Desnutrición y pandemia
En 2018, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, ENSANUT, reveló los siguientes resultados respecto a la población infantil, la menor de cinco años: 4.4% presentó bajo peso; 14.9% desnutrición crónica y 1.5% emaciación. Concluyó que la desnutrición crónica fue mayor en hogares indígenas (24.5%), hogares de mayores carencias socioeconómicas (17.5%) y hogares con seguridad alimentaria moderada/severa (15.3%). La información se obtuvo de una muestra de 2,439 niños y niñas que representaron a 6,039,396 menores residentes en localidades de menos de 100,000 habitantes, información que aparece en el artículo “Desnutrición crónica en población infantil de localidades menores de 100,000 habitantes en México” (Dr. Juan Rivera-Dommarco y cols., Salud Pública de México/ vol. 61, no. 6, noviembre-diciembre de 2019).
Paso a hacer las siguientes precisiones que pueden clarificar los términos en uso. Según la OMS, … “La malnutrición se refiere a las carencias, los excesos y los desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona, y abarca estos grupos de afecciones: 1. La desnutrición, que incluye la emaciación (un peso insuficiente respecto a la talla), el retraso del crecimiento (una talla insuficiente para la edad) y la insuficiencia ponderal (un peso insuficiente para la edad); 2. La malnutrición, relacionada con los micronutrientes, que incluye las carencias de micronutrientes (la falta de vitaminas o minerales importantes) o el exceso de micronutrientes y 3. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación (como las cardiopatías, la diabetes y algunos cánceres). En relación a la desnutrición existen cuatro tipos principales: emaciación, retraso del crecimiento, insuficiencia ponderal y carencias de vitaminas y minerales. La niñez, particularmente la menor de cinco años es muy vulnerable ante la enfermedad y la muerte. La emaciación se refiere a la insuficiencia de peso respecto de la talla; indica una pérdida de peso reciente y grave, debido a que la persona no se ha alimentado bien y peor aún, si tiene una enfermedad infecciosa, como la diarrea, causa básica de pérdida de peso. La talla insuficiente respecto de la edad se denomina retraso del crecimiento y es consecuencia de una desnutrición crónica o recurrente, casi siempre asociada a unas condiciones socioeconómicas deficientes, una nutrición y una salud de la madre deficientes, a la recurrencia de enfermedades y/o a una alimentación o unos cuidados no apropiados para el lactante y el niño pequeño. El retraso del crecimiento impide que los niños desarrollen plenamente su potencial físico y cognitivo. Los niños que pesan menos de lo que corresponde a su edad sufren insuficiencia ponderal. Un niño con insuficiencia ponderal puede presentar a la vez retraso del crecimiento y/o emaciación”. Malnutrición. OMS. 1 de abril del 2020. Según el Boletín de este organismo, a nivel mundial, antes de la pandemia, 52 millones de niños presentaban emaciación, otros 17 millones observaban emaciación grave y 155 millones sufrían retraso del crecimiento y, como contraparte, 41 millones sufrían de sobrepeso o eran obesos. Así mismo, el 45% de las muertes de menores de 5 años se relacionaron con la desnutrición.
Paso a hacer las siguientes precisiones que pueden clarificar los términos en uso. Según la OMS, … “La malnutrición se refiere a las carencias, los excesos y los desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona, y abarca estos grupos de afecciones: 1. La desnutrición, que incluye la emaciación (un peso insuficiente respecto a la talla), el retraso del crecimiento (una talla insuficiente para la edad) y la insuficiencia ponderal (un peso insuficiente para la edad); 2. La malnutrición, relacionada con los micronutrientes, que incluye las carencias de micronutrientes (la falta de vitaminas o minerales importantes) o el exceso de micronutrientes y 3. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación (como las cardiopatías, la diabetes y algunos cánceres). En relación a la desnutrición existen cuatro tipos principales: emaciación, retraso del crecimiento, insuficiencia ponderal y carencias de vitaminas y minerales. La niñez, particularmente la menor de cinco años es muy vulnerable ante la enfermedad y la muerte. La emaciación se refiere a la insuficiencia de peso respecto de la talla; indica una pérdida de peso reciente y grave, debido a que la persona no se ha alimentado bien y peor aún, si tiene una enfermedad infecciosa, como la diarrea, causa básica de pérdida de peso. La talla insuficiente respecto de la edad se denomina retraso del crecimiento y es consecuencia de una desnutrición crónica o recurrente, casi siempre asociada a unas condiciones socioeconómicas deficientes, una nutrición y una salud de la madre deficientes, a la recurrencia de enfermedades y/o a una alimentación o unos cuidados no apropiados para el lactante y el niño pequeño. El retraso del crecimiento impide que los niños desarrollen plenamente su potencial físico y cognitivo. Los niños que pesan menos de lo que corresponde a su edad sufren insuficiencia ponderal. Un niño con insuficiencia ponderal puede presentar a la vez retraso del crecimiento y/o emaciación”. Malnutrición. OMS. 1 de abril del 2020. Según el Boletín de este organismo, a nivel mundial, antes de la pandemia, 52 millones de niños presentaban emaciación, otros 17 millones observaban emaciación grave y 155 millones sufrían retraso del crecimiento y, como contraparte, 41 millones sufrían de sobrepeso o eran obesos. Así mismo, el 45% de las muertes de menores de 5 años se relacionaron con la desnutrición.
En México, las conclusiones de la investigación bajo el liderazgo del Dr. Dommarco revelan una alta prevalencia de desnutrición crónica asociada con condiciones de alta marginalidad. Si de por sí ya era grave el problema de salud pública que abordo en esta ocasión, antes de la contingencia epidemiológica, que ha cobrado más de tres millones de víctimas en el mundo y más de 220 mil en nuestro país, con toda seguridad conoceremos en la próxima ENSANUT, en el 2024, datos de desnutrición infantil más severos, como resultado del efecto devastador de las repercusiones económicas atribuibles a las que “arrastramos” los mexicanos desde el año 2019, cuando se registró un indicador negativo en el PIB como no se había observado en la última década, y las derivadas de la misma pandemia, cuyas repercusiones nos llevarán a años críticos por la contracción de la economía. Esa es la realidad.
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