohabiente, qué? Se tapó un hoyo y quedó un enorme pendiente.

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