¡No más niños ahogados!

En el inicio de la primavera, el pasado mes de marzo, una cruel noticia conmovió a la sociedad oaxaqueña, la dramática y espantosa muerte de un padre de familia y sus tres menores hijos. El día de la infausta tragedia, Don Ernesto Robles Bautista, de 47 años de edad se lanzó a las aguas de la presa situada en Santa Ana del Valle, municipio del distrito de Tlacolula en la región de los Valles Centrales del estado. Con desesperación trató, inútilmente, de salvar a sus hijos Uriel, María Isabel y Ernesto, de 16,14 y 12 años, respectivamente. Momentos antes, uno por uno había hecho lo propio, es decir, tratar de sacar a flote, a los hermanos que se habían aventurado a nadar y no emergían a la superficie. Ninguno se salvó, ni el atribulado padre de familia, el que a decir de los suyos no sabía nadar.

Poco más de un mes después, el 26 de abril, Gustavo M.R, de 16 años, se introdujo en la presa conocida como “El Burro”, ubicada en la colonia Aurora del municipio de San Felipe Tejalapam, distrito de Etla; también en la región de los Valles Centrales. Quienes lo vieron, señalaron que habían visto al joven nadar en esa presa, pero de pronto lo perdieron de vista; se hundió para no salir con vida.

Finalmente, en fecha más reciente, el pasado 5 de junio, otros tres menores de edad, se ahogaron en una poza artificial localizada entre las colonias “La Florida” y “El Paraíso”, del municipio de Santa Cruz Xoxocotlán, otra vez en los Valles Centrales. Los tres hermanitos, Azael, Suri Saraí y Raquel, de 13, 11 y 9 años de edad, encontraron la muerte en esa poza cuya existencia fue producto de excavaciones de particulares y se había llenado con el agua de lluvia de los últimos días. Nadie supo como es que los niños tomaron la decisión de ir a ese lugar a nadar, ni su propio padre, Don Ursino, quien expresó que no podía dar crédito a lo que había ocurrido.

Es de imaginarse el tremendo drama y dolor que se suscitó entre los familiares de las víctimas de estas tres tragedias, fundamentalmente porque varios de sus integrantes, eran hermanos, y seguramente, estos hechos causaron también una gran conmoción entre los habitantes de las colonias y municipios señalados, pues no fue para menos. El primero de los hechos llegó a conocerse en todo el país y fuera del mismo, al ser informado en el noticiero estelar nocturno de Televisa.

Los narrados, no han sido los únicos hechos de esa naturaleza que han sucedido en el estado, particularmente en la región de los Valles Centrales; en ese sentido, con seguridad, cada año aparece en la nota roja de los diarios locales el reporte de tragedias semejantes, y casi siempre son menores de edad los que pierden la vida por imprudencia en condiciones muy similares, pues los chiquillos, en un afán de divertirse cuando la temperatura del ambiente es propicia para darse un “chapuzón”, acuden a las presas de sus localidades y se introducen en ellas sin ninguna precaución y más aún, sin saber nadar.

Pareciera que cada vez que se tiene conocimiento de este tipo de noticias, los padres de familia de localidades aledañas a una presa tomarían las medidas necesarias para evitar que sus propios hijos eviten acudir a esta última, bajo la advertencia del peligro de muerte, y que ellos mismos y sus vecinos harían promoción suficiente para crear conciencia en toda la comunidad. En lo personal desconozco si esto se ha llevado a cabo, aunque existe la posibilidad de que sí haya ocurrido un movimiento social inmediato en las comunidades afectadas. Pero esto es tan solo una mera suposición. Mi sugerencia es que las autoridades de todos los municipios donde se localiza una presa establezcan acciones contundentes y permanentes para eliminar toda posibilidad de que vuelva a ocurrir un hecho tan lamentable como el que nos ocupa. Asambleas con la participación del vecindario; colocación de toda clase de señalamientos alrededor de las presas o en lugares estratégicos de las mismas; coordinación con las autoridades escolares para que los profesores orienten a sus alumnos acerca de este tema; rondines de vigilancia por la policía local o por integrantes de la comisión que pudiera integrarse para tal fin, son algunas de las recomendaciones que podría proponerles.

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