Oleada de renuncias a nivel federal. ¿Y López Gatell cuándo?
Hugo López-Gatell Ramírez, es médico graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM; en 1994; realizó la especialidad en Medicina Interna en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Dr. Salvador Zubirán y concluyó en el año 2000, luego la Maestría en Ciencias Médicas y Odontológicas de la Salud avalada por la UNAM y el post doctorado en Epidemiología en el Bloomberg School of Public Health de la Universidad Johns Hopkins en los Estados Unidos, que culminó en el 2006. Intervino en 40 investigaciones y participó en comisiones editoriales de revistas médicas indexadas. Fue electo en el Comité de Expertos del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de la OMS, en el que colaboró durante cuatro años. Actuó en seis comités técnicos de singular relevancia, siendo presidente en dos de ellos y en otro tuvo carácter de vicepresidente. Tal vez el más relevante fue cuando dirigió la Comisión de Metodología de Investigación del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (CENAVECE) de la propia SSA; y desde el 2008 es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Con ese brillante arsenal curricular el 1º de diciembre del 2018 tomó posesión de su máxima responsabilidad oficial, siendo subordinado del Dr. Jorge Carlos Alcocer Varela, quien fue designado por el presidente de la República como titular de la Secretaría de Salud Federal. El Dr. López Gatell, nacido en la Ciudad de México, tiene 54 años de edad. En el primer año de su gestión, 2019, tuvo un desempeño favorable, no recuerdo que se la haya cuestionado nada. Todo lo contrario ocurrió al introducirse la pandemia del Covid-19 en nuestro país desde el inicio del 2020 y especialmente cuando el 16 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, fue cuestionado por una reportera en el transcurso de la llamada “mañanera” en Palacio Nacional, sobre el contacto físico que sostenía con personas de comunidades marginadas durante sus giras de trabajo y la misma reportera le preguntó cuándo se haría la prueba de detección del Covid-19. Ante esa situación, AMLO le solicitó al Dr. López Gatell, al que ya lo había designado vocero oficial de la información sobre dicha pandemia, que aclarara lo que considerara necesario, atreviéndose a contestar ante todos los medios ahí reunidos y en transmisión nacional: … “Le voy a decir una cosa muy pragmática: casi sería mejor que padeciera coronavirus, porque lo más probable es que él en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente y va a quedar inmune y entonces ya nadie tendría esta inquietud sobre él y que si llegara a ser portador del virus la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona, un individuo que pudiera contagiar a otros. El presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que tiene usted o que tengo yo, y usted también hace recorridos, giras y está en la sociedad. El presidente no es una fuerza de contagio”. (Ver mi artículo del 21 de marzo del 2020: “Traspiés del Dr. Hugo López-Gatell”). Desdeñó, contradictoriamente el uso del cubrebocas y no convenció a AMLO que lo usara para que fuera un ejemplo para la población. Ahí se inició el derrumbe estrepitoso del servidor público que continuó con un pésimo manejo asistencial y epidemiológico de la pandemia, calculándose en alrededor de 740 mil defunciones -directas o indirectas- por esa causa durante el trienio de la emergencia sanitaria: ¡Y había pronosticado en mayo del mismo 2020 que 60 mil defunciones sería una catástrofe para el país! Por ello el mote del “Dr. Muerte”. La vacunación vino a minimizar un poco su lamentable actuación al servicio de un protector, que lo ha sostenido contra viento y marea. Un indiscutible revés de la llamada 4T, tal vez de los más graves. El valioso hombre de ciencia perdió credibilidad.
Resulta obvio que el Dr. López Gatell ha solicitado su renuncia desde hace un buen tiempo, pero lo han sostenido, alargándose su martirio de verse vilipendiado todos los días, incluso por la misma clase médica. ¿Tendrá un cruel destino como profesional? ¿Culminará su vida en el más terrible ostracismo? Me temo que en nuestro país, nadie en su sano juicio, querrá tenerlo en su nómina. O: ¿Le ofrecerán una oportunidad en el extranjero? ¿Lo invitaría la OPS/OMS como experto asesor? O lo más insólito y para Ripley:: que sea el ungido como ¡el próximo Secretario de Salud de México!
Con ese brillante arsenal curricular el 1º de diciembre del 2018 tomó posesión de su máxima responsabilidad oficial, siendo subordinado del Dr. Jorge Carlos Alcocer Varela, quien fue designado por el presidente de la República como titular de la Secretaría de Salud Federal. El Dr. López Gatell, nacido en la Ciudad de México, tiene 54 años de edad. En el primer año de su gestión, 2019, tuvo un desempeño favorable, no recuerdo que se la haya cuestionado nada. Todo lo contrario ocurrió al introducirse la pandemia del Covid-19 en nuestro país desde el inicio del 2020 y especialmente cuando el 16 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, fue cuestionado por una reportera en el transcurso de la llamada “mañanera” en Palacio Nacional, sobre el contacto físico que sostenía con personas de comunidades marginadas durante sus giras de trabajo y la misma reportera le preguntó cuándo se haría la prueba de detección del Covid-19. Ante esa situación, AMLO le solicitó al Dr. López Gatell, al que ya lo había designado vocero oficial de la información sobre dicha pandemia, que aclarara lo que considerara necesario, atreviéndose a contestar ante todos los medios ahí reunidos y en transmisión nacional: … “Le voy a decir una cosa muy pragmática: casi sería mejor que padeciera coronavirus, porque lo más probable es que él en lo individual, como la mayoría de las personas, se va a recuperar espontáneamente y va a quedar inmune y entonces ya nadie tendría esta inquietud sobre él y que si llegara a ser portador del virus la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona, un individuo que pudiera contagiar a otros. El presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que tiene usted o que tengo yo, y usted también hace recorridos, giras y está en la sociedad. El presidente no es una fuerza de contagio”. (Ver mi artículo del 21 de marzo del 2020: “Traspiés del Dr. Hugo López-Gatell”). Desdeñó, contradictoriamente el uso del cubrebocas y no convenció a AMLO que lo usara para que fuera un ejemplo para la población. Ahí se inició el derrumbe estrepitoso del servidor público que continuó con un pésimo manejo asistencial y epidemiológico de la pandemia, calculándose en alrededor de 740 mil defunciones -directas o indirectas- por esa causa durante el trienio de la emergencia sanitaria: ¡Y había pronosticado en mayo del mismo 2020 que 60 mil defunciones sería una catástrofe para el país! Por ello el mote del “Dr. Muerte”. La vacunación vino a minimizar un poco su lamentable actuación al servicio de un protector, que lo ha sostenido contra viento y marea. Un indiscutible revés de la llamada 4T, tal vez de los más graves. El valioso hombre de ciencia perdió credibilidad.
Resulta obvio que el Dr. López Gatell ha solicitado su renuncia desde hace un buen tiempo, pero lo han sostenido, alargándose su martirio de verse vilipendiado todos los días, incluso por la misma clase médica. ¿Tendrá un cruel destino como profesional? ¿Culminará su vida en el más terrible ostracismo? Me temo que en nuestro país, nadie en su sano juicio, querrá tenerlo en su nómina. O: ¿Le ofrecerán una oportunidad en el extranjero? ¿Lo invitaría la OPS/OMS como experto asesor? O lo más insólito y para Ripley:: que sea el ungido como ¡el próximo Secretario de Salud de México!
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