Contra natura

 Desde tiempo inmemorial los seres humanos han adoptado conductas que de alguna manera son contrarias a su propia naturaleza biológica; un buen ejemplo lo es la práctica de la sodomía, palabra de origen bíblico que resultó de la narración del episodio del Génesis que se refiere a las ciudades de Sodoma y Gomorra, las que fueron destruidas por Dios en castigo por los pecados de sus habitantes, pero la penetración fálica en el ano ha sido una práctica frecuente y socialmente aceptada entre individuos heterosexuales y homosexuales, en grupo o en pareja desde las primeras civilizaciones, como se observa en las múltiples esculturas y pinturas halladas principalmente en los continentes asiático y europeo; incluso, se hizo común que desde la antigüedad las sexoservidoras la aceptaran como parte de su repertorio sexual; también, por placer o como una manera de evitar el embarazo a pesar de que se desconocía el proceso de la concepción. Podría afirmarse que la penetración anal es contra natura porque el ano y el extremo distal del colon tienen una función fisiológica bien definida, pero resulta que la región perianal y el ano mismo son una zona de elevada sensibilidad erógena. Sucede algo parecido con la penetración pene-boca, puesto que esta última también cumple una función fisiológica al formar parte del aparato digestivo. No hay que olvidar que la especie humana es la más compleja entre la clase a la que pertenece, la de los mamíferos, los que por instinto se aparean para procrear y prolongar su especie, mientras que los humanos tienen, además, relaciones sexuales por placer; un problema adyacente es que tales prácticas facilitan la diseminación de las enfermedades de transmisión sexual.

Otras conductas contra natura también las encontramos en varios continentes, como lo es la conocida práctica de la mutilación de la parte externa de los genitales de la mujer, de la cual se desconoce desde cuándo se ejecuta. Pero también de África es conocida la deformación del cuello y de los lóbulos de las orejas, principalmente en las mujeres.

Por otra parte, la evolución de la ciencia médica y la tecnología concomitante en apoyo al diagnóstico y tratamiento, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX y en las primeras dos décadas del presente, han logrado extraordinarios avances en múltiples especialidades; ejemplo de ellos son la implantación de válvulas cardiacas y del llamado balón intragástrico, la cirugía de Bypass de la arteria coronaria y también la del Bypass gástrico, la colocación del marcapasos, pequeño dispositivo para el control de los latidos del corazón, toda clase de prótesis ortopédicas, la cirugía plástica en beneficio principalmente del rostro y la cirugía que se realiza al interior del cerebro y, sin duda alguna, los extraordinarios y trascendentes trasplantes de corazón, riñón, hígado y pulmones, entre otros, además de la piel y de la córnea. Debo incluir la vasectomía y la salpingoplasia para evitar el embarazo. Todos esos procedimientos resultan ser invasivos y en un momento dado modifican la anatomía y la fisiología original de un individuo, sin embargo benefician a millones de seres humanos.

Actualmente, la sociedad humana transita por algo que podría enmarcarse como una serie de modas que a mi modo de ver están relacionadas con prácticas contra natura; sin embargo, su abordaje requiere de la intervención de profesionales de distintas disciplinas como la Psicología, la Sociología, la Antropología y por supuesto de la Medicina. Tales prácticas afectan principalmente a la piel que es el mayor de nuestros órganos y a sus anexos. Un ejemplo de esas prácticas son los tatuajes, que cada vez abarcan un mayor espacio del cuerpo; otra es la depilación permanente del vello corporal en hombres y mujeres, y la colocación de implantes que les amplíen el volumen de la región glútea o de los senos. Estos últimos son parte de la llamada medicina estética. Como en todos estos casos se actúa contra las funciones normales de la piel es obvio que ello trae consecuencias que a veces han resultado ser hasta mortales. Recuérdense los recientes decesos de jóvenes mujeres, noticias muy difundidas en todo el mundo.

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