Profesionales sin empleo en México

 Existen en nuestro país 471 instituciones públicas de nivel superior y 880 privadas, con 1,587 establecimientos. Entre todas ellas cada año egresan miles de nuevos profesionales de todas las disciplinas habidas y por haber; así mismo, también concluyen sus estudios miles de nuevos graduados en infinidad de maestrías y doctorados, y muchos de ellos con uno o más diplomados como complemento de su formación escolar. Sin embargo, luego de las suntuosas ceremonias de graduación con el uso generalizado de toga y birrete, las infaltables fotografías individuales, de grupo y con los familiares, y el consabido banquete familiar luego de los actos de carácter religioso de acción de gracias a Dios, un halo de incertidumbre se deja sentir en los nuevos profesionales al tratar de conseguir empleo y no encontrarlo pasando a formar parte de la población desempleada, en parte porque infinidad de familias difícilmente pueden apoyar económicamente al recién graduado para que trabaje de manera independiente, como es el caso de los abogados, médicos, dentistas, psicólogos, ingenieros, arquitectos, etc., que bien pudieran aplicar sus conocimientos y hacer experiencia en su propio despacho, oficina, bufete o consultorio, según sea la profesión. No pocos de los recién egresados ingresan a dependencias del sector público o a empresas del sector privado donde cubren funciones que nada tienen que ver con su preparación profesional y donde les pagan raquíticos salarios.

En el caso de los médicos que no superan el examen nacional de residencias médicas para continuar su formación hacia una determinada especialidad y por ende disponer del apoyo de una beca mientras transitan en un hospital del sector público autorizado para tal fin, no les ha quedado otro remedio que incorporarse a los servicios que ofrecen empresas como las del llamado “Dr. Simi” o a los consultorios anexos a las farmacias del “Ahorro” donde reciben honorarios por debajo de sus expectativas o del nivel de pago que ofrecen las dependencias del sector salud.

La realidad es que miles de nuevos profesionales optan por formar parte de los 32 millones de connacionales que se encuentran en condiciones de informalidad laboral, dicha cifra constituye el 55.23% de la población económicamente activa u ocupada de México. Según datos recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la tasa de informalidad se incrementó desde el 54.85% a fines del 2022. Lamentablemente la población informal es un universo de personas laboralmente vulnerables y tal situación suele acompañarse de menores salarios, inestabilidad y carencia de protección social, como lo expresa Gabriela Siller, directora de Análisis Económicos del Grupo Base (Darinka Rodríguez/ 30 de junio del 2023.

En el supuesto de que la resta de nacimientos y defunciones fuera del orden de un millón de personas en nuestro país, (dato del 2021), dicha cifra es sumamente importante para efectos de la planificación de los programas sociales porque hay que satisfacer las necesidades de los nuevos ciudadanos y atender los rezagos de las generaciones anteriores. Ejemplo de ello es la indispensable vinculación para que la oferta educativa se adapte a la demanda de fuentes de empleo para los egresados de las instituciones de educación superior, situación que, desde que yo recuerde nunca ha sido preocupación de los gobiernos federales y estatales cuando de planificar se trata, pues prácticamente la palabra vinculación no aparece en los planes de desarrollo nacional, estatal y municipal, con el objetivo de ofrecer fuentes de empleo de acuerdo a la cantidad de egresados de la gran variedad de licenciaturas y de estudios de post grado que ofertan las instituciones de nivel superior. Por tal razón año con año miles de nuevos profesionales carecen de un empleo según su preparación y el que se ofrece no garantiza una digna remuneración económica ni prestaciones sociales. En el caso de la profesión médica se dispone de 165 escuelas o facultades en el país y todavía se siguen autorizando más planteles de dudosa calidad en sus planes de estadio, cuyos alumnos no tienen ninguna garantía de empleo cuando egresen.

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